LOS DESAHOGADOS

 

Artículo de Antonio Jiménez en “El Semanal Digital” del 11 de mayo de 2008

Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

Leo con sorpresa que los barones socialistas están muy enfadados con su colega José Montilla a cuenta del modelo de financiación que pretende para Cataluña. http://www.elsemanaldigital.com/imagenes/sp.gif

Acaban de enterarse que "rompe la solidaridad entre los españoles". Los cabreados con Montilla son los presidentes socialistas de Extremadura, Castilla-La Mancha, Aragón, Galicia, Asturias y Andalucía.

A todos ellos hay que decirles: "bienvenidos al club", y a renglón seguido espetarles "mira que os lo habíamos advertido". No será porque no se ha insistido y criticado sobre los efectos y consecuencias negativas que para la solidaridad entre las regiones y la cohesión territorial podría tener la entrada en vigor del Estatut en todo lo relativo a la financiación autonómica y a las inversiones del Estado en infraestructuras.

Sin embargo, estos mismos dirigentes socialistas que empiezan a verle las orejas al lobo y se rebelan contra los efectos negativos que para sus comunidades puede deparar un modelo de financiación que penaliza a las regiones menos ricas y permite que aumenten las diferencias con las más desarrolladas, son los mismos que durante el debate del Estatut callaron como difuntos o asintieron por interés partidista y electoral ante las consignas de Zapatero, mientras los populares se desgañitaban advirtiendo de sus consecuencias.

Las inquietudes del PP y las alusiones a la ruptura de España que con chanza e ironía despejaba Zapatero, estaban justificadas por los mismos motivos de preocupación que empiezan a constatar los desahogados barones socialistas. El presidente de Extremadura que ha advertido a sus colegas de que "el euro no puede separar y romper entre ellos lo que la ideología ha unido" debería haber sido lo mismo de explícito durante el debate del texto catalán.

Es evidente que una vez celebradas las elecciones el discurso político intenta recuperar el sentido común perdido por el corto plazo de las urnas y a Solbes le toca cuadrar el "sudoku" , como definió el sistema de financiación surgido de las reformas estatutarias en referencia al complicado juego numérico japonés, sin hacer concesiones al populismo y a la retórica. Otra cosa es que lo consiga. Pero no por ello debe obviarse el oportunista e incoherente papelón de estos preocupados y , según parece, también enfadados con Montilla, dirigentes socialistas que en algunos casos se distinguieron, durante la pasada legislatura, por criticar y acusar al PP de ir contra los catalanes por no apoyar el modelo de financiación que ellos cuestionan en estos momentos.

Asistimos a otra clara demostración de incoherencia y desvergüenza política, últimamente muy propia de los socialistas , a la que nos tiene acostumbrados Zapatero con la inestimable colaboración, en este caso, del presidente del partido y de Andalucía, Manuel Chaves, a quien habrá que preguntarle si todavía considera que lo que "es bueno para Cataluña es bueno para Andalucia", como sostuvo cuando se le advirtió de las consecuencias negativas del Estatut para su comunidad y para otras del mismo perfil social y económico.

 Un ejercicio de incoherencia similar al ofrecido por el presidente aragonés Marcelino Iglesias quien para no tener que hacer las maletas y "dedicarse a otra cosa mariposa" como prometió si Zapatero aprobaba algún trasvase del Ebro, ha decidido ,junto a los servicios jurídicos del gobierno que preside, que la cesión de agua a Barcelona no es un trasvase sino una "conexión de sistemas" y por tanto no vulnera el estatuto de Aragón.

No es un trasvase sino una conexión de sistemas como tampoco hay crisis económica sino una "fase bajista del ciclo" (Solbes dixit) y no hay caos ni colapso en la Justicia sino un "problema de estructuras heredado del franquismo" ( Fernández Bermejo dixit). Qué gran habilidad para negar lo evidente y no llamar a las cosas por su nombre, y cuánto rostro paquidérmico.