TOTALITARISMO BLANDO. COUSAS A

 14-9-15

 

Luis Bouza-Brey

 

Comentario a

"Buenos y malos",

de PEDRO G. CUARTANGO

 

Totalitarismo blando; Golpe de Estado Postmoderno; Secesión a càmara lenta; Sedición de buen rollo...

...Todas estas construcciones conceptuales constituyen las herramientas que se utilizan para describir la situación política de Cataluña y el proceso de cambio que se deriva de la misma. Pero todas ellas se quedan en la superficie descriptiva y pierden de vista lo esencial: la "construcción nacional" que se lleva a cabo en Cataluña consiste en imponer monolíticamente los rasgos culturales de la etnia catalana a una sociedad constitutivamente plural. Consiste en ir haciendo "passar por el adressador", (pasar por el aro), a los catalanes de origen externo, para asimilarlos y conseguir que abandonen sus propios rasgos culturales y los sustituyan por los de la etnia que se quiere  dominante.

Hace unos años, este objetivo se vestía de retórica defensiva: se decía que se trataba de evitar que el idioma y la nación catalana, con sus "hechos diferenciales", se perdieran debido a la inmigración y la imposición homogeneizadora y coercitivs del Estado unitario. Se trataba de construir un pluralismo cultural y político que permitiera convivir en igualdad al pueblo catalán y su cultura con España y los españoles.

Hoy se ha pasado ya a la ofensiva: para conseguir el objetivo de la imposición étnica ya no basta con la convivencia plural en un Estado Autonómico, sino que consideran necesaria la supresión del pluralismo cultural y la ruptura política a fin de construir un Estado independiente que instaure la dominación de unos sobre otros. De este cambio de esquema actitudinal se derivan la xenofobia, la necesidad de exclusión étnica e imposición cultural y la voluntad de sustituir definitivamente el pluralismo como rasgo esencialmente constitutivo de Cataluña por un monolitismo cultural y político que se imponga mediante la ruptura con España y su Estado.

 

Pero este objetivo del etnonacionalismo catalàn exige tiempo, necesita realizarse gradualmente a partir de unas condiciones iniciales de ruptura que son las que hoy se intentan imponer mediante ese "golpismo posmoderno", esa "sedición de buen rollo", ese "totalitarismo blando", esa definición de "buenos y malos catalanes" que hoy constituyen ya los temas de la agenda política que el nacionalismo ha conseguido implantar.

Por eso, el análisis de la realidad política en Cataluña y el conjunto de España me llevan a reafirmar mis conclusiones de hace algunos años de que

 

 

"El etnonacionalismo consiste en hacer de la necedad virtud, y en llamar a la reacción progreso, a la opresión liberación y a la secta-etnia nación."

 

Lo que me parece aberrante es que la mayoría de los españoles, en Cataluña y el conjunto de España, se hayan dejado conducir a este camino degenerativo sin salida, que arrasa la cultura política del país en base a mentiras y aberraciones, idiotiza a amplios sectores de la población, pone en peligro la convivencia, la estabilidad y el desarrollo político y nos está conduciendo al derrumbe institucional y a un Estado fallido que prefiguran una catástrofe final del país. Algunos son incapaces de aprender y otros han olvidado el pasado.

 

 

Buenos y malos

 

PEDRO G. CUARTANGO en "El Mundo" del 12-9-15

 

http://www.elmundo.es/opinion/2015/09/12/55f32b9146163f8f2d8b45ad.html

 

 

Los regímenes totalitarios se caracterizan por la hegemonía de un partido político que patrimonializa como propias las instituciones del Estado. El totalitarismo se basa siempre en una ideología única que los ciudadanos tienen que asumir si no quieren verse discriminados. En este tipo de sistemas priman los intereses del partido y del Estado sobre los individuos, que son meros instrumentos al servicio del poder.

 

La información se convierte en propaganda, los críticos son considerados desleales, la oposición es silenciada y las señas de identidad colectiva se imponen a las preferencias individuales.

 

"Los derechos de los no nacionalistas son pisoteados, las sentencias de los tribunales no se cumplen, la lengua se impone bajo multa, las elecciones ordinarias se convierten en un plebiscito"

El gran apologeta del totalitarismo, el pensador alemán Carl Schmitt, sostenía que la voluntad del caudillo está por encima de las leyes porque encarna la representación del pueblo y de la mayoría. Otro de sus rasgos esenciales es el recurso a la dialéctica amigo-enemigo, ya que esos regímenes necesitan fabricar un adversario exterior para aumentar su cohesión.

 

¿Puede afirmarse hoy que el nacionalismo de Mas y Junqueras está derivando a un régimen de carácter totalitario? La respuesta es sí porque, salvando las distancias históricas y aceptando que los nazis incurrieron en conductas brutales que no tienen nada que ver con lo que ocurre en Cataluña, se puede sostener que el independentismo está llevando a cabo un experimento de ingeniería social con muchos de los ingredientes de las ideologías totalitarias. Si se quiere, estamos ante un totalitarismo blando, pero lo cierto es que las políticas de la Generalitat coinciden con muchas de las prácticas que se asocian a aquellas organizaciones en las que los abusos del poder y el desprecio a los derechos individuales eran justificados por la consecución de un fin político.

 

En Cataluña, está en peligro la separación de poderes porque el nacionalismo lo invade todo, se expande como un gas, como afirmaba Borrell. Las instituciones han sido fagocitadas por la fantasía de la construcción nacional, que ha pasado a ser prioritaria sobre la gestión de lo público.

 

El régimen de Mas se sustenta en el control de los medios y en una propaganda que exalta la idea de la nación y glorifica a sus líderes. Por el contrario, la corrupción se esconde bajo la alfombra y quienes la denuncian son traidores. Ahí está la cadena pública TV3, actuando sin ningún rubor como un altavoz de partido. Aquello que no les gusta a sus prohombres es ignorado o vilipendiado.

 

El nacionalismo es una ideología que establece las señas de identidad de un clan depositario de las esencias de la nación. Quien no asuma incondicionalmente esos estereotipos identitarios, queda fuera de la colectividad en Cataluña.

 

Mas y sus correligionarios han cultivado también el señuelo del enemigo externo, que encarnan España y el Gobierno de Rajoy, fuente de todos sus males. Ellos no asumen ninguna responsabilidad por sus actos, la culpa la tienen los otros. Incluso de que el descontrol de sus cuentas haya derivado en que las emisiones de la Generalitat sean hoy bonos basura.

 

Los derechos de los no nacionalistas son pisoteados, las sentencias de los tribunales no se cumplen, la lengua se impone bajo multa, los disidentes son insultados, las elecciones ordinarias se convierten en un plebiscito. Y Artur Mas, que dice no va a respetar la Constitución si choca contra la voluntad de los catalanes, se molesta porque Felipe González compara a Cataluña con los totalitarismos de los años 30.

 

Le recomiendo a Artur Mas que lea a Isaiah Berlin, que definía el nacionalismo como «el poder más peligroso» contra la convivencia, ya que siempre acaba dividiendo a los hombres en buenos y malos.