ZAPATERO ARRASTRA A LAS INSTITUCIONES DEL ESTADO EN SU DECADENCIA

 

Deterioro político y personal del jefe del Ejecutivo

El Gobierno y los presidentes del Congreso, Senado y TC; sindicatos y CEOE sucumben al vacío de poder

 

Informe de  Rafael Halcón | Madrid  en “Republica.es” del 13-9-10

 

 

Al grave deterioro político y personal del presidente Zapatero se añade la creciente caída en prestigio y credibilidad de otros dirigentes institucionales, políticos y sociales que van desde el propio Gobierno con el desprestigios de las vicepresidencias de De la Vega, Salgado y Chaves, que Zapatero se resiste a reformar y que está bajo mínimos con varios de sus ministros en pista de salida y otros luchando por el control del poder -como Blanco y Rubalcaba-, hasta el Parlamento donde el presidente del Congreso de los Diputados José Bono, ha perdido su credibilidad por causa de su sospechoso patrimonio, y el presidente del Senado, Javier Rojo, cuya ausencia de la vida pública es similar a la de la Cámara que regenta, como se ha visto en la reforma laboral. Lo mismo se puede decir de la presidencia del Tribunal Constitucional que ocupa María Emilia Casas, después de que su cargo caducara en 2007, o de otros ámbitos del poder Judicial como la Fiscalía General del Estado, con Cándido Conde Pumpido, convertida en apéndice del gobierno y el PSOE o del descrédito que aportan al campo judicial la caída en desgracia, por sus abusos y errores, del famoso ex juez de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón.

Si profundizamos en el ámbito social vemos a un presidente de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán, procesado en varios escándalos de sus empresas, y a unos líderes sindicales, Méndez y Toxo, que con exabruptos (“gran putada”) y pésimos modales (los infumables vídeos de UGT), se lanzan a una más que inoportuna huelga general que agravará los problemas económicos y sociales del país.

A este mosaico de vacío de poder y deterioro de líderes políticos, institucionales y sociales, se le puede añadir la debilidad del liderazgo de Rajoy y la pasividad de la oposición del PP por más que el Partido Popular se perfila como triunfador de las próximas elecciones según lo revelan todas las encuestas. Incluso la convalecencia del Rey don Juan Carlos I por causa de su reciente operación se nota y aumenta sus ausencias. Y en un segundo nivel destacan los disparates de Montilla en Cataluña, y las responsabilidades políticas de Camps en Valencia.

Es en esta situación de hundimiento del liderazgo y credibilidad de Zapatero –que alcanza a no pocas instituciones del Estado- en la que se está celebrando actualmente la dura batalla por el control del liderazgo socialista en Madrid donde está en juego más incluso que la candidatura del PSOE en las autonómicas madrileñas para competir con Esperanza Aguirre. Está en juego el control de la poderosa Federación Socialista Madrileña que podría tener un papel decisivo en un congreso extraordinario del PSOE donde podría ser sustituido Zapatero. De ahí el ímpetu y la virulencia de los ataques de Rubalcaba y Blanco a Tomás Gómez porque ambos dos están empeñados en hacerse con el control del gobierno y del partido si el presidente se derrumba de aquí a final de año, o en las elecciones autonómicas y municipales de 2011 y no tiene más remedio que dar paso a otro, u otros, dirigentes. Las declaraciones ayer de Gómez sugiriendo que algunos están aprovechando la crisis de Madrid para mover la silla a Zapatero, confirman esta teoría.

En todo caso nunca habíamos visto en este país un falta de liderazgo tan grande en todos los poderes del Estado, Ejecutivo, Legislativo y Judicial, mas la revuelta sindical y el escandaloso liderazgo de la CEOE, o la caduca presidencia del Tribunal Constitucional. Así como la crisis de gobierno y de lealtad constitucional creada en Cataluña bajo la presidencia de Montilla, quien ahora descubre que sus compañeros de ERC son independentistas y hace gestos tardíos para intentar recuperar el electorado españolista de Cataluña, después de una gestión nefasta al frente de la Generalitat, insolidaria con el resto de España y desafiante con la legalidad.

Naturalmente, Zapatero es el capitán de semejante desvarío nacional que ha estallado en plena crisis de la economía y en plena expansión del paro, el hundimiento de las empresas, y de los problemas graves del sistema financiero español. De una grave situación donde el presidente y su gobierno tienen una directa responsabilidad por haber negado la crisis y por haber perdido más de dos años en reaccionar.

Pero a su responsabilidad se le ha añadido la complicidad absoluta y suicida de todo el PSOE, el oportunismo de CiU y PNV que ven en toda esta debilidad la oportunidad para arrancar cuotas de soberanía para Cataluña y el País Vasco, y también el oportunismo del PP que deja que todo siga igual, sin tomar la iniciativa y sin correr ningún riesgo, convencido de que su absentismo le evita errores y garantiza su ascenso al poder en las próximas elecciones generales.

Aunque a Rajoy le falta por saber quién será su oponente final porque si Zapatero sigue como está todo apunta a que no llegará a presentarse como candidato a las elecciones generales de 2012, aunque previamente pretende asumir los costes de la huelga general, las primarias de Madrid, el resultado de las elecciones catalanas, y los Presupuestos de 2011, cuatro citas donde el desgaste del presidente está cantado al margen incluso de sus posibles resultados.

Naturalmente si la huelga general resultara un fracaso, los líderes de CC.OO. y UGT pasarían a engrosar la abundante lista de cadáveres políticos que flotan a la deriva en esta riada que está anegando el territorio nacional, sin que nadie reconozca la gravedad del momento español, ni esté decidido a denunciar solemnemente la situación global ofreciendo alternativas y posibles soluciones, en vez de dejar que el tiempo pase impunemente mientras empeora la vida de los ciudadanos y crece la tensión social.