REFUTACION POLITICA
DE UPD (Y CIUTADANS)
Artículo de Enrique Suárez Retuerta en “Ciudadanos
en la red” del 16 de mayo de 2008
Por su interés y relevancia he seleccionado el
artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.
Ante
el descalabro político e institucional que se vive en España, que partidos
políticos como el PP o IU hayan entrado en profunda crisis tras el triunfo
electoral del PSOE, es sólo un signo de la apropiación absoluta del poder del
Estado por parte del partido que dirige Rodríguez Zapatero. Quienes pretendan
hacer oposición convencional, están condenados al fracaso, porque el poder
totalitario absorbe cualquier discrepancia e impide cualquier alternativa.
Algo parecido ha ocurrido con los partidos nacionalistas en Euskadi y Cataluña,
cuando han comprobado en su perplejidad, que el PSOE les recortaba resultados
para su representación nacional, en sus acotados y cuidados territorios
electorales, a pesar de estar gobernando en sus comunidades. Abocándolos al camino
de la sedición y apartándolos de las rentables negociaciones de su añorada
independencia de España.
¿Y qué ocurre con las nuevas formaciones políticas como Ciutadans
y UPyD?. Ambas opciones son
modelos replicantes con una declaración de buenos propósitos, que responden a
la demanda del elector harto de ver como sus votos no sirven más que para que
los políticos sigan viviendo magníficamente y las cosas sigan igual, en
realidad cumplen con una función compensatoria al proclamarse como alternativas
a lo existente, aunque en realidad son más de lo mismo. Solo se distinguen en
su ubicación territorial, Ciutadans está afincado en
Cataluña, y UPyD en toda España menos en Cataluña
(donde exclusivamente se mantiene como presencia inútil y testimonial).
Ciutadans y UPyD no son más
que “señuelos políticos” que atraen nuestra atención con un modelo organizado
de forma comercial (buen marketing), orientado a la demanda propia del
consumidor político medio que reconoce el marasmo político en el que vivimos.
Un portavoz con una retórica excelente, un mensaje crítico con la forma de
hacer política en este país, unos eslóganes atractivos: “solo nos importan las
personas”, “lo que nos une”; un posicionamiento próximo a los ciudadanos y ya
tenemos la cara de un producto suculento para el consumo político.
El problema es la cruz, porque cuando se ahonda en la organización interna de
estas formaciones se puede comprobar que se repiten los mismos procesos: un
aparato jerárquico controlado con mano de hierro (en UPyD
por Carlos Martínez Gorriarán, en Ciutadans,
ni se sabe), una oligarquía organizada en el único interés de sacar el producto
adelante (estabilidad y coherencia), una ausencia de democracia real, y una
colección de arribistas ascendidos desde la dirección política del partido que
no presenten problemas a la consolidación de la obra. Aderezado todo ello con
algunos gestos autoritarios como la ausencia de respeto a las reglas,
estatutos, criterios democráticos o simplemente de justicia, tenemos
configurada la máquina de conseguir votos. Son organizaciones totalitarias, con
aspecto de híbridos políticos entre la democracia y la confianza.
Albert Rivera y Rosa Díez son excelentes oradores, que saben perfectamente lo
que quieren escuchar sus audiencias y aparentar que son la única alternativa
posible a todo lo existente, de ahí su éxito. Son personas-anuncio que pasean
por el mundo la bondad de la democracia, igual que podrían convencernos de la
eficacia de un crecepelo o la excelencia de un
perfume.
Ciutadans es un proyecto fracasado, y UPyD seguirá sus pasos, no por ausencia de liderazgo, sino
por exceso de celo de los muñidores de su organización interna, que una vez más
han decidido prescindir de los críticos con capacidad de generar un discurso
propio, para quedarse con los aquiescentes dispuestos a celebrar cualquier
nimiedad pronunciada por los elegidos para la gloria.
De lo que se deduce que ni Ciutadans, ni UPyD tienen en mente resolver ninguno de los problemas
políticos que tenemos los ciudadanos españoles, más bien lo que buscan es
consolidar posiciones públicas que les reporten beneficios económicos, poder y
reconocimiento. En Ciutadans se han desmoronado, y en
UPyD han comenzado la “caza de brujas” para erradicar
cualquier voz crítica.
Por eso resulta cómico escuchar a Albert Rivera o a Rosa Díez hablar de la
regeneración democrática, de la igualdad y la libertad, de la Constitución, de
los derechos civiles, de la justicia, y comprobar que en sus propias
formaciones políticas brillan por su ausencia. ¿Cómo se van a conseguir esos
objetivos?, cabe preguntarse, si precisamente quienes podrían afrontar ese reto
con sus propios recursos, son excluidos y desterrados.
En fin, ni Ciutadans, ni UPyD
serán algo más que operaciones mercantiles de la política, con discursos
propicios al consumo fácil por parte de los ciudadanos desesperanzados,
hastiados y aburridos; sus aparatos totalitarios se encargarán de acabar con
cualquier oportunidad real de cambio, porque en realidad no les interesa más
que mantenerse en el poder a cualquier precio, dentro del partido, y fuera de
él ,tener una presencia suficiente para que sus líderes se puedan liberar
económicamente de sus obligaciones anteriores, mientras pasean su aureola de
autenticidad por los escenarios.
Son movimientos sectarios que buscan la despersonalización y la alienación de
sus militantes, a los que solo consideran comparsas de la obra, por eso en su
seno sólo triunfarán los obedientes con ambiciones personales y fracasarán los
críticos con ambiciones públicas. Se repite en UPyD
la misma historia que previamente se vivió en Ciutadans.
Que nadie se considere defraudado tras este aviso, no esperen nada, porque nada
se puede esperar del más de lo mismo.
Enrique Suárez Retuerta