LAS TORTAS DE IBARRETXE

 

 Artículo de Iñaki EZKERRA  en  “La Razón” del 06/01/2005

 

Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)

Como no soy tan hipócrita ni tan gazmoño como Zapatero, la amenaza de Ibarretxe de solucionar las cosas a tortas no me ha impresionado nada, la verdad. Es más, estoy por enviarle una carta de felicitación al lehendakari ya que, con esa rueda de prensa que tanta y tan ridícula escandalera ha levantado, el nacionalismo sabiniano acaba de dar el paso más decisivo de la etapa democrática en el camino de la normalización del País Vasco: de repente hemos pasado de los tiros a las tortas. No me dirá el lector que no es para celebrarlo. Si Ibarretxe está dispuesto a entrar por el aro democrático con un par de leches yo mismo me ofrezco a dárselas ahora mismo. Lo más que me podría pasar es que me las devolviera pero entre salir con uno ojo morado a salir con un tiro en la nuca hay cierta diferencia. ¿Nos van a impresionar las tortas de Ibarretxe a quienes vamos escoltados para que no nos asesinen? ¿Vamos a sorprendernos a estas alturas de esa salida macarrilla de un lehendakari que tuvo un predecesor (Garaikoetxea) que a la hora de presionar a Madrid decía exactamente lo mismo sólo que poniendo en el lugar de la palabra «tortas» la palabra «muertos»? ¿Es que nos hemos vuelto ya tan fariseos como el PNV? ¿Nos escandalizan más las tortas de Ibarretxe que el millar de asesinados de ETA? La gente tiene miedo en el País Vasco al Plan de Ibarretxe y a sus tortas. No está mal que se le tenga miedo a eso pero siempre que se sepa que no es sólo a eso a lo que hay que tenerle miedo sino al Plan Guevara que el PSOE nos quiere vender como la gran solución. La gente empieza a ver cerca la catástrofe, el abismo de la secesión y le suenan las alarmas de emergencia. Pero uno experimenta mucha prevención ante esas expresiones –catástrofe, abismo, emergencia, alarma…– porque teme que el miedo que nos inspire el Plan Ibarretxe nos arroje en brazos del Plan Guevara que es otro abismo pero de caída lenta. Con que aceptemos sólo la expresión «comunidad nacional» habremos abierto la puerta a otros veinticinco años en los que la consigna del nacionalismo no será otra que «a una nación le corresponde un estado». La catástrofe más probable que le espera al País Vasco no es la balcánica sino la de pasarse un cuarto de siglo más como se ha pasado este último cuarto de siglo, hablando todo el día de unos tíos feos. Uno no tiene miedo a la guerra civil sino a que le den la chapa otros veinticinco años con la misma cantinela soberanista, la misma inestabilidad institucional y económica, el mismo terrorismo…
   No es que no haya que temer al desafío nacionalista sino que también hay que temer a esa otra catástrofe dilatada que nos trae Patxi López como salvación, catástrofe no por conocida menos mala. Bienvenidas sean las tortas de Ibarretxe si gracias a ellas reaccionan los que no reaccionaron a los tiros y las bombas, pero que esas tortas no nos impidan ver la panadería entera que hay detrás como el árbol que no deja ver el bosque.