"NO PODEMOS HACER NADA". ATROPELLO A UN SER DESVALIDO

Artículo de Antonio Pérez Henares en su blog “La Marea” del 02 de septiembre de 2010

Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

La escena tuvo lugar en las oficinas de Guadalajara capital de una todopoderosa compañía eléctrica. Un anciano, octogenario, entra visiblemente nervioso y asustado. Todo el ofrece un aire de absoluto desvalimiento. Explica, al borde de las lagrimas, lo que le sucede. Ha ido a sacar dinero de su banco y se ha encontrado que no tiene un euro. Es mas, al preguntar, le han explicado que está en números rojos. El hombre tenía como todo ahorro unos 4.000 euros que han volado. La razón: un recibo de la luz que ha superado por un buen pico ese importe. Es un manifiesto error, pero el banco no puede hacer nada.

Y con su problema, que otros le han causado y el erróneo recibo acude a la compañía eléctrica. Allí le dicen, que si, que tal parece. Pero que “ellos no pueden hacer nada”, que tienen que enviar el asunto a su central y que una vez allí revisarán el asunto y que entonces, en un plazo indeterminado que “ellos” no pueden definir, le reintegrarán el dinero.

El anciano temblando, casi con vergüenza y tremendamente azorado confiesa. “Pero ese es todo mi dinero. Es que no tengo más. Es que estoy sólo y no tengo para comer”. Los empleados de la eléctrica siguen con su postura. “Ellos no pueden hacer nada”.

Un pequeño empresario presente interviene. Le duele el alma de ver la desolación del hombre. Se enfrenta a los oficinistas. Nada. Por último le dice al anciano que denuncie, que vaya a comisaría, que eso es un atropello. El pobre viejo tiembla. Al final se marcha. Ya no está al borde del llanto. Esta llorando.

No creo que presentara denuncia, no sabe posiblemente como hacerlo y tiene miedo del papeleo, de líos de policía y de que va a hacer, el pobre ante esa gran empresa. Se las apañara como pueda, pedirá ayuda o caridad. Las habrá pasado mal y quizás hoy, ha pasado más de un mes, hasta haya recuperado su dinero y haya podido respirar y dormir esa noche. Y comprar algo de fruta, pan y un filete.

Uno sobre las cuestiones de la “alta política” opina, pero ni emoción ni aún menos pasión le despiertan ya. Esta escaldado y curtido. Pero esto le revuelve las tripas, le hace daño. Porque no hay nadie más desvalido que ese anciano. Porque eso que le han hecho, ese “error” es un robo, con todas las letras, un miserable atropello contra un ser indefenso. Y no hay nadie más indefenso que ese hombre asustado. Me sublevo. Lo escribo hoy con toda la rabia. Y no es lo malo el que ese caso se repita, que se repite. Lo peor es la inhumanidad, ese “No podemos hacer nada” cuando los causantes de esa angustia, de dejar a un hombre suplicando por que no tiene “para comer” han sido ellos, ha sido su sistema, ha sido su error. Maldita sea su burocracia. Malditos sean quienes son capaces de permitir que ese anciano se vaya llorando porque le han desvalijado de sus 4 mil eurillos que tenía para ir tirando y “ellos no pueden hacer nada”. Yo si puedo. No mucho, pero algo. A menos esto:la empresa es Unión FENOSA.