LA HIGA DE AZNAR Y EL HIGO DE LA COMISIÓN

Artículo de José Antonio Gundín en “El Semanal Digital” del 20 de febrero de 2010

Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web

La higa de Aznar a los cuatro antisistema que en la Universidad de Oviedo le llamaban asesino en bable rompió ayer la rutina de unos políticos que encuentran fascinante montar comisiones para salvar el país. Higa famosa fue también aquella del Rey Don Juan Carlos a los batasunos, que dio la vuelta al mundo y levantó el aplauso general de los españoles. Gestos así, como la "butifarra" o como los "cuernos", tienen el don de la elocuencia y resumen en décimas de segundo lo que a Mariano Rajoy, por poner un ejemplo, le lleva tres cuartos de hora cumplidos de discurso. Si don Mariano hubiera extendido delicada y solitariamente su dedo corazón ante la propuesta de pacto de Zapatero, habría copado las portadas de la Prensa mundial, se le habría entendido y hoy no estaría el PP haciendo cola para que le reciban en la Comisión para Salvar a España en Dos Meses.

De todos los artefactos, artimañas, juegos de manos y triles inventados por Zapatero en estos seis años, el de la Comisión salvífica es el más asombroso porque nadie cree en ella. Empezando por el propio Zapatero, que en el debate del miércoles cayó en esta flagrante contradicción: si vamos a salir de la crisis en este semestre y se creará empleo neto antes de que termine el año, ¿para qué se necesita una Comisión? Este invento terminará como aquel comité de sabios que creó para refundar TVE y después no le hizo caso alguno a sus recomendaciones.

Mientras tanto, el esforzado José Antonio Alonso, cuya lealtad bien merecía mayores reconocimientos, se ha visto reducido a actor de reparto frente al protagonismo de Salgado, Blanco y Sebastián. Sea como fuere, ayer empezó una representación teatral en la que los políticos juegan a las cocinitas y a los médicos, pues su objetivo no es curar la maltrecha economía, sino instalar un cinturón de protección política en torno a Zapatero, desviar la atención hacia unos debates previsibles y permitir al presidente ganar el tiempo necesario para, en cuatro meses, cambiar el Gobierno y llegar así a las elecciones catalanes, prólogo de las municipales y autonómicas.

En esta tesitura, la higa de Aznar es el acto reflejo que bien podría resumir lo que muchos ciudadanos agobiados experimentan ante la broma de la Comisión para Salvar a España en Dos Meses.