EL DEBATE PREIDEOLÓGICO
Artículo de Iñaki Ezkerra
en “La Razón” del 28.04.08
Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que
sigue para incluirlo en este sitio web.
Se ha dicho que Esperanza Aguirre quiere abrir en el PP el debate ideológico y
quizá sea la persona capaz de hacerlo, pero la verdad es que en su famoso
discurso del «no me resigno» no había ni una pizca de ideología todavía. Lo que
había es un saludable cambio de tono, una arrebatadora voluntad de cambio, de
hacer el debate ideológico y el gastronómico y el que haga falta. Porque, lejos
de entrar en la ideología, ese partido está aún en una fase anterior. Ese
partido debe empezar por decidir si efectivamente quiere ser ideológico o si
sólo quiere ser táctico pese a lo mal que le ha ido con los tacticismos
en estas elecciones. Lo catastrófico es no ser ni una cosa ni otra de veras, o
sea, hacer valer durante toda la pasada Legislatura la causa de las víctimas
del terrorismo y a última hora -en la campaña electoral- decir que lo
importante es el inglés y la economía. Porque entonces le pasa a uno lo peor
que le puede pasar: que la misma ideología y los mismos valores morales que ha
esgrimido quedan delatados como pura táctica. Y es que la del «perfil bajo» es
la más hiperbólica expresión del tacticismo, la
antítesis de toda ideología y de toda ética: no defender un mensaje claro para
que el rival no se movilice.
El problema es que la táctica también exige coherencia y claridad expositiva,
no admite proyectos contrapuestos que no casan. Si se escoge a Manuel Pizarro
«tácticamente» para hacer la campaña electoral es por lo que tiene de persona
ajena a la política, de hombre de empresa, de señor de la calle espontáneo y
hasta castizo que le va a cantar al Partido Socialista las verdades del
barquero. Pero si luego van los del «perfil bajo» y le lobotomizan
en un retrete de Génova, si van con otro proyecto y otra táctica distinta -la
plana, la sosa, la desmovilizadora- lo que sale es lo
que salió en su charleta televisiva con Solbes: «Ni
chicha ni limoná». En realidad, el Partido Popular no sólo está en el debate preideológico, sino en el pretáctico.
Esperanza Aguirre quiere analizar en el Congreso de junio la derrota, y es
lícito. La pregunta que se deben hacer en ese partido no es «¿qué
táctica debemos escoger para ganar las próximas elecciones?», sino, «¿por qué
el electorado español prefirió antes que a nosotros a un mentiroso?».