CUANDO FELIPE SE SINTIÓ DINOSAURIO... SE FUE ¿TIENE ZAPATERO CARA DE DINOSAURIO?

Artículo de Fernando González Urbaneja en “La Estrella Digital” del 09 de marzo de 2009

Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

Felipe González no encontraba el momento de irse, quería hacerlo pero siempre era inoportuno. O en realidad no quería. Del gobierno le echaron las elecciones del 1996, tras una legislatura agónica en la que le pasó de todo. Y del partido, de su secretaría general, se fue solo, cuando sintió que era un dinosaurio. El concepto lo utilizó el propio González tras una reunión de la Internacional Socialista en la que ocupó plaza secundaria con los jefes de oposición, rodeado de gentes a las que apenas conocía.

Uno de los periodistas que mejor interpreta a Zapatero, Luis Rodríguez Aizpeolea, titulaba ayer en El País: ¿Inicio del fin del ciclo político de Zapatero? Aunque el interrogante suaviza su mero enunciado abre un capítulo nuevo en la vida política española. ?El caballo cansado?, dijeron de González, y ahora de Zapatero puede que empiecen a decir ?el Bambi agotado?.

Aizpeolea habrá escrito el artículo porque le ha parecido oportuno e interesante. Desde luego que lo es. No veo más derivada que la propia observación del periodista que es perspicaz, que tiene oficio y que ha entendido que el razonamiento tiene recorrido. Su eje central parte de las elecciones gallegas, que ha perdido Touriño por inepcia política, pero que también han perdido los socialistas (aunque no bajen en escaños) y el propio Zapatero. El no esperado secretario general de los socialistas que ganó por poco el año 2000 ya no es una franquicia de éxito electoral. Ahora pierde donde ganó antes. Y el panorama de las europeas no le es nada favorable.

El panorama parlamentario de Zapatero es poco alentador, las alianzas están invertidas, donde debe captar aliados se encuentra con una prohibición de entrada. Si los populares son hábiles y aciertan a jugar sus bazas pueden condenar a los socialistas a la soledad parlamentaria y a la imposibilidad de sacar adelante iniciativas parlamentarias.

Claro que los populares, alguno de cuyos dirigentes empieza a pensar en una moción de censura, se aceleran más de la cuenta y no dejan que el guiso cueza en su propia salsa pueden contribuir a reeditar las alianzas que hacen posible la mayoría socialista.

Del telar del Constitucional tiene que salir al filo de la Semana Santa la sentencia sobre el Estatuto catalán que puede facilitar la vida a Zapatero o complicársela aun más. Y simultáneamente tiene que producirse la cumbre del G20 ampliado en Londres de la que se esperan estímulos económicos que modifiquen la actual tendencia depresiva.

Con esos dos elementos externos el presidente Zapatero tiene que cocinar una crisis profunda de gobierno cuando aun no ha cumplido un año de ejercicio. Si acierta seguirá siendo un bambi con futuro, en caso contrario empezará a parecer un dinosaurio incapaz de adaptarse a las nuevas realidades.