ROTA Y HUNDIDA, NO, PERO DESCOSIDA Y NAUFRAGADA SÍ QUE LA ESTÁS DEJANDO, TIO.

Artículo de Antonio Pérez Henares en su blog “La Marea” el 18-5-09

Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web

 

Sacaba pecho retador el presidente del Gobierno en la tribuna de oradores ante sus adversarios reprochándoles su clamor de España se rompe cambiado ahora por España se hunde. Alardeaba, ni rota ni hundida.
Hombre, no. Totalmente rota y totalmente hundida, no. Pero bastante descosida y con un boquete feroz en el casco si que la estás dejando, tío. Y en alguna parte a usted se debe, señor Presidente. ¿O no vio usted el espectáculo de Valencia, que lo vería porque jugó su grandioso, que lo es, Barca, o no pasa nunca su coche oficial cerca de una cola del paro?

Sus recetas de aprendiz de brujo, sus pócimas de talante y sus genuflexiones ante el nacionalismo no parecen que hayan servido para otra cosa que para exacerbar al separatismo y alentar al odio a todo lo que huela, sepa o visualice España. El griterío energúmeno , maleducado, repulsivo y grosero de decenas de miles de seguidores de los equipos vasco y catalán reflejaba la enfermedad esencial del pensamiento nacionalista y el desvarío y la inquina insufladas en las nuevas generaciones por una educación dirigida a la confrontación, a la enemistad y al desprecio al otro. El nacionalismo, todo nacionalismo, no se sustenta en el amor a lo propio, a las raíces, lengua, cultura o expresiones propias, sino por el odio a lo otro. Y en esa educación su partido es responsable y copartícipe y usted ha sido el que alentó tales ansias que, ni aún cepillado, el famoso Estatut deja de conculcar principios de igualdad entre los ciudadanos sea el sitio de España en el que vivan. Pero peor, de nada les servirá mañana sino como trampolín en su delirio independentista. Usted, y nadie más que usted, es quien ha pactado con ellos y en Cataluña con ellos es con quien gobierna.

España no está rota, pero si un mucho descosida. Y si ya lo estaba bastante ante de usted, usted ha hecho aún más grande el descosido. Vamos que le ha metido el dedo y ha ayudado lo suyo a los descosedores. Lo de Valencia fue la demostración de su “éxito”. España y todos los españoles fuimos silbados e insultados en todos nuestros símbolos. España y los españoles a los que jamás se les ocurriría tal cosa con los símbolos autonómicos vascos o catalanes a los que otorga todo el respeto y reconocimiento. Nosotros hemos de respetar los suyos pero ellos los comunes, los de todos, pueden ciscarse impunemente en ellos. Que nada pasa y si pasa se oculta, que es su técnica habitual de afrontar los problemas. Aunque atruene un estadio y aunque el barco esté tan escorado que amenace con irse a pique.

Porque cierto, España no está hundida, pero el buque tiene vías de agua por todos lados, navega a duras penas y si esto no es todavía un sálvese quien pueda falta un pelo. Porque ya botes salvavidas para cuatro millones de parados son muchos botes. Y usted primero se negó a ver la tormenta, luego dijo que no llovía y ahora arrasado todo se limita a sonreírnos diciéndonos que escampará algún día y que los pajaritos cantan, las nubes se levantan y alupé, alupé otra vez, sale a flote el Zetape.

O sea, que ni rota ni hundida, pero no será por usted señor mío, si es que salimos con bien de esta. Que saldremos, a pesar suyo, pero aún saldremos.