¿QUIEN HA GANADO LAS ELECCIONES EN EUSKADI?

Luis Bouza-Brey, 17-5-01

Llevo varios días haciéndome esta pregunta y, la verdad, no sé qué contestar:

...Primera aproximación: la coalición PNV-EA obtuvo 599.746 votos y 33 escaños frente a 323.918 y 19 escaños del PP y 250.919 y 13 escaños del PSE. Y, además de ello, EH perdió 81.217 votos y 7 escaños, de los cuales casi todos fueron a parar a la coalición PNV-EA.

Conclusión provisional: PNV-EA crecen mucho y ganan; EH pìerde mucho y vuelve a sus dimensiones históricas de 140.000 votos y el 10%; PP sube, pero poco, lo mismo que PSE, que además, pierde un escaño.

...Segunda aproximación: ¿Qué se jugaba en estas elecciones? Se enfrentaban el bloque nacionalista y el constitucionalista disputándose la hegemonía y el Gobierno, flanqueados por una minoría fascista y otra excomunista. Datos: PNV-EA, 599.746 votos y 33 escaños; PP-PSE, 574.837 votos y 32 escaños. Diferencia: 24.909 votos y 1 escaño.

...Tercera aproximación: 599.746 votos de PNV-EA menos 81.217 votos (¿prestados o reconvertidos?) de la minoría fascista, igual a 518.529 votos.¿Cuántos escaños hubiera obtenido PNV-EA sin esta reconversión o préstamo? Le dejo la respuesta a los expertos electorales.

Datos según este cálculo: PNV-EA 518.529 votos; PP-PSE, 574.837 votos.

 

LAS CONSECUENCIAS DE LA BATALLA

En 1998, después del acuerdo de Lizarra, la puesta en marcha de Udalbiltza y la hegemonía en el bloque nacionalista de EH, los partidos constitucionalistas, alarmados, pensaron que había que frenar este viraje del nacionalismo, que cambiaba el rumbo hacia la ruptura constitucional y estatutaria y la imposición de un régimen etnicista, excluyente y propenso hacia el totalitarismo.

¿Qué corriente ganó la batalla? ¿la rupturista y totalitaria o la constitucionalista y democrática? ¿Qué rumbo sigue el nacionalismo después de las elecciones?

Habrá que irlo viendo, pero el adelgazamiento de EH y las primeras decisiones del lehendakari de la coalición PNV-EA parecen indicar que la hegemonía en el nacionalismo ha cambiado hacia PNV-EA y que el PNV puede cambiar el rumbo, las alianzas, los equilibrios internos y el liderazgo.

En efecto, Ibarretxe inicia una línea de ruptura con EH si ésta no condena la violencia y acepta la democracia; el programa de la coalición PNV-EA se marca como objetivo la autodeterminación, pero a partir del ordenamiento jurídico vigente, y parecen haber cobrado brío las voces internas más críticas con la anterior estrategia del PNV. Al mismo tiempo, Ibarretxe lanza invitaciones al diálogo a los partidos democráticos y excluye a EH, y afirma que Euskadi habrá de construirse entre todos, uniendo fuerzas los que sólo se sienten vascos con los que se sienten también españoles.

Es decir, que parece que el PNV intenta corregir el rumbo anterior, pero habrá que ver cómo se concreta esta operación: ¿se cambiarán las alianzas en Diputaciones y Ayuntamientos? ¿Qué se hace con Udalbiltza? ¿Se seguirá apoyando el DNI y el censo vasco? ¿Se seguirá considerando a una parte de la población no autóctona de Euskadi como "portugueses en Luxemburgo", "alemanes en Mallorca" o judíos en la Alemania nazi?

¿Se concretará esa búsqueda de nuevas alianzas en una política contundente contra ETA y en la marginación del nazismo vasco, o se le seguirá pidiendo a "esos chicos" que, por favor, no asesinen más ni hagan gamberradas en la calle, que eso es malo y perjudica al nacionalismo?

¿Va a adoptar la coalición PNV-EA la decisión de pedir la disolución de ETA?¿Se le va a exigir a EH que pida lo mismo?

¿Se va a proteger a los amenazados y reconocer como héroes democráticos a las víctimas del fascismo, o los héroes son otros?

En síntesis, ¿cuáles serán las prioridades del gobierno vasco, la lucha contra ETA o por la independencia? ¿la unidad democrática contra ETA y el fascismo por medio de un gobierno fuerte y contundente, o la continuación del desgobierno, la pasividad y las prédicas de púlpito del período anterior?

LOS "PERDEDORES"

La democracia española y, si algún día existe, la democracia vasca, habrán de agradecer al PP y al PSE-PSOE-EE su lucha por la libertad. Sus dirigentes, militantes y cargos públicos han sacrificado su seguridad y aportado su esfuerzo en una lucha denodada por salvar la libertad y la democracia en Euskadi y España. Junto a ellos, las organizaciones cívicas, profesionales e intelectuales han entregado lo mejor de ellos mismos al servicio de estos objetivos. El esfuerzo no ha sido baldío: aunque todavía con muchos lastres predemocráticos, la cultura política vasca comienza a cambiar, y el haber quedado a un escaño de los ganadores no es una derrota, sino que les va a obligar a éstos a contar con la mitad del pueblo de Euskadi, con la que desde 1998 no contaban.

Es cierto que las elecciones han producido una gran decepción, defraudando expectativas fundadas: se esperaba que PNV y EA asumieran sus responsabilidades en el gran error de los pactos del 98 y en el desgobierno de los dos últimos años. Pero no sólo no se han exigido responsabilidades internamente, sino que han incrementado sus votos y, aunque por poco, ganado las elecciones —gracias a los votos procedentes de EH, por otra parte---.

Esto es una anomalía democrática, derivada de la opacidad de funcionamiento del PNV y de la existencia de una religión política fundamentalista en la cultura política vasca. Si a esto se suma la persistencia de la violencia, la situación es explosiva: habrá muchos que duden entre el abandono o la autodefensa, por lo que si no se pone remedio a este declive de la democracia se llegará a una implosión o explosión del país. Los partidos que han ganado las elecciones y formarán gobierno deberían tener en cuenta este gran riesgo.

Los partidos constitucionalistas, por su parte, deben mantener su unidad con firmeza en torno al acuerdo antiterrorista. Su párrafo más discutido sigue teniendo plena vigencia:

"El abandono definitivo, mediante ruptura formal, del Pacto de Estella y de los organismos creados por éste, por parte de ambos partidos, PNV y EA, constituye una condición evidente y necesaria para la reincorporación de estas fuerzas políticas al marco de unidad de los partidos democráticos para combatir el terrorismo. La recuperación plena de esa unidad para luchar contra el terrorismo debe llevarse a cabo en torno a la Constitución y el Estatuto de Guernica, espacio de encuentro de la gran mayoría de los ciudadanos vascos. Asimismo, la ruptura del Pacto de Estella y el abandono de sus organismos constituye, para el PP y el Partido Socialista, un requisito imprescindible para alcanzar cualquier acuerdo político o pacto institucional con el Partido Nacionalista Vasco y Eusko Alkartasuna".

 

Solamente cuando se reduzca al fascismo y se derrote a ETA, se podrá iniciar la etapa de lucha democrática por los objetivos que cada uno desee. Entre tanto, la autodeterminación no es válida. Los partidos constitucionalistas deben oponerse a cualquier intento de modificar la Constitución o el Estatuto mientras persista la violencia como un plus a favor de una de las opciones.

 

LAS FORMULAS DE GOBIERNO EN ESTA ETAPA

La coalición PNV-EA tiene mayoría suficiente para gobernar durante el período que ahora comienza. No para nada más, salvo que busquen el apoyo de EH. Pero entonces tendrán en contra a toda la sociedad española y a la mayoría de la vasca. De manera que, para asuntos de reforma constitucional o estatutaria se está en tablas.

¿No sería una buena solución concentrar todas las fuerzas en este período en la lucha contra ETA y el fascismo, aplazando, mediante pacto explícito,  los asuntos constituyentes para después?

¿Podría ponerse en marcha un gobierno de amplia base, de unidad democrática contra ETA y el fascismo, entre ambas coaliciones, si no ahora, dentro de un plazo prudencial?

PP y PSOE deben acudir al encuentro y el diálogo con la coalición PNV-EA si ésta persiste en la orientación que actualmente parece que predomina. Un gobierno PNV-EA-PP-UA-PSOE y, en su caso, IU, sería la fórmula ideal para iniciar la lucha contra ETA. Pero si esto de momento no fuera posible, sí que se hace preciso buscar acuerdos parlamentarios, un pacto por la libertad y la democracia entre estos mismos actores inmediatamente.