CONTRA TODA DEFENSA DE ESPAÑA



 Artículo de José Javaloyes en “La Estrella Digital” del 05.05.06

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

Ni a la nación española ni a los intereses nacionales. El discurso del “buenismo” por el exterior completa el desencuadernamiento estatutario de la unidad nacional. El atraco estatalizador de Evo Morales a Repsol sólo es para el presidente Rodríguez un “problema puntual” que no habrá de obstar a la ayuda española a Bolivia, lo cual es cosa de la que tomarán cumplida nota todos nuestros interlocutores por el ancho mundo: en primer lugar, y para los mismos efectos del petróleo, el actual Gobierno de la entrañable Argentina.

En la Casa Rosada de ahora saben que en la Moncloa actual tienen un valedor, siempre dispuesto a mediar frente al egoísmo neoimperialista y neoliberal de nuestras multinacionales. Es una confianza documentada por el reciente pasado, ilustrada por la experiencia. Si algo faltara al simpático Kirchner para saber con quién no se juega los cuartos, al aplicarle otra vuelta de tuerca a las inversiones españolas en su país, ahí está la condonación política del puntapié que Morales le ha dado en nuestro culo al futuro de Bolivia.

El concesionismo “buenista” —ahora con La Paz como antes con Buenos Aires, durante la primera visita presidencial— no se expresa con hechos “puntuales”; es de naturaleza estructural y de condición sistémica. Desde el presente de nuestra política exterior se lo quiere proyectar a la que sirvan las futuras generaciones de diplomáticos. Así se ha suprimido el estudio del Tratado de Utrecht del temario para las oposiciones de ingreso en la Carrera. Total, como Rodríguez ya renunció a recuperar la soberanía de Gibraltar, cuando abrió la puerta a la doble representación colonial en el proceso negociador, ¿qué interés podrá tener que nuestros diplomáticos de mañana conozcan los fundamentos jurídicos y las condiciones todas a que debe constreñirse de la amputación territorial que padecemos los españoles en la provincia de Cádiz?

La renuncia a la imprescindible y auténtica memoria histórica comparece como corolario y desembocadura del deshuesamiento constitucional de España, por vía estatutaria. Y a ello se añade ahora, por vía diplomática, la parálisis funcional de los mecanismos de defensa, en el exterior, de los intereses nacionales. La metafísica nacional tiene así, para que nada falte, su correlato material en los problemas del siempre sucio dinero, pues todo socialista que se precie debe defender la causa de los desheredados, sobre todo si son los indígenas bolivianos a los que, como a todos los demás, expropió la Historia por mano española, como dijo el Comandante cuando Juan Pablo II visitó La Habana.

A una diplomacia de rendición preventiva, como la de Rodríguez, se corresponde una política de defensa que tiene su paradigma en las humanitarias “misiones oenegés” más o menos ligeramente acorazadas. Son la variante militar del bonismo diplomático. Muy preocupante, en fin, es que en la rearticulación de la política exterior y en la modernización de los conceptos de defensa no se haya integrado la noción de que España, o lo que reste de ella a la vuelta de la esquina, es, cada vez más, cabecera o metrópoli de multinacionales. Pero ¿qué importan los predicados si el sujeto (España) parece ya no importar nada?

Así ya no habrá quien nos defienda, a las multinacionales y a los nacionales, desde la actual tesitura.