¿EL ‘CASO MILLET’ ABRASA A CDC?
Casi todos los indicios apuntan al partido de Artur
Mas
Artículo de Jordi García Soler en “El Plural” del 26 de octubre de 2009
Por su interés
y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio
web
El saqueo del Palau de la Música Catalana de Barcelona, perpetrado por Fèlix Millet y sus cómplices, ha entrado ya de lleno en el terreno político. Cada vez son más abundantes los indicios que apuntan hacia una íntima relación entre una parte sustancial del dinero sustraído y la financiación irregular de CDC, el partido nacionalista fundado por Jordi Pujol y liderado en la actualidad por Artur Mas. Así lo atestigua el recurso de la Fiscalía ante la Audiencia de Barcelona, que solicita el inmediato ingreso en prisión del propio Millet y de su principal compinche, Jordi Montull. Se estima que podrían ser condenados a penas de prisión por un mínimo de 14 años, o a muchos más, si finalmente se confirma que cometieron, también, malversación de caudales públicos.
En un
extenso escrito de cerca de treinta páginas la Fiscalía eleva ya a cerca de 20
millones de euros la cantidad de dinero desviada sólo durante los últimos cinco
años, no sólo en beneficio propio, sino también en varios pagos en dinero
negro, en algunos casos en concepto de "comisiones". Entre estos
desembolsos figuran los descubiertos en unas notas manuscritas de Montull, director administrativo del Palau,
en las que se detallan "comisiones" pagadas a los nombres de
"alcalde", "Convergència" y
"campañas electorales", por un importe de 550.000 euros, relacionados
con un proyecto urbanístico de Millet en la localidad
barcelonesa de L'Ametlla del Vallès,
municipio gobernado por CiU y en el que Millet
consiguió recalificar un solar en 2002.
Subvenciones directas e indirectas a CDC
La
documentación citada por la Fiscalía incluye también los pagos realizados por Millet al entonces ya militante y hoy dirigente de CDC Àngel Colom, por importe de al menos de 150.000 euros,
donados a la nonata Fundación Privada Espai Catalunya
y destinados, según ha reconocido el propio Colom, a enjuagar las pérdidas del Partit per la Independència,
creado por Colom y Pilar Rahola, entre otros, como
escisión de ERC. También constan los más de 630.000 euros donados por Millet a través de la Fundación Orfeó
Català-Palau de la Música Catalana a la convergente
Fundación Catalanista i Demòcrata Trias Fargas.
El Gobierno de Jordi Pujol desoyó varias denuncias
Por si
no bastara y sobrara ya con todos estos datos, ha trascendido también que el
Gobierno de la Generalitat, presidido entonces por Jordi Pujol, desoyó una
auditoría oficial realizada por su propio Departamento de Economía y Finanzas,
dirigido entonces por el consejero Francesc Homs,
denunciando la existencia de "irregularidades relevantes" en el
Consorcio del Palau de la Música Catalana. En dicha
auditoría se alertaba que en 2001 y 2002 salieron del citado consorcio 539.424
euros no justificados, transferidos al Orfeó Català, presidido por el propio Fèlix
Millet, que era asimismo el presidente de la
Fundación Orfeó Català-Palau
de la Música Catalana y del mismo consorcio. Previamente la Sindicatura de
Cuentas ya había advertido a la Generalitat de la irregularidad de estas
aportaciones.
Artur Mas resucita el "caso Banca
Catalana"
Acosado
por estas y otras informaciones, el actual líder de CDC y CiU, Artur Mas, ha intentado salirse
por la tangente y recordar el "caso Banca Catalana", cuando en 1984
Jordi Pujol fue imputado pero no procesado por el fundimiento
de aquella entidad financiera. Desde las mismas filas convergentes, Xavier
Trias dijo que no debería hacerse ningún paralelismo entre ambos casos,
mientras desde el PSC, ERC e ICV-EUiA le han
recomendado a Mas que se deje de victimismos y retorne al Palau
el dinero recibido por CDC. Y es que es de suponer que Artur
Mas se equivocó, una vez más, al hacer esta comparación, y no sólo porque en el
"caso Banca Catalana" sólo se observaron faltas y no delitos,
mientras que en el "caso Millet" los
principales imputados han reconocido ya su actividad delictiva, al menos en
parte; sino porque en este último caso es evidente que los implicados se han
enriquecido extraordinariamente con sus fechorías, cuando esto no sucedió en el
"caso Banca Catalana".
Demasiados datos apuntan a CDC
Artur Mas y toda la actual cúpula
dirigente de CDC se equivocan si creen que el "caso Millet"
les puede salir gratis. Son ya tantos y tan evidentes los indicios de una
"amistad peligrosa" entre Fèlix Millet y CDC, con muy fundadas sospechas de financiación
irregular de este partido mediante desvío de fondos del Palau
de la Música Catalana, procedentes tanto de donaciones de patrocinadores como
de subvenciones públicas, que hasta que no devuelvan todo el dinero recibido de
Fèlix Millet y aclaren
fehacientemente su relación con él no podrán seguir tranquilos. Y aún así
subsistirán las sospechas acerca de estas supuestas "comisiones"
recientemente descubiertas, y las no menos fundadas sospechas acerca de la
lenidad en la actuación del Gobierno de la Generalidad presidido por Jordi
Pujol, con Artur Mas como "conseller
en cap" o jefe de Gobierno, ante las denuncias
realizadas por la Sindicatura de Cuentas y la Intervención del Departamento de
Economía y Finanzas.
"Indisoluble vinculación a la colectividad catalana"
Además, y este es un dato que tal vez cueste de entender a quien no conozca bien la sociedad catalana, el "caso Millet" afecta a unas instituciones como el Orfeó Català y el Palau de la Música Catalana, que como muy bien ha sabido definir la Fiscalía en su recurso a la Audiencia, son mucho más que unas meras entidades privadas. "Todo lo que representa el Palau por su historia, su función y su indisoluble vinculación a la colectividad catalans lo convierte en algo distinto de lo que podría ser una sustracción en una empresa mercantil cualquiera". Jordi Pujol lo sabe muy bien, ya que gran parte de su propia mitología política personal arranca de los llamados "fets del Palau", cuando fue detenido y torturado por la policía franquista por ser uno de los promotores de un acto de protesta contra las autoridades de la dictadura, hace ya más de medio siglo.