¿RIESGO PAÍS O RIESGO ZAPATERO?

 

Editorial de “El Imparcial” del 06 de febrero de 2010

Por su interés y relevancia he seleccionado el editorial que sigue para incluirlo en este sitio web

 

El batacazo que ha sufrido la Bolsa española esta semana ha sido de los peores que se recuerdan. Nada menos que un 7,7 por ciento llegaba a perder el IBEX 35; hubo momentos en los que incluso el diferencial llegó a situarse por debajo de la barrera psicológica de los 10.000 puntos, alcanzando un volumen tal de pérdidas que se rebasó lo que en términos bursátiles se conoce como “riesgo país”. En román paladino, que la situación está fatal. Por si esto fuera poco, el PIB español seguía desplomándose, al mismo tiempo que aumentaba la desconfianza de los inversores en que el Estado pudiera hacer frente al pago de sus obligaciones contraídas a cinco años. Esto último contrasta con los resultados de las grandes empresas españolas -Santander, Iberdrola, BBVA o Repsol, entre otros valores-, que siguen siendo muy solventes.

¿Son los mercados caprichosos? Influenciables, en todo caso. Y esas influencias provienen tanto de indicadores económicos diversos como de comportamientos políticos personalizados. En el primer caso, si el Fondo Monetario Internacional, los bancos centrales europeo y español y hasta el propio comisario europeo de finanzas, Joaquín Almunia coinciden en su negativa opinión sobre la marcha de la economía española, es comprensible que los mercados se resientan. Y se entiende aún mejor si se analiza la trayectoria del segundo aspecto: el cúmulo de despropósitos en los que José Luis Rodríguez Zapatero ha ido incurriendo desde que se inició la crisis.

No se puede abordar un tema tan importante como el de la reforma de las pensiones con filtraciones parciales a medios afines, para luego quedarse en nada, una vez comprobada la reacción adversa que tales reformas —tardías pero sensatas- podrían suscitar. Y decimos “podrían” porque el Gobierno todavía no ha presentado una sola iniciativa parlamentaria o, en su defecto, un solo documento interno donde se plasme un paquete de medidas en esta materia sobre las que poder debatir. A falta de ello, se debate sobre “globos sonda” u ocurrencias del Presidente, que van modelándose a medida que Moncloa testa su posible reacción —mediática, se entiende. Semejante ejercicio de irresponsabilidad no ha pasado desapercibida para los mercados financieros que, a su manera, han mostrado al señor Zapatero cuáles son las consecuencias de su calamitosa forma de presentar iniciativas. Si una persona, empresa o país —en este aspecto psicológico, el volumen no marca diferencias- tiene una situación financiera comprometida porque gasta mucho más de lo que ingresa, la forma de presentar un plan de ajuste creíble a varios años debe ser hacerlo con seriedad para que sea fiable; es decir, concretado en cifras verificables que envíen el mensaje a los prestamistas —que es de lo que se trata- de que invertir en nuestros activos es seguro. Y no hay nada que produzca más inseguridad que globos sonda, en lugar de cifras detalladas y “ocurrencias” que se presentan hoy y se retiran mañana.

El problema es siempre el mismo. Ya lo hemos denunciado reiteradamente en estas páginas: el señor Zapatero no hace política económica. Y no la hace porque nunca le ha interesado. El señor Zapatero hace economía de la política, que es cosa bien distinta y cuyo objetivo consiste en maximizar poder, que no riqueza. El señor Zapatero es un actor consumado: hace mímica, gestos, visajes, fotos y titulares. Hasta ahora, ha sido un mago de la realidad virtual. Pero ha llegado la hora de que los hechos giren su visita. Y Doña Realidad factual nos ha presentado nuestra cuenta de gastos, que es pavorosa, acompañada de una tarjeta que dice: “¡ciudadanos españoles, no tienen vds un riesgo país; tienen vds. un riesgo Zapatero!”