TEORIA DE LA
INCONSISTENCIA: UN ANALISIS BIOGRAFICO DEL PSC
Artículo de Luis
Bouza-Brey (17-9-10, 11:30)
Aunque sólo haya sido como militante de
la ASU (Agrupación Socialista Universitaria), uno ha vivido desde sus orígenes
hasta mediados de los ochenta los ciclos del PSC (PSC-PSOE, en sus tiempos). Y
como observador interesado, aunque externo, desde entonces hasta hora.
Y debo confesar que nunca me había
sentido tan defraudado por nada ni por nadie como me ha sucedido con el PSC: hemos
transitado desde la ilusión que sentíamos muchos al principio, por unificar
todo el socialismo español con una pauta federal, hasta el desprecio de los
últimos tiempos, en que incluso los “capitanes” de origen inmigrante,
auxiliados por los señoritos de Sarriá, se han
transformado en soberanistas confederales. Debe ser que las lentejas han
subido mucho su precio, porque el giro ha manifestado una mutación propia de
las películas de Science-Fiction, y las ventajas
individuales obtenidas por los arribistas supongo que habrán sido inmensas,
como supongo también que los “cholletes” municipales
habrán adobado con especial esmero el plato de la traición a sus principios
fundacionales, a sus programas y a sus electores.
Considero que los factores que han
contribuido a ello son varios, y con distinta incidencia en las diversas
épocas, pero los sintetizaría en el siguiente compendio:
a)
El franquismo y el estalinismo-carrillismo condujeron a la izquierda a renunciar al
nacionalismo cívico y al patriotismo español, para sustituirlos por la abducción
frente al nacionalismo étnico, el rechazo a España, y la reacción identitaria y etnicista disfrazada
de progresismo.
b)
El PSOE se durmió en los laureles durante el
franquismo, de manera que desde comienzos de la transición tomaron la
iniciativa en la reestructuración del socialismo español las pequeñas
burguesías periféricas, alterando de raíz las características populares del
socialismo, sustituyéndolas en algunas partes importantes del país por las de los
señoritos locales, sedientos de liderazgo y ascenso social, inflamados de identititis etnicista y rebeldía
pequeño burguesa.
c)
La restauración de la democracia produjo el
efecto inesperado de hundir al PCE y hacer ascender a un PSOE vegetativo, que
contó con amplio apoyo popular democrático como consecuencia de los cien años
de historia, transformándolo en puerto de apoyos populistas y habitáculo de élites
diversas y militantes oportunistas de todos los colores. La resultante ha sido
un partido con una estructura muy jerarquizada al tiempo que fuente de
oportunidades de colocación y ascenso de varias generaciones de españoles. La
consecuencia ha sido la consolidación de un partido de estructura no
democrática pero con amplios apoyos electorales de seguidores con poca
coherencia ideológica, y amplísimas clientelas internas, sufragadas con
recursos públicos y dispuestas a obedecer ciegamente a
los dirigentes.
d)
En Cataluña, el PSC se ha configurado desde sus
primeros momentos como un partido liderado por la pequeña burguesía local
procedente del MSC y el FLP, inflamada de catalanitis
y pseudorevolucionarismo en los primeros tiempos.
Después, desde mediados de los ochenta, las agrupaciones más pobladas del
partido, en las zonas de inmigración de las ciudades, posibilitaron un cambio parcial
en el liderazgo, elevando al mismo a los “capitanes”, que eran gestores y
líderes locales de origen inmigrante que arrebataron parte del poder a la élite
inicial.
No obstante,
lo que parecía un augurio de resistencia a la abducción etnicista
ha resultado un fracaso total, debido a la falta de consistencia teórica e
ideológica de los capitanes, a su ascenso social por la vía de la política, que
los ha conducido a apalancarse en las posiciones de poder recién adquiridas a
costa de los principios, y al delirio maragallista,
que pensó que obtener el poder con la alianza de ERC e IC tendría un efecto
positivo para el país y el PSC.
Hoy, después de la segunda legislatura del
tripartito, el fracaso ha sido tan inmenso, la traición tan flagrante, y el
delirio etnicista tan acusado, que lo más probable
será un fracaso en toda regla del PSC en las próximas elecciones.
Pero el peligro de toda esta turbulencia es que
no existen alternativas políticas consolidadas que permitan mantener un rumbo
democrático firme frente al fracaso de la izquierda: el PP se ha transformado
en el chivo expiatorio, ambiguo, débil y vacilante de todos los demás partidos,
como representante del enemigo exterior frente a la “construcción nacional” etnicista; IC es pasto de nacionalistas de izquierda y
ecologistas prestos a arrimarse a cualquier conflicto y grupo primordial que
emerjan, sin capacidad para formular alternativas en positivo para la situación
del país; ERC es la reacción etnicista y anacrónica en
estado puro, con muchas similitudes con la Liga Norte italiana, y con
orientación claramente secesionista y propulsora de una fractura grave en el
país; Ciudadanos y UPyD son los intentos fracasados
de construir una alternativa al caos promovido por la abducción etnonacionalista de todo el sistema de partidos; y CIU
representa el arquetipo y la causa principal del caos del país, por su
evolución desde la defensa de la autonomía y la democracia constitucional española,
hasta el soberanismo, el confederalismo
y el independentismo de sus nuevos dirigentes.
Por todo ello, no hay opciones
constitucionales, democráticas y sensatas presentes, ante el fracaso del
autogobierno catalán y la democracia española, y la consecuencia más probable
es un incremento desmesurado de la abstención, que puede dar de nuevo ---como
siempre--- la victoria en las elecciones autonómicas a CIU apoyada por los
sectores de la población abducidos por el sentimentalismo patriótico catalán,
manipulado por los demagogos de la catalanitis, inflamación
patológica de la cultura política catalana, abombada o deshinchada según
convenga a sus intereses inmediatos de obtención del poder, implantación del delirio étnico, y
fomento de las diversas corruptelas del 3% o el Palau.
El fracaso del PSC será probablemente muy
marcado, debido en parte a la abstención tradicional de las amplias capas
populares que votan al PSOE en las generales y no votan al PSC en las
autonómicas, y en parte a la nueva abstención producida por el fracaso y la
traición de los dirigentes actuales del PSC, ahora una mezcla incoherente de “señoritos”
y “capitanes”.
En mi opinión, cabe solamente una salida que
manifieste la protesta radical de amplios sectores de la población frente al
fracaso y la estafa del autogobierno catalán, que es el gobierno de una
oligarquía basado en la abstención o el voto en blanco de la mayoría de la
población. La salida es el voto a CIUDADANOS EN BLANCO, partido que se presenta
a las elecciones con el compromiso de no ocupar los escaños obtenidos, como protesta
frente a la estafa permanente en que consiste el
funcionamiento del sistema político.
Si CIUDADANOS EN BLANCO consiguiera dejar un número suficiente
de escaños vacíos en el Parlamento de Cataluña, la oligarquía posiblemente
comenzara a darse cuenta de que no puede seguir así, y un PP posiblemente
victorioso en las próximas elecciones empezaría también a percibir que el pacto
con el etnonacionalismo, además de una traición, no es rentable.