UNA OFERTA A IBARRETXE 

 Artículo de Emilio Guevara (ex Consejero vasco de Cultura del PNV, hoy candidato del PSE por Álava)  en “El Correo” del 13-1-05

 

Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)

 

    «Mira, lehendakari, olvídate de tu plan de asociación de igual a igual con España. La libre asociación requiere mutuo acuerdo, y nosotros no queremos asociarnos de esa manera con vosotros. Primero, porque no sois de fiar. No queremos daros la oportunidad de romper otro pacto y otras promesas. Segundo, porque no somos idiotas. Nos ofreces asociarte porque nos necesitas para poder seguir en Europa, con el euro, con respetabilidad internacional, vendiéndonos tus productos sin arancel, aprovechando nuestros ahorros para vuestras inversiones, pagando con el cupo mucho menos de lo que os damos. Pero cuando ya no nos necesites, nos dirás 'agur' y te irás de rositas. Ya está bien de jugar a un mus tramposo en el que vosotros sólo podéis ganar y nunca perder. Queréis una nueva España, decidir libremente vuestro futuro y todas esas coñas con las que llevas años dando la tabarra. Pues bien, te vamos a hacer, Mariano y yo, y quizá también Gaspar, una oferta muy interesante, que hemos elaborado después de analizar seriamente todo lo que sucede en Baviera, Canadá, en los Estados federales o en otros lugares que tantas veces invocas. Eso sí, es una oferta definitiva. Cuando toméis la decisión, los vascos y las vascas, no habrá vuelta de hoja, y ya no será posible volver a resucitar el sempiterno y aburrido 'conflicto vasco'. Vamos a corregir nuestros errores desde Espartero hasta hoy, pero todos, incluidas las concesiones que en momentos determinados os pudimos hacer.

    Hemos pensado que puede ser muy interesante implantar un nuevo modo de Estado, un Estado federal simétrico, donde todos los Estados federados tengan las mismas competencias y el mismo modelo de financiación. Si tenemos que continuar con esa esotérica monserga en la que algunos convierten los derechos históricos, reconoce que al menos tantos derechos históricos tienen León, Asturias, Andalucía, Valencia, Aragón y prácticamente toda España como las Provincias Vascongadas. España va a ser el Estado federal más descentralizado del mundo, pero igualitario. Nada de asimetrías y de hechos diferenciales arrancados del pasado, y cuyo reconocimiento parece que sólo ha servido para hacer realidad ese refrán de que si regalas dinero a un amigo, como en este caso sucede a través del Concierto Económico, luego pierdes el amigo y el dinero. ¿No queréis una España así, moderna, solidaria de verdad, políticamente descentralizada, con lealtad institucional, con criterios de colaboración entre los Estados federados, pero donde extremeños y vascos tengan idénticos derechos? Pues os vais, pero de verdad y de una puñetera vez. Esto es lo que hay. ¿El Estatuto de Autonomía no sirve? ¿Hay que reformar la Constitución? ¿Se precisa una nueva transición? Pues vale, pero empezamos todo de nuevo y desde cero. Y lo que hoy te ofrecemos, con un fundamento democrático indiscutible, es que seáis como las demás comunidades, Estados o naciones federadas, que ya el nombre da igual. En todo. Porque aunque las otras comunidades no sean afortunadamente nacionalistas y no dispongan de asesinos que mueven el árbol mientras vosotros recogéis la nueces, no por ello van a recibir menos en competencias y en financiación. No sea que a algunos se les ocurra hacer lo mismo. Y si no estáis clara, mayoritaria e inequívocamente conformes, os marcháis, que ancha es Castilla y ya estamos hartos de tanto victimismo, de tanta queja y de tantas bravatas. Lo que no os vamos a permitir es que sigáis como hasta ahora, instalados en un poder logrado gracias a un Estatuto y a un Concierto Económico privilegiados para utilizarlos como plataforma para vuestros fines secesionistas. Aquí el que echa un órdago se tiene que arriesgar a perder.

    Ahora bien, os vais a marchar, si eso es lo que queréis, previo cumplimiento riguroso de vuestras más elementales obligaciones. En primer lugar, tendréis que respetar el derecho a continuar en España de cualquiera de las provincias vascongadas que así lo deseen. Tendréis que garantizar de verdad, y no mediante las letanías al uso que tanto te gustan, la vida, la libertad y todos los derechos fundamentales e intereses legítimos de las minorías de esas provincias vascongadas, de los vascos no nacionalistas. Tendremos que hacer cuentas, porque no estamos dispuestos a que os quedéis por la cara con el ingente valor de todas las infraestructuras que el Estado ha ido haciendo o que habéis financiado con lo que dejábais de abonarnos de los impuestos recaudados. Por cierto, no admitiremos el pago en la moneda que tendréis que inventar, sino en divisas fuertes como el euro, el dólar o el yen. Porque tendréis que acuñar moneda -qué ilusión para Egibar-, ya que automáticamente vais a estar fuera de la Unión Europea y de la zona euro, al menos durante bastantes años, hasta que en la cola de admisión os toque llegar a la ventanilla, y demostréis que cumplís todos los requisitos para ser admitidos, como, en primer lugar, ser un país democrático, sin violencia alguna, con ciudadanos libres y que disponen de los mismos derechos. En definitiva, con todo eso que hoy por hoy el nacionalismo vasco es incapaz de asegurar. Mientras tanto, a la hora de vender su maquinaria, su tornillería, sus electrodomésticos, sus vinos y las demás exquisiteces con 'euskolabel', vuestros empresarios tendrán que asumir con todas sus consecuencias que ya no son comunitarios. Y lo mismo alguno de esos futbolistas tan abertzales que, aburridos de jugar una apasionante liga con derbis semanales entre el Lemona y la Real, o el Athletic y el Beasain, verán disminuidas sus posibilidades de fichar, al ocupar plaza de extracomunitario, por esos odiados equipos españoles que tan generosamente pagan.

    No os preocupéis, porque de los fondos de la Seguridad Social os liquidaremos lo que en buen cálculo corresponda, pero ni un euro más. Y si no os llega para pagar las pensiones, empezando por la tuya, querido Juanjo, aumentáis las cotizaciones y ya está. Seguro que esos empresarios y trabajadores que tanto sienten Euskadi se rascarán gozosos los bolsillos. Naturalmente, ya no os pagaremos el coste de la Ertzaintza y deberéis crear, con el consiguiente coste, toda una serie de servicios propios de un Estado, como por ejemplo una red de embajadas, sobre todo en vuestro caso las de la diáspora, pero seguro que ello no os importa. Más cargos a repartir entre los batzokis. Además, buenos sois los vascos cuando de pagar se trata. Siempre os gusta lo más caro. Con haceros a la idea de que estáis de ronda, todo arreglado. Luego, cariño, puedes ir a darle la barrila a Chirac, a ver si os mejora las condiciones.

    Ésta es la nueva transición, querido Juanjo. Todos igual, y el que no quiera, a la puta calle. O estás en España, y con España en Europa, o te quedas fuera, a la intemperie, con el chubasquero famoso de Arzalluz. Vuelve a tu mítica Euskadi, que para muchos sólo es la visión idólatra de tres provincias vascongadas. Explícales esta oferta, y que ellos decidan de una vez por todas. Diles que está bien que algunos quieran la independencia, pero que abandonen toda esperanza de que encima vayamos a pagarles o a subvencionarles esa independencia. Aquí el que quiere un vicio se lo sufraga».

    Esta noche he soñado que ésta era la oferta que Zapatero, acompañado de Rajoy, le transmitía a Ibarretxe. Ha sido un sueño divertido. Pero es sólo un sueño. Por suerte para todos, y en especial para los vascos que no tenemos la culpa de que nos gobiernen unos insensatos, el presidente del Gobierno de España se va a limitar a decirle a Ibarretxe que su proyecto será rechazado en su integridad y devuelto sin remisión. Le dirá que "dentro de la Constitución es posible la actualización y la mejora del Estatuto, y que desea que los ciudadanos vascos nos juntemos para intentar un amplio acuerdo al respecto". Y si Ibarretxe y compañía fueran medianamente inteligentes más les valdría olvidarse de su descabellado proyecto y aceptar esa oferta para construir una Euskadi entre todos, no sólo entre y para los nacionalistas.