PROPUESTA VACIA DEL PSOE
Editorial de "El Mundo" del
8-11-00
Con un poco breve
comentario al final
Luis Bouza-Brey
La propuesta del secretario general del
PSOE de firmar un acuerdo con el Gobierno en materia antiterrorista que incluya
el restablecimiento de las relaciones con Ibarretxe
parece un intento de encubrir la existencia de un problema serio en el seno del
PSOE. Rodríguez Zapatero es el líder de un partido en el que existen varias
posiciones, contradictorias entre sí, no sólo en el tema vasco, sino en todo lo
referido a la vertebración del Estado.
Desde luego, el panorama al que se
enfrenta es complicado en el País Vasco, donde Zapatero se encuentra entre dos
fuegos: el de quienes quieren acercarse al PNV -aunque Arzalluz
no les deje- y el de los que creen que con la actual cúpula nacionalista no hay
nada que hacer. El secretario general recibe presiones de unos y otros, lo que
le obliga a andar permanentemente sobre la cuerda floja. ¿Cómo conjugar las
posiciones de Maragall -que equipara a Aznar y Arzalluz,
calificándolos como «dúo demoledor para Euskadi»- con la contundente estrategia
anti PNV de Redondo Terreros? No decimos que lo tenga fácil, pero tarde o
temprano Zapatero tendrá que definirse.
Aunque mientras tanto, intenta ganar
tiempo. Ayer, los dirigentes socialistas que se reunieron con el Gobierno
volvieron a reclamar un pacto antiterrorista, al margen la situación política
del País Vasco. A tal petición, el presidente del Gobierno ha respondido que la
lucha contra ETA «no es disociable» de la búsqueda de una alternativa al actual
Gobierno vasco. Esta es la cuestión de fondo. Que los socialistas demuestran
una gran confusión cuando piden un pacto con el Gobierno que deje al margen la
cuestión electoral y, al mismo tiempo, proponen el acercamiento a un PNV
encelado con EH e independentista.
El acuerdo del PSOE y el PP contra ETA
es tan claro y explícito que no necesita ninguna firma. Lo único que tendría
lógica sería un acuerdo para construir una alternativa política al proyecto
soberanista de los nacionalistas. Si el PSOE no lo quiere, está en su derecho,
pero entonces que no haga propuestas vacías.
Poco breve comentario final
Luis Bouza-Brey
La situación es muy compleja, compuesta por
una combinación de intenciones contrapuestas, embriones de pactos, y presiones
entrecruzadas:
En el PNV, Arzalluz
y Eguibar continúan defendiendo el objetivo de
autodeterminación e independencia como fórmula para conseguir la paz, por medio
del acuerdo entre nacionalistas. Como respuesta a la situación actual, de
presiones y contrapresiones, optan por alargar la legislatura, a la espera de
una tregua o una escisión en HB.
Ibarretxe, por su parte, marca
distancias tácticas con la cúpula de su partido, distanciándose de EH, reacercándose al autonomismo, al PSE y a la mayoría del
electorado peneuvista, con el fin de lograr un ámbito de apoyo y reorientación
de su gobierno ante unas previsibles elecciones.
Los críticos del PNV ---"michelines" o "neuronas", según quién los
defina--- salen a la luz ante la opinión pública con críticas cada vez más
abiertas a la política de la dirección. Pero sus posicionamientos no parecen
tener consecuencias inmediatas sobre la dirección del partido ni su
orientación.
En fin, en el PNV hay dos orientaciones de
fondo, la independentista y la autonomista, cuyas contradicciones se hacen cada
vez más evidentes, y entre las cuales navega el gobierno de Ibarretxe.
Pero el control de la situación lo siguen teniendo los soberanistas, que
tácticamente aflojan las riendas para ganar tiempo y "recorrido"
---término muy usado entre los autodenominados "abertzales". Parece
que "margen de maniobra" les suena a poco puro, y "ámbito de
decisión" ya se usa para otros menesteres--- .
EA intenta elaborar su
propia alternativa independentista y democrática, buscándose un margen de
autonomía e influencia, pero su debilidad frente al PNV siempre reducirá
enormemente su papel.
En HB, Otegui comienza a hablar
de alternativa soberanista "pragmática", para "el conjunto de
Euskal Herria"
--ésta parece ser la "nuez" que Arzalluz no
quiere--- y de posibilidades de un nuevo acuerdo entre nacionalistas. Amenaza
con que el camino se puede transitar incluso sin el PNV, pero deja abierta la
expectativa de una nueva situación estratégica ante los soberanistas del resto
del nacionalismo.
Entre tanto ETA va preparando el
terreno, ablandando al PNV con muertos y amenazas de muertos si no se pliega a
la unidad nacionalista, y "acumulando" fuerza negociadora ante sus
enemigos para el momento en que decida que le conviene abrir una negociación o
el proceso de autodeterminación.
Parece que la mayor contradicción entre los
independentistas de HB, PNV y EA, reside en el ámbito del "ámbito de
decisión", pues en EH y ETA deben considerar que sin Navarra e Iparralde no hay Euskadi que valga, sin que, por otra
parte, se arredren ante la "acumulación de fuerzas" contrarias de los
Estados español y francés, ni ante la insuficiencia de apoyos a su alternativa
rupturista en la mayor parte de Euskal Herría. Esas pequeñas dificultades se arreglan con unas
cuantas dosis de muertos, otras de desórdenes, amenazas y exiliados y la
preparación de una Udalbiltza soberana y un censo
vasco bien condimentado.
El PP ha optado por una
estrategia de confrontación abierta con el PNV para desbancarlo del gobierno
vasco, marcándose como objetivo la formación de un gobierno constitucionalista
que haga una política firme contra el terrorismo en los ámbitos policial,
judicial, educativo, institucional y simbólico. Para realizar su objetivo
necesita formar una coalición constitucionalista integrada por el PP, el PSE y
UA, con el fin de ganar la mayoría parlamentaria y el gobierno vasco.
El PP parece no creer posible que el PNV
cambie sin pasar por la derrota electoral y la oposición o, aunque piense que
es posible que tenga que contar con él después de las elecciones, antes de
ellas la táctica tiene que ser de choque frontal para debilitarlo y
deslegitimarlo. Sin desautorización y derrota del PNV, éste podrá ganar o jugar , como siempre, a dos bandas, quedando en manos de ETA
la fijación de calendarios, agendas y alianzas en función de sus propios
objetivos.
El PSE-PSOE lo tiene realmente
difícil, pues intenta también "acumular fuerzas" con una estrategia
de unidad democrática en la que no se puede desechar al PNV, si éste cambia con
suficiente rapidez después de una derrota electoral, o si gana su sector
autonomista la batalla interna y electoral.
Lo que el PSE-PSOE debería tener muy en
cuenta son las prioridades: hay que buscar la unidad democrática contra el
terrorismo, pero eso es un medio. El fin es la formación de un gobierno fuerte
frente a ETA y sus tentáculos civiles, objetivo en el que el PNV será débil en
el corto plazo, por lo que la prioridad es la alianza con el PP y UA. Y si es
posible, con el sector autonomista del PNV, si es que éste tiene capacidad de
acción. Esté donde esté y como esté. (¡Jo, qué difícil
se hace procesar tantas incógnitas y variables, en medio de tanta incertidumbre
y confusión de lenguajes¡).
Pero el PSE-PSOE podría fijar bien el rumbo,
en medio de tanta incertidumbre, marcando claramente los objetivos en esta
etapa: se trata de formar un gobierno fuerte frente a ETA y sus tentáculos, a
fin de hacer una política de defensa del ordenamiento constitucional y
estatutario y acabar con el fascismo en todos los ámbitos de la sociedad vasca.
En el de su legitimación política, en el de la acción terrorista de todos los
tipos, en el ámbito educativo, cultural y de medios de comunicación, en el
terreno económico y en el institucional.
La sociedad vasca necesita una terapia
democrática, después de veinte años de hegemonía de un nacionalismo
independentista que ha fracasado y está destrozando el país. A ese objetivo,
que se apunte quien quiera. Si una mayoría del pueblo vasco percibe esta
necesidad, mejor. Si no, a resistir hasta la próxima vuelta del camino,
intentando frenar en el intervalo el hundimiento y la descomposición de
Euskadi.
Y si Ibarretxe y el
PNV se inclinan de verdad hacia el autonomismo, y quieren pactar de verdad con
el PSE e iniciar una política de pacificación contra ETA, ¡que convoquen
elecciones ya! Si no, no tendrán credibilidad. No se puede continuar jugando
con el tiempo, sometidos a las presiones de ETA y a la
espera de que ésta marque el ritmo y la secuencia de los acontecimientos
UA es un aliado vital, que
además parece tener claros los objetivos, y dado que la cosa puede venir de muy
contados apoyos parlamentarios. Que ni el PP ni el PSE se olviden
de UA, y que ésta siga teniendo claros quiénes son los aliados.
Sobre IU-EB, ¡qué les voy a decir! A
ver si entre Llamazares y Frutos consiguen que se aclare, pero es que siempre
está en el lado equivocado.