ENSAYANDO UN NUEVO 11-M
Artículo de Iñaki EZKERRA en “La Razón” del 07/12/2004
Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)
La Euskal Telebista las llamó en sus informativos «bombas de baja intensidad»
para dar a entender que ETA es muy buena o por lo menos no tan cruel como el
fundamentalismo islámico pero fueron todo un ensayo general para un nuevo 11-M
que, si algún día logra consumarse, sí llevará (no se preocupen) la firma
inequívoca de ETA. Fueron lo que, de hecho, ya se puede denominar, usando la
expresión de la televisión oficial vasca, «un 11-M etarra de baja intensidad». Y
lo mismo puede decirse de las bombas de ayer. Lo único que ha cambiado es el
número –de cinco a siete– y la ampliación del escenario. ETA nos ha querido
demostrar que puede repetir el 11-M tanto en Madrid como en toda España y esta
vez con la rúbrica bien puesta del hacha y la serpiente si no se cede al
chantaje formulado por Batasuna en el mitin de Anoeta y por la foto de Egunkaria
aquella misma mañana del viernes en el hotel madrileño NH Zurbano. Porque aquel
mitin terrorista de Otegi y esa foto de familia de todo el neofranquismo vasco
representan lo mismo: la exigencia de que claudique ante ETA el Estado de
Derecho.
A diferencia del 11-M original, estos dos amagos de plagio que hemos vivido
en cuatro días vienen precedidos de un claro planteamiento del chantaje. La foto
de Egunkaria pretendía obstaculizar el trabajo de la justicia, impedir que se
investigue la trama financiera de ETA y estigmatizar a un juez tanto para
intimidarle como para que «sea justificable su asesinato». Y en esa foto estaban
todas las caras de Lizarra. Estaban todos los partidos con el Caudillo a la
cabeza. Estaba el jefe del aparato logístico de Elkarri, que hoy es el
relaciones públicas del Plan Ibarretxe. Estaba un representante de la iglesia
vasca nacional-católica y dos del nacional-sindicalismo vertical vasco. Estaba
un cuentista subvencionado del régimen y de la ultraderecha sabiniana que lleva
mal el fracaso literario y exige con increíble éxito el linchamiento e incluso
la cabeza del crítico que no le adula. ¡Nadie más idóneo para pedir la libertad
de expresión!
Como en Lizarra, toda esa gente está haciendo ya campaña electoral para las
autonómicas. La foto de Egunkaria, que sigue a la de Anoeta, es la de la
plataforma Otegi-Ibarretxe. Y, como en Lizarra, vuelven a oírse las mismas
tonterías que puso en circulación Euskal Herritarrok y antes Batasuna, las
mismas expresiones risibles que ya huelen: «ahora es el Gobierno el que debe
mover ficha», «es el Gobierno el que tiene la pelota en el tejado», «no se debe
desaprovechar esta oportunidad», «ETA anula a Batasuna», «en el MLNV mandan los
milis sobre los políticos», «algo se mueve en HB», «algo se mueve en ETA»… Ya
sólo falta la tregua. La única diferencia que hay entre ambas situaciones es que
hoy ETA sabe cómo España reacciona ante el miedo. ETA ha visto el 11-M y ha
tomado apuntes. Por eso está jugando a insinuarlo. Nada nos sale gratis y el
miedo menos.