ZAPATERO EL PACIFICADOR

 

 Artículo de Iñaki EZKERRA  en  “La Razón” del 26/04/2005

 

Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)

 

Ya puede sentirse satisfecho Zapatero el Pacificador. Ya ha conseguido en un breve espacio de días lo que lleva mucho tiempo buscando: resucitar simultáneamente a la ultraderecha española y a la ETA política a las que, paradójicamente, Aznar el Guerrero había logrado enterrar. Aquí unos cardan la lana de la violencia

y otros se llevan la fama, la mala fama. Yo creo que sería una verdadera injusticia no reconocerle a Zapatero la autoría de estas dos resurrecciones consecutivas y espectaculares que de pronto nos han trasladado en el tiempo a finales de la década de los setenta: en el País Vasco una Batasuna boyante que puede formar

mañana gobierno con el PNV sin ningún complejo dada la obscena radicalización de este último

partido mientras en Madrid salen de la cripta más draculesca y mohosa de la Transición las momias de Santiago Carrillo y Blas Piñar, las águilas preconstitucionales, los enemigos de las librerías...

Y lo peor de estas dos resurrecciones extemporáneas es que se han producido obedeciendo a una misma estrategia y a un mismo motivo electoralistas. A Zapatero le interesa que vuelva a España la ultraderecha exactamente por la misma razón por la que le interesaba que volviera ETA a las urnas vascas: para así quitarle

votos al partido rival. Si para mermar al electorado del PNV y EA el pasado 17 de abril merecía la pena revivir a los representantes de la opción terrorista, para quitarle votos al PP en las próximas consultas electorales (en las generales, en las municipales, en las autonómicas madrileñas o en todas a la vez)

también puede merecer la pena cargarle las pilas al fantasma ultraderechista por si, entre algún

sector todavía indeciso del centro socio-político, tiene alguna verosimilitud y algún efecto negativo esta artificial operación de descrédito de la derecha y por si aún es posible desgajar del electorado popular

la franja más reaccionaria que hoy se encuentra «reciclada a la derecha posibilista». Toda la publicidad del PSOE ha ido dirigida en esa dirección –la de invocar a la ultraderecha extinta– desde antes de su llegada al poder. El PSOE necesita de la ultraderecha entre otras cosas para parecer el partido de izquierdas que no es.

Se dice estos días que los personajes que irrumpieron en la presentación de Carrillo son unos robots a los que les da cuerda Pérez-Rubalcaba y que han vuelto al armario de Ferraz de donde salieron. Conviene ir hasta el fondo de este asunto porque los grandes incendios forestales comienzan con una cerilla. Si en Euskadi

esta gente ha sido capaz de resucitar a la ETA política para quitarle unos escaños al adversario (con lo grave que es el problema terrorista) no es cosa de dejarles repetir la operación con los ultras y a escala nacional. España no puede permitirse un problema más para que el PSOE tape los suyos y para que los nacionalismos

catalán o vasco justifiquen sus propios excesos. Con un pacificador como Zapatero hay que echarse a temblar. Ojo con Rubalcaba.