EL FANTASMA DE GÉNOVA

Bien, ¿y qué c... significa Cataluña, José Mari? Pues, muy fácil. A decir del mandado de su señor, Cataluña no significa otra cosa que nacionalismo catalán

 

Artículo de José García Domínguez  en “Libertad Digital” del  27.04.08

 

Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

Con un muy breve comentario a pie de título:

EL MUNDO AL REVES

Luis Bouza-Brey, 27-4-08 (23:30)

Fíjense Vds. como ha abducido el nacionalismo a los catalanes: se recitan las mayores aberraciones con toda naturalidad, sin que nadie se entere de la anomalía.

Por ejemplo, estos días atrás el señor Pujol le recomendaba al Presidente de la Generalitat, Sr. Montilla, que se integrara más en Cataluña. Y yo me preguntaba: ¿no será el Sr. Pujol el que tiene que integrarse más en Cataluña, y reconocer que ésta es plural, en lugar de intentar hacerla monolítica y monocultural?

Otro ejemplo: la señora Chacón, de la que dicen que es socialista, acusaba a los que reclaman el bilingüismo en la enseñanza de xenofobia, como si aquí lo que estuviera predominando desde hace unos cuantos años no fuera la xenofobia de rechazo del castellano ---idioma oficial del Estado, por otra parte, de acuerdo con la Constitución--- por parte de nacionalistas y compañeros de viaje, a fin de ahormar a la sociedad catalana en el delirio identitario.

Ahora el PP afirma que tiene que hacerse nacionalista para “modularse” a Cataluña (léase, a los votos del nacionalismo catalán).

En fin, como ven, debo estar loco o he vuelto a la infancia y digo las cosas tal como son. Y lo que les digo es que este país agoniza, y Sísifo está a punto de mandar la roca a hacer puñetas para sentarse a descansar. Que San Wilfredo el Piloso nos ampare.

Según revelaba ayer a La Vanguardia, ese feliz consorte del PSC que responde en el siglo por José María Lassalle ansía transformar el discurso liberal de la derecha española en un proyecto de "amplio espectro"; es decir, que pretende convertirlo en una gran fantasmada si nos atenemos a la etimología primigenia de sus palabras. Y para que nos empiecen a quedar claritos los fines telúricos que mueven al chico de las ideas de la planta quinta de Génova, el marido de su legítima depuso a continuación que "hemos perdido las elecciones en España porque en esa comunidad [Cataluña] no obtuvimos el resultado esperado". Por lo visto, José Mari esperaba obtener tropecientos diputados de ventaja sobre los socialistas gracias a la lucidez estratégica de la candidata de Rajoy, una tal Dolors Nadal, ignota dama que se pasó toda la campaña jurando que el castellano jamás de los jamases ha sido perseguido en Cataluña, y descalificando a Aznar por asegurar que el Estatut rompe la España constitucional.

Y es que el resultado lógico, natural y previsible –barrunta el genio de Génova– hubiera sido el contrario. A saber. Que los catalanes, emocionados y conmovidos ante las avergonzadas confesiones autoinculpatorias de la propia de don Mariano hubiesen castigado con saña en las urnas a los socialistas. Mas que nadie se inquiete: el flamante secretario de Estudios del PP ya ha dado con la solución para desfacer tan terrible entuerto. Así, pedagógico, añadía a continuación: "Tenemos que hacer un esfuerzo de modulación [sic] y adaptación de nuestro discurso a lo que significa Cataluña". Está claro: el nuevo objetivo, o sea, la esforzada modulación discursiva, requiere como inexcusable premisa axial discernir qué c... significa Cataluña.

Bien, ¿y qué c... significa Cataluña, José Mari? Pues, muy fácil. A decir del mandado de su señor, Cataluña no significa otra cosa que nacionalismo catalán: "Debemos comprender la mentalidad catalanista que aglutina a la sociedad catalana [sutil alusión a las masivas concentraciones de bañistas en las playas de la Costa Brava durante todo el día de la votación del Estatut] y tejer complicidades [¿al tres por ciento compuesto?] que nos permitan acercarnos a quienes comparten con nosotros ser de centroderecha". Dicho en román paladino: no basta con pedir perdón por haber nacido, abjurar del discurso nacional y eclipsar a los líderes naturales del PP catalán sólo durante las campañas electorales: procede imperiosamente que nos sometamos de rodillas a la ideología nacionalista durante los 365 días del año.

En fin, mucha atención al chaval, que tiene futuro.

http://counters.libertaddigital.com:90/img/none.png?cpn=43285&type=o&section=ESP_D

José García Domínguez es uno de los autores del blog Heterodoxias.net.