BONO DEBE PROPONER EL FIN DE LA LEGISLATURA PARA UN PACTO NACIONAL, Y RAJOY LA MOCIÓN DE CENSURA

Ante la crisis general española y el 32 aniversario de la Constitución

 

Pánico en el PSOE por el deterioro electoral del partido bajo la presidencia de Zapatero

 

Informe de  Rafael Halcón | Madrid  en “Republica.es” del 05 de diciembre de 2010

Por su interés y relevancia he seleccionado el informe que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

La celebración del 32 aniversario de la Constitución Española bajo el “estado de alarma” habla por sí sola de la gravedad de la situación política, económica y social que atraviesa nuestro país bajo la presidencia y por la responsabilidad de José Luís Rodríguez Zapatero y del PSOE y del PNV, los partidos que sustentan al Gobierno. Al menos hasta la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado de 2011, que se han convertido en la excusa y argumento para no hacer nada por miedo a los mercados, pero que una vez aprobados debían de ser el punto y aparte o final de la legislatura y del fin de Zapatero como jefe del gobierno y del PSOE.

Dos importantes personalidades en el organigrama del Estado como son el presidente del Congreso de los Diputados, José Bono, y el líder de la Oposición, Mariano Rajoy, deberían anunciar en las próximas horas unas iniciativas contundentes para sacar a España de la crisis, empezando por el final de la legislatura y la necesaria búsqueda de un pacto de Estado para recomponer la situación y la estabilidad económica y social, lo que no se puede hacer sin una convocatoria –una vez aprobados los Presupuestos- urgente y adelantada de las elecciones generales. Momento que sin duda aprovecharía el PSOE para borrar a Zapatero del liderazgo del partido en pos de salvar los muebles de la organización política que camina hacia el hundimiento electoral con el mismo paso firme y aires de un suicidio colectivo con el que lo hicieron recientemente en Cataluña, tal y como se aprecia en la autodestrucción o ruptura paulatina del PSC-PSOE.

El presidente del Congreso, José Bono, no puede hacer hoy un discurso empalagoso, ni optimista ni componedor –y menos aún triunfalista por el “estado de alarma” contra los controladores-, sino que su cargo le obliga a un discurso firme, preocupado y con iniciativas como la de proponer de una vez por todas el fin de la legislatura, elecciones anticipadas y después un pacto nacional para abordar todos los problemas de España empezando por la cohesión nacional, y siguiendo por el paro, la economía, las finanzas, la política exterior, el control aéreo, etc.

Esta sí que es para Bono su excelente oportunidad para presentarse ante el electorado y las bases del PSOE como un líder nacional –como el que pedía Alfonso Guerra hace días- y una alternativa al desastre de Zapatero, por más que eso le traiga problemas con el aparato –en derribo- del PSOE, o con los lugartenientes de Zapatero, Blanco y Rubalcaba, que son cómplices directos del presidente y de la gravedad de la situación. Y que se acaban de estrellar respectivamente: Blanco en AENA y Rubalcaba en el Sáhara.

Pero diga lo que diga Bono quien tiene que salir de su escondite y anunciar la moción de censura contra Zapatero es Mariano Rajoy, prometiendo a los grupos parlamentario de la Cámara que si prospera y hay un relevo en el gobierno de la nación la primera decisión que tomará será la de disolver las Cortes y convocar inmediatas elecciones generales.

Es verdad que, como lo demuestran las últimas encuestas electorales –la de El País de ayer daba al PP 18,8 puntos de ventaja sobre el PSOE- Rajoy tiene todo a su favor y por ello no quiere correr ningún riesgo ni darle al PSOE y a Zapatero la menor oportunidad de recuperación. Pero aunque solo sea por una vez el líder de la oposición debe de actuar como debiera y ofrecer a los ciudadanos la imagen de fuerza, decisión y responsabilidad. Porque si en las graves circunstancias actuales Rajoy no reacciona ¿cómo van a creer los ciudadanos que será capaz de tomar las medidas que deba una vez que llegue al palacio de la Moncloa?

La conjunción de catástrofes –esta si casi planetaria, que diría Pajín- que se ciernen sobre España en todos los frentes merecen un líder de oposición que hable como tal y no como un viajero atrapado en un aeropuerto, tal y como lo hizo Rajoy en las últimas horas mientras España estaba en “estado de alarma”. Porque si bien es indignante que Zapatero no dé la cara ante la opinión pública –como no la dio Aznar durante los atentados del 11-M-, la obligación del líder de la oposición de comparecer ante los medios de una manera contundente y ofreciendo su alternativa es todavía mayor.

Además ya no se trata de ganar o perder la votación de la moción de censura sino de, a la vez, de hacer el relato completo del zapaterismo, de presentar una alternativa de Gobierno de la nación y de poner ante sus responsabilidades y como cómplices de Zapatero al resto de los partidos de la oposición que se resistan a la convocatoria de las elecciones anticipadas.

Responsabilidad política y obligación

Vamos a ver que hacen Bono y Rajoy. El presidente del Congreso tiene ante sí una seria responsabilidad política y una buena oportunidad. Y Rajoy la obligación. En cuanto a Zapatero y su Gobierno poco o nada se puede esperar salvo su resistencia a abandonar el palacio de la Moncloa que se ha convertido en un bunker donde los pésimos gobernantes se atrincheran con la esperanza de que pase el temporal.

Mientras tanto en el seno del partido socialista se viven momentos de gran desconcierto y temor –o pánico a la vista de lo ocurrido en Cataluña- ante el hundimiento electoral del PSOE que les puede llevar en el mes de mayo de 2011 a la pérdida de las Comunidades Autónomas de Baleares, Castilla La Mancha, Aragón, Asturias, Cantabria y en 2012 Andalucía, lo que se añadiría a la pérdida reciente de Cataluña. Añadiendo a todo esto su salida de muchas de las alcaldías importantes de provincias, empezando por las de Barcelona, La Coruña y Sevilla, lo que dejaría al Partido Socialistas fuera del poder regional y municipal del Estado, y camino de una severa derrota nacional en las elecciones generales de 2012. De ahí que tampoco sería de descartar alguna rebelión interna en el PSOE –como la de Tomás Gómez en las primarias de Madrid- contra Zapatero exigiéndole su dimisión y su salida del Gobierno y del liderazgo del PSOE.