LA TREGUA DE ETA

 

 Artículo de Carmen GURRUCHAGA  en  “La Razón” del 20/01/2005

 

Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)

Son muchas voces, y algunas muy autorizadas, las que preconizan un alto el fuego de la organización terrorista vasca como si fuera la solución a todos los males políticos que vienen del norte. Es increíble que después de tantísimos años y tantas experiencias fallidas, haya quien todavía crea que la tregua es la respuesta al demandado silencio de las armas. El cese temporal de la violencia acarrearía con toda probabilidad un periodo de diálogo y negociación, que, con toda seguridad, volverá a ser estéril.
   Para hacer tal aseveración no es que me atreva a ejercer de pitonisa, sino que, simplemente, escucho los mensajes de ETA-Batasuna, sin olvidar la historia reciente. Los ciudadanos que poblamos la península ibérica hemos vivido situaciones similares, que no han conducido a ninguna parte: negociaciones de Argel en 1989 y Acuerdo de Estella, con tregua incluida, en 1998. ¿Por qué no fructificaron esas situaciones aparentemente favorables para conseguir la ansiada paz? Porque los terroristas «juegan» al todo o nada. O se aceptan sus exigencias políticas, o siguen pegando tiros. Y esto es algo que todos los demócratas deben tener claro.
   La organización terrorista vasca no cejará en su intento de quitar vidas humanas mientras el Estado no acepte que «el pueblo vasco» tiene derecho a decidir su propio futuro de independencia. Porque si la opción elegida por los ciudadanos vascos es la de seguir unidos a España, continuarán los tiros. Eso es lo que ETA anunció en su comunicado del pasado domingo y quien quiera hacer una interpretación distinta de sus palabras, confunde deseos con realidad.
   El atentado del miércoles en Neguri, que milagrosamente no mató a nadie, fue perpetrado en el corazón del barrio de Getxo en el que vive lo que ETA califica como «oligarquía vizcaína». No tenía una sola intención, sino varias al mismo tiempo: demostrar que pese a los golpes jurídico-policiales recibidos, mantiene la capacidad operativa y tratar de que la correlación de fuerzas no le resulte tan negativa ante una eventual negociación con el Gobierno. Está claro que si no es capaz de asesinar, su alto el fuego tiene mucho menos valor y sería una cuasi rendición.
   El MLNV (Movimiento de Liberación Nacional Vasco) quiere negociar con las pistolas encima de la mesa, de suerte que si no se aceptan sus tesis, no hay paz. Este espejismo de paz ya se ha la hemos vivido reiteradamente hasta que se apostó por la firmeza democrática que ha sido el método que mejor resultado ha dado. Todo lo demás, son balones de oxígeno para unos terroristas que agonizan y para el Plan Ibarretxe, que consigue resituarse como un vehículo para la paz.