NAVARRA Y EL ASCO

 

 

 Artículo de Iñaki Ezkerra en  “La Razón” del 09.08.07

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

 

El gesto de dimisión de Puras es espurio. Es un ademán digno

para tapar la indignidad, es un heroísmo de la traición

 

No se rompieron carnés socialistas ni cuando el Gobierno excarceló a De Juana ni cuando renunció a ilegalizar ANV y antes al PCTV, ni cuando llevó al Congreso de los Diputados a la negociación con ETA, ni cuando se supo que Eguiguren había comenzado a tirarles los tejos a los asesinos recién firmado el Pacto por las Libertades, ni cuando se calló a las víctimas y se llamó mentirosos a esos mismos empresarios que denunciaron las cartas de extorsión durante el maldito «proceso» y a los que ahora se les pide con desfachatez que «resistan ». Nunca un socialista rompió su carné ante ninguno de esos hechos, ni cuando Roldán se quedó con el dinero de los huérfanos de la Guardia Civil, ni cuando estalló aquella fantástica bomba de mierda que fue el Ministerio de Interior hasta 1996, ni en la legislatura de Zapatero ni en las de Felipe. Siempre callaron. Siempre otorgaron. Siempre cerraron filas. ¡Y cuidado que no han pasado cosas graves en el socialismo navarro para que los militantes rompieran sus carnés!

No lo hicieron nunca. Lo hacen ahora y lo han tenido que hacer por esto, porque la cúpula de su partido no les deja irse con los nacionalistas. Por esto se larga Puras. Se tienen esos gestos de dimisión cuando se nos quiere obligar a cometer una villanía, no cuando se nos impide hacerlo. El gesto de dimisión de Puras es espurio. Es un ademán digno para tapar la indignidad, es un heroísmo de la traición, una  nauseabunda paradoja.

Más cuando sabemos que Ferraz sólo le imponía esperar a las generales de marzo para comerse el pastel del poder y mandar a Miguel Sanz a la caseta. El PSOE nos va a vender esa momentánea y táctica renuncia a pactar con Nafarroa Bai como un sacrifi cio en nombre del constitucionalismo, pero a otro perro con ese hueso. Porque se trata exactamente de lo contrario, de un instrumento persuasivo para que ETA valore lo que puede ganar si ayuda a Zapatero en las próximas elecciones con otra «tregua» y lo que puede perder si no lo hace: la Navarra que le habían prometido.

Aquí lo único que se está viendo es la avidez indisimulada y la urgencia hortera por pillar sillón. Comparto  totalmente el asco que Gabriel Albiac mostraba el lunes por el papelón de Puras y de Sanz en esta comedia. Pues tampoco Sanz se libra de  responsabilidad en lo que pase en Navarra durante los próximos meses. Esperanza Aguirre había soltado la idea de que UPN cediera al PSN la presidencia en un gobierno bicolor y ésa era una opción tan sensata como patriótica. Por un lado, UPN se regeneraba del desgaste del poder pero sin pasar a la oposición. Por otro, se garantizaba para cuatro años la interesada fidelidad socialista y se conjuraba tanto el peligro nacionalista como los flirteos del PSOE con ETA. No era un mal precio a pagar si estaba en juego el interés general. Y es que no se puede estar vendiendo el «España se rompe» y el «nos venden Navarra» aunque sea sin convicción, como lo hace Miguel Sanz, para luego demostrar que donde esté un carguito que se quiten los fueros y las patrias. Sanz resulta desconcertante con su perfi l bajo, sus silencios y sus cautelitas en contraste con su discurso apocalíptico.

Sanz quería más votos y no los ha conseguido. Quizá el electorado es más sabio de lo que parece. Quizá Navarra es una metáfora de España.

Sí, Gabriel, qué asquete da todo esto.