EL PRECIO DEL PODER, O CÓMO EL PSOE VENDE LA CASA POR GOBERNAR
Artículo de Antonio Jimenez en “El Semanal Digital” del 17.06.07
Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.
Que los socialistas lleguen a
acuerdos con su aliado natural, IU, es comprensible. Pero que por tocar poder
sean capaces de darles lo que pidan a quienes pasan de España es muy fuerte.
17 de junio de 2007. La constitución de los nuevos ayuntamientos como
consecuencia de las elecciones del pasado 27-M es probable que haya provocado en
el estado de ánimo de algunos ciudadanos esa sensación rayana en la melancolía
que suelen sentir las personas después de un esfuerzo que resulta inútil.
"¿Y para qué narices voté yo al partido más respaldado en mi ciudad o en mi
comunidad- podrán preguntarse atinadamente- si al final, mi sufragio y el del
resto de millones de votantes que respaldaron la misma opción política, se lo
han pasado las minorías ,con el beneplácito del PSOE, por la entrepierna de sus
caprichos e intereses partidistas?"
En Canarias, sin embargo, es el ex ministro de Justicia,Juan Fernando López
Aguilar, el que está a punto de que le receten la amarga medicina que suele
prescribirle su partido a los populares en todo el territorio nacional, sin
importarle que estos concluyeran el escrutinio en el filo de la mayoría
absoluta. Frustrado e irritado anda López Aguilar, y con razón , ante el
panorama de legislatura que se le presenta en la oposición después de que
Coalición Canaria haya decidido darse el pico con el PP, que no cuestiona la
candidatura de Paulino Rivero como presidente del ejecutivo isleño. Los motivos
que los votantes socialistas canarios pueden esgrimir contra un acuerdo de
gobierno CC-PP son los mismos que podrían argumentar por sentirse políticamente
estafados los electores populares en Baleares y Navarra si Matas y Sanz se
quedan en la calle.
En ambas comunidades los populares encabezaron con notable diferencia de votos
el escalafón electoral del 27-M, pero eso no les garantiza, como a López Aguilar
en Canarias, que vayan a gobernar. Así ocurrió también en Galicia, donde
socialistas y nacionalistas le birlaron la cartera de la gobernación a Alberto
Núñez Feijoo por un puñado de votos. La ley que posibilita los pactos, no pone,
sin embargo, límite alguno al precio, a veces desmedido e inmoral, que los
partidos mayoritarios, y especialmente los socialistas, pagan por la consecución
del poder sin importarle la imagen negativa que para la credibilidad del sistema
de representación proyectan entre los electores.
No es lo mismo que el PSOE llegue a acuerdos de gobierno con su aliado natural,
IU, que con formaciones que reniegan de la Carta Magna, abogan por la
independencia del terruño donde están implantadas y les importa un bledo el
futuro de España como nación. La legitimidad democrática y legal de estos
acuerdos no debe ocultar la incoherencia y falta de principios del partido de
ámbito nacional que los suscribe.
La consecución de la alcaldía de León puede ser digna de una gran causa, pero no
a costa de fomentar la división y el enfrentamiento; y Zapatero ha apostado por
llevar el enconamiento y la tensión a su tierra al promover, a cambio del apoyo
del localista Union del Pueblo Leonés para que el PSOE gobierne la capital
leonesa, la segregación de la provincia del resto de Castilla. Un ejemplo del
precio que el PSOE está dispuesto a pagar por conseguir el poder a toda costa.