PERPLEJIDADES AUTÓCTONAS
Artículo de SANTIAGO GONZÁLEZ en “El Correo” del 04/01/2005
Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)
Me va a perdonar, mi señor Zapatero, si le hago
observar que el arcangelismo de su Gobierno es un acompañamiento letal en los
tiempos que corren. Decía su ministro de Administraciones Públicas que ustedes
confiaban «en que Ibarretxe no aceptaría los votos de Batasuna». Usted mismo
explicaba ayer en Sevilla que el plan Ibarretxe no va a prosperar por ser cosa
del pasado, por inscribirse en «políticas del pasado, en políticas que sembraron
la discordia y que no fueron positivas para la convivencia». ¿De verdad cree
usted que el plan Ibarretxe es una reacción al arriscado carácter de su
predecesor? Que Santa Lucía le conserve la vista, mi señor, pero me temo que
volverán a sentirse muy decepcionados en los tiempos venideros. Es más, el día
que Ibarretxe convoque el referéndum, tendrán ocasión de volver a expresar su
perplejidad: «Nunca creímos que lo harían».
Ahora mismo están ustedes en la tesitura de qué hacer y se presentan tres
posibilidades: recurrir al Tribunal Constitucional, tal como pide el PP;
derrotar el plan en el Congreso de los Diputados, tal como defienden la mayoría
de ustedes; y «adecuar la estrategia al objetivo de derrotar el plan Ibarretxe
en las urnas», tal como sostienen los más distraídos de los suyos.
¿Le parece a usted que el plan Ibarretxe es un ataque grave a la legalidad
constitucional? Si así se lo parece, convendrá conmigo en que el espectáculo de
su votación en el Congreso va a visualizar sus malas compañías: la mayoría de
sus socios parlamentarios (PNV, CiU, ERC, BNG y NB, de momento) votarán que sí
al plan. ¿Tendrá eso consecuencias para su alianza en el futuro o la cuestión no
es tan importante como para eso?
Lo de derrotar el plan en las urnas deben pensárselo mejor, por dos razones de
peso: la legalidad no está para ser plebiscitada, sino para cumplirse. Lo que
los vascos y las vascas quieran, siempre, eso sí, que sus aspiraciones encajen
en la legalidad. Tampoco es algo que competa en exclusiva a los ciudadanos
vascos: «La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los
poderes del Estado» (C.E. 1978, Art. 1.2), salvo que se hayan convertido ustedes
al ámbito vasco de decisión.
El Estado de Derecho debería defenderse con todas las herramientas que posee,
usar las tres, por el orden que sea más adecuado. Aquí se echa de menos la
precipitada decisión de despenalizar la convocatoria ilegal de referenda y de
más el asombroso anuncio del fiscal general, que no va a recurrir el auto de
Nekane Bolado, archivando la causa contra el presidente del Parlamento vasco. No
para encarcelar a Atutxa, sino para defender al Tribunal Supremo. Uno tiene la
impresión de que el Estado de Derecho no muestra voluntad de defenderse y eso,
presidente, no lo van a arreglar los tópicos castizos del ministro de Defensa
pasado mañana, día de la Pascua Militar.