PIRUETA MONTILLESCA Y RECORDATORIO ZAPATERINO

Artículo de Juan Carlos Girauta en “El Semanal Digital” del 18 de enero de 2010

Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web

La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida. Y hasta el "president" catalán se sube a ese carro para echarle el freno al discuro del buenista con traje de La Moncloa.

 

Yo he visto cosas que vosotros no creeríais, como diría el sensible replicante rubio de Blade Runner en sus últimos estertores. Y lo que he visto es más espectacular y memorable que "atacar naves más allá de Orión": he visto que Montilla se acaba de desmarcar expresamente del "discurso buenista" sobre la inmigración. O sea, que se ha desmarcado de Zapatero, que es en sí mismo un discurso buenista con traje, pues a todo extiende y aplica su buenismo el presidente. Y ese vocablo, ese constructo de tertulia liberal-conservadora que nadie ha definido (pero que todos intuyen con bastante precisión) es como lo del Retrato de Machado, pero al revés, pues los zapateristas son, en el mal sentido de la palabra, buenos.


Buenismo en estado puro es lo que empujó al actual co-líder de la conjunción planetaria a abandonar otrora a los aliados occidentales en Irak y lo que le mantuvo sentadito y quedo al paso de la bandera americana. Por buenismo se ha abrazado a matarifes eutanásicos y ha dulcificado las tareas de un clan de carniceros que arroja sus abortos en serie a los cubos de la basura. Buenismo de la paz y del diálogo había tras la bajada de pantalones ante la ETA (y en la más incómoda incertidumbre calificativa nos deja ahora que se los ha subido, pues el presidente sólo acierta cuando rectifica y/o imita las políticas de Aznar).

Buenismo y nada más que buenismo nutre su Ministerio de la Igualdad, título orwelliano con que se designan el derrumbe del principio de igualdad del artículo 14 de la Constitución y la mayor campaña de discriminación (positiva, arguyen). Entre buenismo y buenismo promueve Zapatero estatutos que vuelan el edificio constitucional, deja tiritando la independencia judicial o niega desde su irritante y contumaz optimismo la crisis que todos señalaban… hasta que por buenismo deja de negarla.

Hombre, Montilla, oiga, con todos los respetos, si se suma usted a la denuncia del buenismo, bienvenido sea, pero abandone al punto su militancia o preséntese al próximo congreso del PSOE. Peor no será.