LA SABIDURIA DEL PUEBLO VASCO

Artículo de Javier Elzo en "El Periódico" del 1 de mayo de 2001

Con un breve comentario al final

Luis Bouza-Brey

 

El empate que prevén las encuestas sólo haría posible el resultado más deseable, un Gobierno plural que no divida más a Euskadi

Desayuno con los resultados del Barómetro de Primavera para EL PERIODICO con la encuesta de intención de voto en el País Vasco. Según estos datos, habría un empate entre nacionalistas y constitucionalistas. La coalición PNV-EA obtendría entre 31 y 32 escaños. Entre el PP y el PSOE sumarían entre 31 y 33 escaños. Ahora mismo firmaría este resultado. Verán por qué.

Esta campaña se está caracterizando por la sinrazón más absoluta, la desmesura y, sobre todo, por la falta de visión de futuro de nuestros líderes políticos. Con el coro, hay que añadir, de muchos medios de comunicación, y de no pocos intelectuales. La afirmación de Aznar de que en las elecciones vascas se juega el futuro de España tiene más enjundia de la que parece a primera vista. Así lo entendió Arzalluz, que comenzó su intervención en el mitin del sábado en San Sebastián recordando precisamente esta frase, para acabar diciendo que en estas elecciones se juega el futuro de Euskadi. Afortunadamente los dos se equivocan, o si prefieren, exageran. Pero los dos tienen un punto de razón.

SI ganaran los nacionalistas, dicen los constitucionalistas, el gulag y el holocausto vasco contra los españoles en Euskadi continuaría. El número de ciudadanos vascos encapuchados con la estrella amarilla de proscritos y próximos al exterminio nazi-vasco aumentaría día a día, paseándose delante de Ajuria Enea como recordatorio al infame Ibarretxe, legitimador de los crímenes de ETA, como leo en la prensa, a quien tras su vuelta a Ajuria Enea, le convertirían en el primer responsable del genocidio español en Euskal Herria, por acción u omisión.

Si ganaran los constitucionalistas, según algunos de ese mundo, entraríamos en una guerra civil. Según los nacionalistas más radicales, y alguna voz oí en ese sentido ayer en Anoeta, volvería el franquismo, se desmantelaría la enseñanza vasca (construida entre otros por los socialistas Buesa y Recalde al frente de la Consejería de Educación), la identidad del pueblo vasco se diluiría en la nación española, etcétera. Además se arrinconaría el euskera, "único idioma en el que se mata" como afirmó en el acto de Basta ya!, en el Kursaal de San Sebastián, con evidente exageración y olvido histórico, mi siempre recordado Mikel Azurmendi, hoy fuera de Euskadi por obra y gracia de quienes nos dividen: ETA y los suyos.

Todo lo anterior es no sólo una burda exageración. Es algo mucho más grave. Es ampliar una mancha de aceite, real pero muy limitada, en la sociedad vasca, entre los esencialistas vascos y los esencialistas españoles, más de los primeros... hasta ahora. Al inmenso error cometido por el PNV y EA firmando lo que firmaron con ETA, aun reconociendo incluso su buena voluntad de acabar con su violencia (la historia dejará en su sitio la responsabilidad de unos y otros en el fracaso de la tregua, dejémoslo estar todavía), hay que añadir, aunque me acusen de equidistante, la miopía histórica de la clase dirigente española. Junto con su coro, está haciendo que aumente el número de independentistas vascos y de separadores españoles (hartos de nosotros los vascos), con el riesgo de fracturar lo que no está fracturado, al menos todavía. La sociedad vasca por un lado, y la vasca con la española por el otro.

EL barómetro nos dice también que el partido político que mayor índice de rechazo recoge es EH (un 49,3% no le votaría nunca) y después el PP (un 38,8%). Cómo es posible que la campaña se polarice en los planteamientos de los dos partidos más denostados por los vascos, arrastrando a los demás, PNV-EA y PSOE, a la radicalidad? No me digan que vuelvo a ser equidistante pues entonces lo es también la gran mayoría de la sociedad vasca. Vaya si lo es que, como yo, puesto a elegir, optarían mayoritariamente por un gobierno PNV-EA-PSOE, en primer lugar y por un bloque PNV- EA-PSOE-PP en segundo lugar, luego siempre por un gobierno de nacionalistas y no nacionalistas.

La campaña podrá mover algo la distribución de escaños arriba apuntada, pero no el deseo mayoritario de ser gobernados por un gobierno plural. Pero es bien sabido que el pueblo es más sabio que la mayoría de los políticos, columnistas e intelectuales.

Catedrático de Sociología de la Universidad de Deusto.

 

breve comentario al final

Luis Bouza-Brey

 

Las dos opciones que tienen  hoy los vascos para acabar con ETA son, o enfrentarse o someterse a ella. O defender la libertad y la democracia, o aceptar los fines delirantes y anacrónicos de ETA, pensando que con ello dejará de utilizar sus medios violentos y renunciará a su totalitarismo.

Durante estos veinte años se ha derivado hacia la segunda opción, y los resultados están a la vista. Desde el 98, el PNV ha tirado la toalla definitivamente, renunciando a la modernización de su ideología y asumiendo la del fundamentalismo. Con ese PNV, si no cambia, los partidos democráticos y constitucionalistas no pueden pactar: se ha hecho tan simbiótico con el nacionalismo excluyente y xenófobo, que está dispuesto a sacrificar la pluralidad de Euskadi al servicio de la Euskal Herría mítica, anacrónica y utópica dibujada por Arana hace dos siglos.

Por ello, si los resultados electorales del día trece confirman las tendencias de las encuestas, en el sentido apuntado por Elzo en las primeras líneas del artículo que antecede, y por mucho que los vascos sean partidarios en abstracto de un gobierno PNV-EA-PSE, el PSE cometería un error histórico funesto si aceptara esta fórmula de gobierno. ¿Cómo se va a volver a reincidir en una situación que se ha demostrado negativa, con un PSE "haciendo de criada", en posición subordinada ante el nacionalismo más fundamentalista, que opta como primera opción por la autodeterminación y la soberanía y el pacto con HB si ésta abandona la violencia?¿Es una tomadura de pelo, esto?

Si se quiere salir del laberinto, la única opción viable parece ser la de la firmeza frente a ETA, para enfrentarse a ella hasta derrotarla. Los partidos constitucionalistas deberían unirse ---en el gobierno o en la oposición--- al servicio de este objetivo, sin ceder ni un ápice más frente al nacionalismo fundamentalista, sea éste pacífico o violento. Eso es lo que la sociedad vasca necesita para dejar de derrapar hacia el precipicio, empujada por el totalitarismo y el desfase ideológico del nacionalismo pacífico. Ya irá madurando la situación, si no el 13, más adelante, pues las pautas de veinte años de configuración estructural y cultural del país puede que aún no hayan evolucionado suficientemente. Ese es el paso necesario para que la hipótesis de un gobierno amplio pero firme frente a ETA,  que incluya a constitucionalistas y nacionalistas, no sea inverosímil. Las fuerzas renovadoras del nacionalismo parecen aún débiles. El PNV no cambia, sigue "dándose prórrogas" (Arregui) muerto tras muerto. Y los "michelines", que van de "invitados" a las asambleas del PNV, no reaccionan con contundencia. ¿Después de las elecciones? ...Ya veremos. Pero el PNV debe saber que la época de las cesiones se acabó y que Euskadi no se podrá gobernar ya nunca más con las sinfonías y leyendas del nacionalismo del siglo XIX.