SUPREMA ABERRACIÓN

Artículo de Juan Carlos Girauta en “Factual” del 20 de marzo de 2010

Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web

 

A Carlos Alonso Palate y Diego Armando Estacio los mató la ETA mientras descansaban en sus coches, en el aparcamiento de la T-4. Fue uno de esos crímenes que el brazo político de los terroristas califica de “fortuitos” cuando da lecciones de democracia, “lamenta” y contextualiza. Carlos Alonso Palate y Diego Armando Estacio, ya muertos, sufrieron la misma discriminación que en vida; los medios de comunicación españoles destacaron su condición de ecuatorianos por encima de cualquier otra: la humana, para empezar, y la de víctimas, para acabar. A Carlos Alonso Palate y Diego Armando Estacio los ofendió post mortem el presidente del Gobierno español en el más significativo de sus muchos lapsus cuando llamó “accidente” al atentado que se los había llevado del sueño, de la vida, del exilio y de la esperanza. Si la ETA mató a dos hombres de un bombazo, Zapatero mató dos pájaros de un tiro: confirmó una controvertida teoría freudiana y molestó una vez más a las víctimas del terrorismo, a las que ya tenía contentas.

Sobre las tumbas de Carlos Alonso Palate y Diego Armando Estacio escupió después una alcaldesa al pedir “un chaparrón de aplausos” para Portu y Sarasola, presuntos autores del atentado. La Audiencia Nacional consideró que tal iniciativa constituía un delito de enaltecimiento del terrorismo, lo que, por otra parte, no resultaba muy difícil de colegir. Lo entendía cualquiera… salvo el Tribunal Supremo. Así, el máximo órgano judicial español acaba de resolver un recurso y de revolver (metafóricamente, señorías) dos cadáveres que España nunca acaba de vejar. Dicta el Supremo sentencia absolutoria a favor de la alcaldesa animadora y, de paso, envía un importante mensaje al mundo, a las familias de los muertos y a los muertos mismos. Un mensaje que, aparentemente, tiene que ver con la libertad de expresión, pero que en realidad nos habla de un país que ha dejado de respetarse a sí mismo y que, como el pescado, se pudre por la cabeza.

Juan Carlos Girauta es director de Factual.es.