CÓMO SALVAR ESPAÑA: LAS SOLUCIONES

 

 Artículo de Esteban Hernández en “El Confidencial Com” del 04.10.06

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

¿Hay algo que se pueda hacer para remediar ese cúmulo de males que afectan a la sociedad española? ¿Existen soluciones? Parece que sí; al menos, así lo piensan los intelectuales de derecha, que apuntan una serie de transformaciones imprescindibles.

Sus propuestas oscilan entre lo tradicionalista y lo liberal. Hay quien quisiera, ante todo, que la sociedad recuperase un cierto sentido del espíritu; otros apuntan sus medidas hacia la familia o hacia la política. Pero, a pesar de ello, las propuestas conservan cierta unidad y casi todas las recetas que se ofrecen podrían ser asumidas por los diferentes sectores de la derecha. Curiosamente, las cuestiones económicas aparecen en menor proporción que las morales o las que afectan al sentido de comunidad.

Educación

Si hay algo en lo que exista unanimidad es la necesidad de la reforma de la educación. Insiste en ello, como algo fundamental, Javier Zarzalejos, el Director de Constitución e Instituciones de FAES. Pero el periodista y ensayista José Javier Esparza va más allá, y entiende que “se deberían arbitrar instrumentos para que la gente joven aprenda a vivir en comunidad, ya sea a través del servicio social o a través de la implantación de un servicio comunitario. Se tiende a olvidar que tenemos que preocuparnos por la conservación de la sociedad, de los lazos sociales. Hacia ahí debe conducir la ética social, llevando a que cada cual asuma su lugar dentro de la sociedad. Si eso no se cumple, la comunidad no sobrevive”.

Igualmente, el Catedrático de Filosofía Ignacio Sánchez Cámara cree necesaria “una reforma educativa, intelectual y moral difícil de llevar a cabo cuando la opinión pública está en contra”. Pero, más allá de la correcta formulación de planes de estudios y de la implantación de los métodos pedagógicos adecuados, “la educación debería contribuir a un correcto entendimiento de la democracia – un procedimiento que tiene que servir para seleccionar gobiernos, y promover leyes, pero no para que las mayorías impongan cuestiones educativas y morales”.

Política

Pero donde más se incide, claro está, es en los aspectos políticos. De una parte, las propuestas tratan de hacer frente a una actualidad que muestra continuas tensiones. En ese sentido, Javier Zarzalejos indica “la necesaria recuperación del consenso en la lucha contra el terrorismo, representado por el Pacto por las Libertades como decisión estratégica de derrotar a ETA con los instrumentos del Estado de Derecho”.

En segundo lugar, apunta hacia “el fortalecimiento del Estado en su capacidad para hacer efectivo el principio de igualdad, y su propia estructura y competencias”. En ese mismo sentido, José Javier Esparza insiste en que “el sentido nacional de España debería reafirmarse”. Igualmente, para Ignacio Sánchez Cámara sería esencial “recuperar el espíritu de concordia y entendimiento en grandes cuestiones de Estado que presidió la transición”. Así, se debería “regresar al Pacto Antiterrorista”, además de “buscar acuerdos en los grandes cuestiones de Estado como la educación, la inmigración o la defensa de la constitución”. Lo que debería complementarse con una acción decidida del Estado para “garantizar la libertad en algunas regiones de España, donde hay una parte de la población que vive en una situación de libertad menguada. Es obvio en el País Vasco pero también hay un retroceso de ciertas libertades en Cataluña. Sería obligación del Estado paliar esa situación”.

Regeneración democrática

Junto a cuestiones de oportunidad, también aparecen algunas propuestas que buscar una reforma más profunda, intentando traer novedades al sistema político.

Así, José Javier Esparza piensa que “debería profundizarse en la independencia del poder judicial, en la democratización de los partidos y en la revitalización del Parlamento como instrumento de control del gobierno”. Además, “sería interesante que fuéramos avanzando en el ámbito municipal hacia las listas abiertas, puesto que el sistema de partidos cerrado conduce a una oligarquía de aparato, donde el mundo político se mueve al margen de la gente. Hay experimentos conocidos que podrían empezar a introducirse para no acabar como en Francia o Italia, donde sólo acude a las urnas la mitad de la población”.

El consultor y ensayista Juan Carlos Girauta apuesta por la aproximación de representantes y representados a través de diferentes mecanismos: “circunscripciones electorales unipersonales y mayor contacto de cada representante político con los ciudadanos de su circunscripción, incluyendo un blog personal del político (de mantenimiento diario obligatorio); consulta a los colectivos concernidos por cada decisión política relevante o por cada nueva norma sectorial (consulta no necesariamente vinculante); rendimiento de cuentas personal de cada representante político (qué ha hecho exactamente durante su mandato a cambio de la remuneración y del honor que ha recibido); ventanilla única real para cualquier contacto con cualquier administración; normalización de todas las gestiones a través de internet, con identificación del funcionario que queda a cargo de cada expediente”.

Asimismo, insta a un cambio en la cultura política: “los políticos deben acostumbrarse a explicar las consecuencias que cabe esperar de sus acciones y medidas, y a pormenorizar cómo ha funcionado en casos similares la política que proponen. En una sociedad donde la información es gratuita e inmediata, no tiene sentido que la clase política se limite a ofrecer frases hechas y consignas a los ciudadanos. Por ejemplo, una política de inmigración que merezca ese nombre no puede limitarse a expresiones indefinidas como “papeles para todos” o “efecto llamada”: hay que explicar a los ciudadanos lo que se espera conseguir concretamente de la regulación al respecto, especificando cifras por sectores, coste social, consecuencias sobre el estado del bienestar, posibles efectos fiscales… Y después comparar lo previsto con lo efectivamente sucedido”.

Contra el materialismo

Si bien hay quienes, como Javier Zarzalejos, solicitan “un impulso a la reformas económicas que permitan recuperar competitividad”, el asunto económico parece enfocarse desde otra perspectiva. Al quedar sintetizada la visión que los intelectuales de derecha poseen de nuestra sociedad en las palabras de Ruiz Portella “se ha perdido el sentido de la vida, que ha quedado reducida a lo único que, hoy, de verdad importa: la supervivencia material, el consumo, el dinero”, es lógico que la mayoría de ellos reaccionen buscando un sentido de la existencia más religioso, ya sea desde posiciones católicas o, como hace Ruiz Portella, señalando la necesidad de recuperar un espíritu perdido (que ha muerto, señala el director de El Manifiesto) y cuyo fallecimiento “se manifiesta en un sinfín de cosas: en la aniquilación del arte, en la destrucción de la belleza de nuestro entorno, en la desaparición de cualquier gran aliento capaz de mover a los hombres y a los pueblos”.

Familia

Desde una perspectiva católica se pronuncia el historiador Ricardo de la Cierva cuando señala la necesidad de que “el Estado trate de favorecer la familia, también fiscalmente. Si gana las elecciones el PP y no se acompleja, quizá lo veamos. Si no, pocas cosas se van a hacer en ese sentido”.

A pesar de que la descripción de los problemas que hacen los intelectuales de derecha no es optimista y de que tampoco creen que el Gobierno actual pueda poner en marcha muchas de las medidas aquí apuntadas, hay quien no pierde la esperanza. Como señala Ricardo de la Cierva, “en España las cosas han acabado siempre por arreglarse. Las épocas negras de nuestra historia siempre han sido precursoras de otras de reconstrucción. Creo que el poso cristiano y el impulso de la nacionalidad española es todavía muy fuerte y puede resurgir. Tengo la esperanza de que así sea. En primer lugar, porque hay un fuerte frente mediático favorable y las mentiras del gobierno socialista no se aceptan sin polémica. Además, y sobre todo, está la experiencia de la historia: siempre hemos salido de estas situaciones, a veces por vía traumática y otras veces por vías más pacíficas”.