Admiración es lo que produce la eurodiputada
socialista al leer sus escritos y ver sus hechos. Perplejidad es lo que
produce la carta que le ha dirigido Juan Carlos Rodríguez Ibarra. El señor
Rodríguez Ibarra ha expresado con claridad en muchas ocasiones su idea de
España, que muchos compartimos, pero nos ha extrañado un poco que en las
ejecutivas socialistas en las que él ha participado se hayan aprobado, creo
que por unanimidad, las propuestas del presidente de su partido en sentido
contrario, esto es, de disgregación de España. Por eso sorprende que ahora
le pida coherencia a Rosa Díez, ella que en pos de esa coherencia se juega
la vida en el escenario político más absurdo que hay en España. Y quizá no
entienda el señor Rodríguez Ibarra que Rosa Díez está en el mismo sitio
desde hace tiempo, que es fiel a sus principios y sus ideas, y que es el
PSOE vasco, antaño constitucionalista, el que ha dado un viraje de 180
grados y el que se ha separado de esas ideas.
Rosa Díez, nuestra «querida Rosa» para muchos
españoles, se merece apoyo, respeto y admiración, igual que otros vascos que
se juegan la vida por defender sus ideas.