¿QUÉ PARTIDO?

 

 Artículo de Carlos Martínez Gorriarán en su blog de “¡Basta Ya!” del 29-5-07

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

 

El tema es, desde luego, el traspiés de Ciudadanos en Cataluña (y su escaso eco en Alicante, pese al famoso morreo en Youtube; quizás por eso mismo). Entiendo la satisfacción del establishment, que se relame pensando en un fracaso que consideran ejemplar… y debería extenderse a nuestro proyecto de partido (Plataforma Pro: ayer a las 24hs. ya había 481 personas registradas). Luego están los jeremías profesionales, que rememoran exilios que todavía no han padecido, y añaden a su desdén por Ciudadanos el “fracaso de Savater y su voto en blanco”. Caramba, ¿de verdad ha sido un fracaso el “voto en blanco” savateriano? ¿piensa lo mismo Pepe Blanco? ¿Y cómo se mide el fracaso de la recomendación de un ciudadano independiente?

 

Ciudadanos resucitará más pronto que tarde porque no nació de un calentón repentino, sino como la manifestación inteligente y cívica de un malestar racional profundamente arraigado en Cataluña. En realidad, a Ciudadanos le bastaría para rectificar con examinar fríamente las razones más evidentes de su traspiés municipal (las municipales, además, son las peores para un partido como éste, desprovisto de primadonas de la política local). Propongo dos a su consideración. Una: el error de permitir, incluso estimular (oh España, tierra de Caín), que se hable más de los líos internos del partido que de sus propuestas políticas, que sin duda alguna los votantes catalanes han encontrado débiles o demasiado genéricas; porque el problema no es si Ciudadanos es un partido nuevo, guay o juvenil y con candidatos en bolas o antinacionalista (ya, ¿y qué más?), sino un problema muy concreto: para qué. Y dos: derivada de la anterior, tal vez demasiado énfasis en el envoltorio -¿influencia del gusto barcelonés por el diseño?- en perjuicio de los contenidos precisos y distintivos: en fin, que el estilo no puede sustituir al sentido (salvo en textos dadaístas y cosas así).

 

El problema de un nuevo partido es que no le basta la novedad ni sorprender con el primer éxito. Por lo demás, es maravillosamente familiar esa prisa por hacer astillas del árbol de Ciutadans a la primera de cambio. Todo apunta a que el problema es cómo hacer un partido que no pretenda ser ni partido-vanguardia al viejo estilo paleomarxista, ni partido de masas centralizado al estilo PSOE o PP, pero tampoco una creación de diseño para captar un mercado de votos disponibles. ¿Y por qué tiene que ser distinto, dirán ustedes? Porque un partido que aspira a recoger los votos de los críticos con el sistema de partidos, pues se propone cambiarlo, ni puede repetir los fallos habituales reproduciendo sus peores propensiones (selección negativa, por ejemplo), ni puede ignorar que recibirá apoyos de distinta orientación ideológica, algunos –o muchos- muy borrosos o eclécticos. Para sumar y existir, ese partido debería albergar sin excesivos crujidos a gente de simpatía liberal igualitaria, republicana (lean a Ovejero para entender de qué va ese “republicanismo”) y de la izquierda renovadora. Y por supuesto, ser un partido laico y antirelativista (me parece que por eso mismo deberá llevarse muy mal con el multiculturalismo).

 

La cuestión no es baladí. Quizás un partido así se parezca más a un partido anglosajón (británico o americano), con sus clubs, grupos organizados de influencia y corrientes reconocibles en liza abierta o subterránea –cosas que ponen muy nerviosos a los nostálgicos del leninismo o el jesuitismo-, que a un partido continental con sus militantes sometidos a una disciplina centralizada, celosamente administrada por una pirámide directiva profesional aplicada a eliminar las discrepancias. ¿Es posible algo así en la piel de toro? Bueno, la ventaja es que nadie lo ha intentado antes. Y, aunque a veces el desánimo y la indignación hacen que lo olvidemos, en España se han logrado estos años tantas cosas que parecían imposibles…

 

El otro tema es la abstención (que como dice Rosa, no importa a nadie importante)… y la maravillosa victoria de Zapatero en Navarra, donde ha conseguido que su partido sea el tercero, aunque aspira a gobernar esa comunidad. Debería leer la vida de Pirro, rey del Ponto: y los romanos eran unos caballeros comparados con los etarras. Poco tiene que hacer la historia donde bulle la memoria histórico-recreativa, pero el que avisa no es traidor: cuidado Zapatero, ¡puedes morir atragantado por un pedazo demasiado grande de Navarra! Y con esos consejeros que gasta, cualquiera temería enseguida lo peor de penetrar en semejante jardín. Y se meterá, vaya que sí. Cual audaz explorador del Africa Tropical en plena Merienda de Negros.