¿DÓNDE ESTÁN LOS BARONES?

 

 Artículo de Julián Lago en “La Razón” del 09.03.06

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

  

"Total porque haya otra nación " parece decir, como el anuncio ése del Ministerio de Medio Ambiente, quienes consideran una pura cuestión semántica la definición que para Cataluña recoge el preámbulo del Estatut. O lo que es lo mismo, restar importancia a dicha definición no deja de ser la aceptación fatalista de lo inevitable. Es decir, del debate que ha concluido en la Ponencia del Congreso entre el beneplácito de CiU, la complicidad del Partido Socialista y los rechazos, por exceso, del PP y, por defecto, de ERC. Cuyo dirigente , y presidente del Parlament, Ernest Benach, ha proclamado en el Senado de California «la soberanía de la nación catalana», y todo ello en catalán, para que lo entendiera Arnold Schwarzeneger, suponemos.

Así que, antes de nada, habremos de preguntar por algunos silencios elocuentes. Por ejemplo, los del PSOE, cuya cultura política secular defendía un proyecto unitarista de España hasta que llegó ZP, que está dando la vuelta como un calcetín a la Constitución sin decirlo. Cierto es que el Estatut que saldrá del Congreso no es el mismo que entró, pero es que el que entró no resistía el más mínimo análisis constitucional.

Dicho de otra forma, que a partir de ahora habrá menos Estado y más naciones. De momento, dos, que luego ya veremos qué pasa con los vascos, los gallegos y, si nos apuran, los canarios, por cuanto España como «nación única e indivisible» ha dejado de tener su sentido declarativo constitucional.

Podrá argumentarse que nunca pasa nada, porque otros episodios produjeron en su día similar reacción hasta que se metabolizaron. Pero lo de ahora no es fácilmente metabolizable por cuanto afecta a las bases mismas de la cohesión territorial y de la solidaridad, con lo que ello supondrá de mimetismo emulador para otras comunidades.

Bueno, pues eso, que a lo mejor, la actual Constitución debería ser reformada. Decimos a lo mejor, pero evidentemente no por la puerta de atrás y sin el consenso de la Transición.

De ahí que nos preguntemos: ¿Dónde están Bono e Ibarra, Chaves y el propio Guerra, que hace quince días iban de valladares de cualquier despropósito nacionalista? ¿Ya no les parece tan grave que la residencia de la soberanía popular sea transferida al Parlament?

O ahora se han plegado a unos intereses partidistas sobre los que antes sobrevolaban o entonces eran unos cantamañanas. O las dos cosas.