POLÍTICA EXTERIOR: COSECHANDO TRIUNFOS

 

 Artículo de GEES  en “Libertad Digital” del 26/04/2005

 

Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)

 

En la relación entre naciones, como entre individuos, la autoridad es un intangible de extraordinario valor. Se gana con el tiempo, a base de seriedad y eficacia, y se expresa en el respeto que los demás, estados o particulares, muestran hacia uno. La autoridad facilita ser escuchado con atención y, por lo tanto, la defensa de los legítimos intereses. Al mismo tiempo, disuade a quien quiere violarlos.

 

España, después de décadas de esfuerzo colectivo, llegó a gozar de prestigio en el mundo. El capítulo más brillante corrió a cargo de José María Aznar, que tuvo el valor de dar pasos definitivos en ese sentido, como el Tratado de Niza, la Agenda de Lisboa, la foto de las Azores o la Carta de los Ocho. Pero esos hitos hubieran sido imposible sin el trabajo, sin duda patriótico, de los gobiernos que le precedieron.

 

La autoridad de España se ha venido a bajo por la irresponsable política de Rodríguez Zapatero, como se muestra cada día en una sucesión de tristes noticias.

 

Se nos comunicó que volvíamos al corazón de Europa, de donde, aunque no nos habíamos enterado, habíamos salido. Con los meses transcurridos tenemos la sensación de encontrarnos más bien cerca de los riñones, dada la nula presencia de nuestra diplomacia en el proceso real de toma de decisiones y la escasísima influencia en la defensa de los propios intereses.

 

Primero fue la renuncia voluntaria al sistema de votación aprobado en Niza, un hecho sin precedentes en nuestra diplomacia moderna, por el que España aceptaba tener menos votos en los mecanismos de decisión europea. Ellos nos lo exigieron y Zapatero, en vez de pensar en España, se plegó blandamente no a Europa, sino a los intereses nacionales de Francia y Alemania, tan legítimos por lo menos como los nuestros.

 

Tras el ejercicio de beatería europeísta desarrollado en el referéndum resulta que los verdaderamente europeístas, es decir los franceses, como Zapatero nos explicó, están mayoritariamente en contra del Tratado en cuestión y sólo como consecuencia de un ejercicio de presión mediática y chantaje moral votarán afirmativamente, si es que lo hacen.

 

Ahora que hemos abandonado el camino de la perdición liberal y atlantista y vuelto a la disciplina del intervencionismo estatal, el estancamiento económico y las políticas de apaciguamiento, resulta que en agradecimiento los otros habitantes del concurrido “corazón” nos dan la patada y amenazan con retirarnos sin contemplaciones los fondos de cohesión ¿Por qué no habrían de hacerlo si ya han comprobado la predisposición de Zapatero a ceder? Si huyó de Irak, renunció a Niza a las primeras de cambio y subordinó la política española a las directrices del Quai d’Orsay ¿qué necesidad tienen de hacer más concesiones?

 

En el Mundo Árabe Moratinos anda buscando alguien que le escuche. Ya parece que ha renunciado a tratar de convencernos de que Powell, antes, y Rice, ahora, le piden sus consejos. Cualquier día nos informará de que somos muy respetados en ésta o aquélla capital... cuando todos sabemos que nuestro nivel de influencia ha caído seriamente.

 

En América latina la nueva política orquestada por Zapatero, distante del Consenso de Washington, simpatizante de movimientos populistas anti-liberales y comprensiva con dictaduras comunistas ha logrado que nuestros empresarios disminuyan sus inversiones allí donde más feliz se siente el Presidente. Y es que peronistas y bolivarianos están encantados con que llegue el dinero español para luego gravarlo arbitrariamente con cargas de toda guisa, con las que paliar los desmanes que realizan en su propia caja.

 

La autoridad es esencial en política exterior, más aún cuando no se tiene poder coercitivo. La credibilidad, la seriedad, el trabajo bien hecho son armas negociadoras de extraordinario valor. Con demagogia, cobardía e insensatez, se pierden y los resultados están a la vista.

GEES, Grupo de Estudios Estratégicos.