EL CENTRO Y EL EXTREMO
Artículo de Federico Jimenez Losantos en “El Mundo” del 29.10.07
Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que
sigue para incluirlo en este sitio web.
La estrategia electoral del PP y el PSOE, o, lo que viene a ser
lo mismo, de Rajoy y Zapatero, empiezan a estar bastante claras. Rajoy pretende
hacer una campaña típicamente centrista, como le gustan a Arriola y al propio
Mariano. En Valencia, puesta de largo del mensaje corto, lo ha definido así:
«Soy fiable y previsible». O sea, que el PP se presenta como la perfecta
alternativa moderada a la «ética indolora» del zapaterismo, pero evitando todo
esfuerzo de claridad, precisamente por lo que tiene de doloroso. Por su parte,
Zapatero hará una campaña largocaballerista, entre posmoderna y masónica,
absolutamente radical contra el PP y contra todo lo que signifique nación y
tradición, de lo cristiano a lo liberal pasando por lo histórico y lo
capitalista. ZP hará campaña contra Aznar y Bush, que al parecer es la forma en
que piensa amarrar desde RTVE ese millón de votos del PCE que oscila entre la
revolución pasada por la Cuatro y la abstención pasada por La Sexta. Cuenta
también con las demás cadenas nacionales de televisión, ninguna de las cuales
le hará la guerra aunque una pueda jugar un poco, muy poco, a la
finlandización. Basada en esa abrumadora mayoría mediática, ZP tratará de
polarizar al máximo al electorado planteando un mensaje realmente extremista
contra la derecha, a la que pintará como el doberman disfrazado de cordero
centrista. La táctica de siempre.
Más difícil es saber el resultado de la táctica del PP, que
depende de varios factores. El fundamental, la imprevisibilidad de
acontecimientos traumáticos, como los de Barcelona pero peores o como los que
la ETA no ha perpetrado aún pero va a seguir intentando. Según sea el atentado
o el accidente, así deberá ser la respuesta electoral de la oposición, porque
aunque a veces no dan la impresión de creérselo, los del PP están en la oposición.
En ese momento, todo el centrismo de escaparate, la siesta moderada, lo
aburridamente previsible y lo previsiblemente fiable de la apuesta electoral
del PP saltará por los aires. Entraremos en un periodo semejante al de los
partidos de fútbol en que uno de los equipos ha preparado una táctica defensiva
y cerocerista, confiando en un gol al contraataque al filo de los 90 minutos, y
que se encuentra con un gol en contra en el minuto uno de la primera parte; y
con un segundo gol en propia meta en el minuto 12. Adiós táctica, adiós
cautela, adiós al pase atrás y adiós a la elegantísima moderación del
tiqui-taca. Es verdad que el PSOE se verá obligado a improvisar sobre la
marcha, pero es más fácil rectificar cuando juegas al ataque, como sin duda va
a jugar Zapatero, que cuando juegas a defender esperando el fallo del
contrario, como pretende jugar Rajoy. No hay nada peor en cualquier competición
que ser previsible, sobre todo cuando los acontecimientos casi nunca lo son.
Ojalá no sea eso lo que le pase a Rajoy.