JOSÉ BONO: O DIMITE O LO CESAN

 

Editorial de  “La Estrella Digital” del 19.01.06

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el editorial que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

La crisis nacional provocada por el nuevo Estatuto de Cataluña y la negociación con Batasuna y ETA está estallando dentro del Gobierno y del PSOE, tras haber provocado no pocos incidentes en el seno de las Fuerzas Armadas y enfrentamientos políticos y territoriales entre el Gobierno de Cataluña y el resto de España, que dejan al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en la peor evidencia política por su irresponsabilidad y la pretensión de alterar con subterfugios el texto constitucional y de eludir la aplicación de la ley, como ha ocurrido con la pretendida asamblea de Batasuna en Barakaldo.

En estas especiales y graves circunstancias, el ministro de Defensa, José Bono, conocedor, por la vía del CNI, de la inquietud creciente en el seno del Ejército sobre el Estatuto catalán (por lo que se vio en la necesidad de lanzar una arenga al Ejército pidiendo lealtad constitucional), acaba de anunciar que la palabra “nación” no estará en el Estatuto catalán, ni en el preámbulo ni en los artículos, en contra de lo dicho horas antes por el presidente Zapatero y la vicepresidenta De la Vega. La que se ha visto obligada repetir, una vez más, que el término “nación” estará en el preámbulo del Estatuto, lo que es sin lugar a dudas tan inconstitucional como si estuviera en el articulado.

A la vez que supone que el PSOE, al aprobar semejante inclusión del término “nación” en dicho Estatuto, habrá negado la condición de España como única nación del Estado, lo que puede tener una amplia repercusión en todo el territorio nacional en contra del Partido Socialista.

Y puede ser precisamente esto último, y el serio deterioro de la crisis nacional, lo que ha llevado al presidente de Extremadura, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, a pedir que se pare en seco el proceso de reformas estatutarias para pactar un consenso de reforma constitucional con el PP, lo que a su vez supone una rebelión en toda regla en el seno del PSOE que ya veremos si llega como tal al Comité Federal de este partido que se va a reunir este fin de semana en Madrid. 

En todo caso, la situación del ministro Bono en el seno del Gobierno es insostenible y esta vez debe concluir con su dimisión —si es que no la ha presentado ya— o con su cese, a la vista de la más que clara divergencia pública con el presidente del Gobierno y varios miembros del gabinete en un asunto tan crucial como el Estatuto catalán.

Un Estatuto que, de manera vergonzante, se está negociado en secreto para hurtar a los españoles las trampas constitucionales que encierra, como con nocturnidad y bajo vigilancia policial se han tenido que trasladar desde Salamanca a Madrid todos los documentos de la Guerra Civil reclamados por la Generalitat, y cuya dispersión por presión de los nacionalistas —una más— acabará por destruir dicho archivo, que es patrimonio nacional.

El ministro Bono quizás debió dejar el Gobierno hace ya bastantes meses, pero ahora ya no tiene más excusas ni le debe más lealtad al presidente Zapatero, porque es el jefe del Gobierno quien está faltando a sus compromisos de lealtad con la ley y con la Constitución, al menos en sus intenciones. Y porque Zapatero, en lugar de defender los intereses generales de España y los españoles, se ha puesto del lado de los nacionalismos independentistas y excluyentes, metiendo a su partido, el PSOE, en unos derroteros que alguien deberá rectificar.

Si José Bono sale del Gobierno, como parece obligado e inevitable, Zapatero deberá pensar que la metástasis que ya invade su Gobierno y que progresa en su partido sólo se puede frenar e incluso curar con su propio cese o dimisión, a la vista de sus disparatados y gratuitos errores y del daño que está causando en la convivencia nacional.