¿ALGUIEN RECONOCERÁ ALGÚN ERROR?

Artículo de Fernando G. Urbaneja  en “Republica.es” del 27 de diciembre de 2010

Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

Estos últimos cambios en el diccionario deben haberse llevado por delante la voz (y la práctica) autocrítica, reconocer algún error. Los del fútbol culpan al árbitro cuando no meten goles, o al césped, que tiene más difícil quejarse. Los de la política cumplan al adversario, los del Gobierno a la coyuntura, al exterior, y los de la oposición al Gobierno. Y los de la prensa a la suerte al empedrado.

El presidente del Gobierno, por serlo, es responsable de mucho, también de la crisis, especialmente por su resistencia a reconocer su existencia y por la torpeza de las medidas adoptadas para mitigarla, especialmente de las medidas del 2008 y 2009; cuando descubrió que podía repartir cheques como caramelos. Todavía está pendiente su autocrítica, por ejemplo con una carta a Solbes, que le advirtió sin que le hiciera el menor caso. Y sobre todo a los españoles, que son los que pagan los vidrios rotos.

Pero no es sólo el presidente quien ha perdido la voz “autocrítica”, contagiado por la peste buena parte de la sociedad está en lo mismo. Por ejemplo los de las cajas de ahorro, que invirtieron de pena y que suman errores y quebrantos no han dicho ni pío, han pasado por asambleas y juntas sin dar explicaciones y con la pretensión de ser los más listos de la clase, con proyectos fallidos y recauchutados y sin relevos; los mismos que hicieron el roto quieren hacer ahora el descosido.

Estos días asistimos a un triste funeral (casi todos lo son) en el mundo de los medios, el de CNN+. Bien que lo siento como consumidor habitual de la cadena. Me he unido a todos los gimoteos por el cierre, pero echo en falta que alguien diga, “lo siento, lo hicimos mal, nos equivocamos en esto y aquello”. Quedaría como los ángeles, se aprende de los fracasos, se aprende cuando se analiza el camino recorrido y se detectan los errores. Los grandes deportistas, los Alonso, Nadal, Xavi, Cristiano… suelen ser los que más entrenan, los que más ensayan, los que se dan cuenta de los errores y les rectifican y corrigen.

En los otros ámbitos de la sociedad, en la política, en las finanzas, en los medios vendría bien que se aplicaran el cuento. Por ejemplo los de CNN+, los verdaderos responsables del fracaso, deberían dar explicaciones. ¡Y qué decir de los de las cajas de ahorro! Los mismos que invirtieron con tanta perseverancia como ligereza en activos que ahora valen poco o nada pretenden seguir al frente sin haber dado las explicaciones debidas, sin acreditar que han aprendido algo y que no van a reincidir en el inmediato futuro. Ni autocrítica, ni aprendizaje.

¿Cuántos proyectos públicos están empantanados por falta de recursos para mantenerlos o acabarlos? Alguien debería asumir alguna responsabilidad, decir “lo siento, me equivoqué”. Mientras no se reconozcan los errores no hay espacio para resolverlos. Los gimoteos, especialmente de los que en los buenos tiempos exprimieron el limón hasta dejarlo seco, solo les hacen más culpables.

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