GUERRA AFIRMA EN NUEVA YORK QUE EL PP ES «HEREDERO
NATURAL» DEL FRANQUISMO
Informe
de Anna Grau | Corresponsal En Nueva York de “ABC”, del 01 de mayo de 2010
Por su interés y relevancia he
seleccionado el informe que sigue para incluirlo en este sitio web.
El ex
vicepresidente del gobierno y diputado socialista en el Congreso Alfonso Guerra
declaró este viernes en Nueva York que está muy orgulloso de la Transición
española, que no habría querido hacerla de ninguna otra manera y que la
“transformación extraordinaria” de España en las tres últimas décadas sólo
puede animar al “optimismo”. Si hay problemas con la memoria histórica es porque
la derecha española “no es que mate al padre, es que lo esconde, y se niega a
reconocer que es heredera natural del franquismo”. Guerra atribuyó este
fenómeno a un “pequeño núcleo de extrema derecha” del que la derecha española
no ha sabido o no ha querido desprenderse por miedo a “perder ese saco de
votos”, y cuya contaminación le impide condenar la dictadura.
Guerra
dijo esto en la clausura del simposio “España, 1975-2010: El presente después
del porvenir”, organizado por el Centro Cultural Rey Juan Carlos I de la
Universidad de Nueva York y la Fundación Pablo Iglesias, dirigido por el
escritor Antonio Muñoz Molina y en el que durante esta semana han tomado la palabra
distinguidos dirigentes y ex dirigentes del PSOE. El ex vicepresidente dedicó
una gran parte de su discurso a detallar los esfuerzos que costó “hacer una
Constitución de todos”, que el PSOE no se sintiera impelido a abolir tan pronto
tomara el poder, según él mismo le aclaró a Fernando Abril Martorell.
«Consenso significa renuncia»“Logramos hacer una Constitución por consenso, y vamos
a decir las cosas claras: consenso significa renuncia”, afirmó Guerra. Pero
lejos del tono vergonzante con que a veces se afirman estas cosas, este
veterano socialista incluso cuestionó las credenciales de izquierdas de
aquellos que desde la comodidad del presente critican los pactos de la
Transición. Guerra insistió en que la Constitución de 1978 no fue sólo una
Carta Magna, sino “el armisticio final de una
guerra entre hermanos”, y que toda prudencia era poca porque “ninguno sabíamos cómo iba a
acabar aquello”. “No hicimos lo que pudimos sino lo que España necesitaba y lo
que queríamos hacer; si pudiera volver atrás, y si las circunstancias fuesen
las mismas, volvería a hacer lo mismo”, sentenció, retador.
Animado
por esta beligerancia en la defensa del todo sobre la parte, un asistente al
simposio preguntó a Guerra qué podría hacerse para que la actual recuperación
de la memoria histórica también sea consensuada “y de todos”. Aquí, el ex
vicepresidente no reconoció más exclusión ni más falta de consenso que las que
a su juicio imponen las limitaciones de la actual derecha española.
“Todos
los demás partidos sabemos de dónde venimos, tenemos un partido que era nuestro
referente en la república... sólo ellos no quieren reconocer de dónde vienen”,
aseveró. A su juicio, el PP “pretende remontarse a Cánovas” para ocultar un
ascendente franquista. “Aunque estén totalmente en contra de la derecha
autoritaria, tienen que reconocer que son sus herederos naturales”, remachó,
insistiendo en que algunos actuales dirigentes del PP llevan los mismos nombres
y apellidos que sus antepasados franquistas.
Previamente
en el mismo simposio, la escritora Elvira Lindo había llamado la atención sobre el dato de que a día
de hoy muchos españoles “presumen de haber tenido un abuelo republicano, o
recuerdan haber sido mucho más rojos de lo que realmente fueron”. Si Lindo fue
irónica pero indulgente con este tipo de reinvenciones, Guerra hizo una lectura
política implacable: “ya decía yo que era mejor que hubiera una pequeña extrema
derecha fuera del PP, que no que la tuvieran dentro, contaminándoles”,
reflexionó, preocupadísimo.
A la
pertinaz presencia de este núcleo duro nostálgico atribuyó que el PP no quiera,
según él, condenar la dictadura. “Lo hicieron una sola vez y porque yo les
convencí, y además les convencí en el peor momento de falta de diálogo entre
derecha e izquierda de toda la democracia, que fue el gobierno Aznar”, subrayó.
Guerra se jactó no sólo de haber conseguido que el PP votara en el Congreso una
resolución de condena del franquismo “sino que, sin que ellos se dieran cuenta,
se lo hice votar en día tan señalado como un 20 de noviembre”. “Pero lo
hicieron una sola vez, y ya no lo quieren volver a hacer más”, suspiró.