MAREJADA GENERAL

 

 Artículo de José Javaloyes en “La Estrella Digital” del 16.03.06

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

 

Mientras el ministerio fiscal en Bolivia detiene al español Julio Gavito y al argentino Pedro Sánchez, máximos responsables de Andina, compañía mixta hispano-boliviana, por supuesto contrabando de petróleo durante 11 meses, se le vuelven a complicar las cosas a Repsol-YPF en América del Sur. Los problemas con la Bolivia de Evo Morales, a quienes el equipo de Miguel Angel Moratinos quiso tutelar y prometió ayuda durante la campaña electoral ganada por el indigenismo, son problemas que se añaden a los existentes con Buenos Aires, después de las presiones del presidente Kitchner sobre las multinacionales españolas en general; presiones ante las que se ofreció a mediar el presidente Rodríguez. Ahora, el volantazo diplomático en Iberoamérica continua sus progresos entre los arrecifes bolivarianos y en medio de una marejada general.

El premio de las ventas de aviones y barcos, firmadas con el Gobierno de Venezuela, parece alejarse en el horizonte de su realización mientras no se acaban de reemplazar, por otras europeas o rusas, las tecnologías norteamericanas incorporadas a naves y aeronaves, a cuya trasferencia se opone Washington, en este caso, por causa de la ejecutoria política e ideológica de Hugo Chávez. De la polar cubana salen las orientaciones por las que se rige el populismo de Caracas y Buenos Aires, y el rumbo definido por Evo Morales desde el primer momento. La diplomacia alternativa impulsada por el presidente Rodríguez rinde sus ubérrimos frutos por doquier, toda vez que se desistió de la “diplomacia retórica ” que, según Moratinos, le había precedido durante los Gobiernos de José María Aznar.

La bronca boliviana crece a todo gas desde la explosión de inseguridad jurídica alentada allí con las opciones electorales que fueron sostenidas por esta progresista Moncloa durante la campaña electoral, tal como desveló el propio Evo Morales en la ya famosa broma informativa que le prepararon en la COPE. Las garantías sobre los derechos de los directivos de Repsol YPF, ahora libres bajo fianza, y de la propia Compañía, brillan por su ausencia en pareja medida a como los accionistas de Endesa se enfrentan, de su parte, a la inseguridad jurídica y económica que resultan de la injerencia política del Gobierno en la Opa de Gas Natural, diseñada por el presidente de la petrolera.

Mientras la contraopa de E.ON permanece bloqueada por el cambio normativo en medio del partido que se disputaba en el mercado, los accionistas de la Compañía alemana pueden ver dañados sus intereses, lo mismo que los de accionistas de Repsol YPF los suyos por causa de los manejos del régimen de Evo Morales. Todo presenta el aspecto de que el alboroto ahora causado con las detenciones de los máximos dirigentes de Andina tiene como fin alterar por su propia base el “status quo” de la petrolera española.

Pero es que la marejada que sacude los intereses españoles en el exterior termina de abrir una gigantesca vía de agua en el acuerdo que, para la emigración africana, se había conseguido alcanzar entre Madrid y Rabat. La recrecida colaboración marroquí – quizá propiciada por la espera de otra recíproca en los planes de Mohamed VI sobre el Sahara -, se ha visto esquivada por la apertura del frente migratorio mauritano. A las pateras siguen ahora los cayucos, que inundan de pobres gentes subsaharianas y siembran de ahogados las orillas del espacio español en las islas canarias. Una imagen de imprevisión se desprende de los efectos de esta marejada sobre los intereses de España tanto en América como en el propio territorio nacional.

Y, por si algo faltara, esa marejada general que enfrenta nuestra política exterior, se acompaña y enmarca en el temporal diplomático mayor que se ha levantado por el desafío iraní, también a propósito de la energía, y en el que Rusia, del brazo de China, define también su juego independiente y opuesto al angloamericano y francés. Moscú insiste en que el proyecto de la República Islámica con el uranio sea discutido en la AIEA (Agencia Internacional para la Energía Atómica), y no transferido desde ésta al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

No está, en fin, el horno para bollos, ni para que, concretamente, nos encuentre un temporal energético con las sacudidas boliviano-argentinas y el alboroto europeo con las opas sobre Endesa. Pocas veces parece haberse establecido más ceñida correlación entre la agitación política nacional y el desbarajuste en política internacional.