ESPAÑA SIN ESPAÑA
Artículo de Federico Jiménez Losantos en “El Mundo” del 17/01/2005
Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)
La enfermedad moral de la Izquierda consiste en creer que tiene derecho a todo y que la Derecha no tiene derecho a nada, salvo a existir y sólo bajo ciertas condiciones. La más importante: reconocer su inferioridad moral, intelectual y política ante la izquierda y cederle el poder con una sonrisa aunque se lo quite a bofetadas, como en el pasado marzo, que remató con la manipulación de una masacre terrorista dos años de lucha callejera y antisistema contra el Gobierno legítimo del PP.
Cuando se trata de España, la Izquierda
oscila entre el homicidio y la esquizofrenia, entre la amputación y la eutanasia
asistida. O bien reescribe a su gusto dos mil años de historia eligiendo, según
la nefasta tradición institucionista y republicana, hoy prisaica, los hechos que
le gustan y eliminando lo demás (por ejemplo, Roma y el cristianismo); o bien,
si le resulta insoportable que los valores acuñados en torno a la idea de España
los defienda más y mejor la Derecha, cargándose la nación. Muerto el perro, se
acabó la rabia.
Pero como sin perro tampoco habrá caza, alguna escopeta lista se rebela. Suele
empuñarla Bono, que para eso está en Defensa y que en la Pascua Militar pidió
«más libertad, menos fronteras, más solidaridad y más Constitución. Es decir,
más España».
Nada que objetar. Es lo que estamos hartos de
decir los liberales desde la Transición, siendo por ello sistemáticamente
injuriados desde una Izquierda que ya no es «socialista a fuer de liberal», como
decía Prieto, sino nacionalista y antiespañola a fuer de antiderechista.
Pero Bono pretende cuadrar el círculo: proclamar el patriotismo desde el
sectarismo: «Pertenezco a una de las grandes naciones del planeta, sin cuya
aportación el mundo estaría notablemente incompleto. No defiendo la España
rancia e intransigente, la que estaría irremediablemente hecha desde los Reyes
Católicos.
No; me identifico con la España que hacemos, con la que nos garantiza la igualdad de oportunidades», decía ayer en ABC. No es la primera vez que el ministro llama «rancia» a la España de los Reyes Católicos, una forma grotesca de genuflexión ante el sectarismo izquierdista, como cuando Blanco llama «casposa» a la Iglesia Católica.
Esta izquierda es tan «tolerante» sólo admite
una España depurada de «intransigentes»; pero los que recuperan la unidad
nacional tras la Reconquista son los Reyes Católicos, no los de taifas.Y el
principio de igualdad ante la ley se abre camino a través del Estado-nación,
cuyo primer hito europeo es la España de los Reyes Católicos.
Marginarlos de nuestra historia es pretender una España sin España; que es como
querer un Barça sin Kubala o un Madrid sin Di Stéfano: un suicidio idiota, una
muerte sin esquela. Recapacita, compatriota.