UPyD: UN PARTIDO CONSTITUCIONALISTA, RESPUBLICANO, FEDERAL Y PROGRESISTA

 

(L. B.-B., 24-9-07, 10:30)

 

 

Creo que los políticos españoles tienen una característica patológica que agrava la dificultad de manejo de un país tan complicado como el nuestro. A los políticos españoles les falta empatía y disciplina, es decir, madurez democrática, es decir, responsabilidad.

 

Les falta empatía para entender al otro y asumir disciplinadamente esa comprensión autolimitándose, para "tener la fiesta en paz", es decir, para tener democracia. Y al carecer de empatía, disciplina y cultura democrática, suelen actuar como unos irresponsables, con la consecuencia de que nuestra querida España ---sin sudores, ni soplidos, con amor a lo que somos--- se ve sacudida permanentemente por convulsiones que parecen condenarnos al destino trágico e inexplicable de no ser un país normal, que pueda avanzar permanentemente hacia adelante.

 

Parece como si estuviera escrito en las leyes cósmicas que periódicamente se producirá una conjunción astral de políticos tarugos, frívolos y sectarios, cuya colusión destroza la convivencia y condena a España a volver a empezar, después de un paréntesis de cirugía de hierro que hace recuperar la cordura al país.

 

La conclusión inevitable que uno saca es que la locura política, la psicosis esquizofrénica, es una característica definitoria de nuestra cultura política, que obliga a los ciudadanos sensatos a no dejar la política en manos de los políticos, sino a asumir la responsabilidad de aportar control y sentido común a la esfera pública del país.

 

Pues bien, parece que en estos momentos estamos inmersos de lleno en la cima de la convulsión psicótica, y que la coyunda de locos que une a tarugos nacionalistas en coalición que alcanza hasta el nazismo, más sectarios excomunistas que tienen que buscar cizaña en donde sea para recuperar su funcionalidad y sentido, más ignorantes frívolos e irresponsables sin principios que viven del cuento y del chollo, está conduciendo al país a despeñarse de nuevo hacia abajo hasta tocar fondo para luego volver a ascender penosamente.

 

Y esta conjunción astral es lo que hace  emerger la necesidad de reconducir el rumbo antes del despeñamiento definitivo. El flautista de Hamelín que nos gobierna nos está haciendo desfilar a todos por el borde del precipicio sin más rumbo conocido  que el de terminar precipitándonos al vacío.

 

Por eso UPyD puede ser el partido que emerja de entre las filas de zombis narcotizados existente en España a fin de recuperar el sentido de las cosas. Y este sentido de las cosas se caracteriza por la necesidad de dignidad patriótica, moderación ideológica, terapéutica reformista frente a los errores y tarugismos anacrónicos a izquierda y derecha, sensatez, atención y alerta ante las exigencias del cambio radical que se está produciendo en el mundo, y firmeza en el manejo del timón del país, sin dejarse llevar por impulsos immaduros de replantearse todo de nuevo.

 

Por eso UPyD se define por la defensa de la Unidad, el Progreso y la Democracia: por la Unidad frente a la  centrífugación  impulsada por los nacionalismos periféricos. Por el Progreso, que impulse la libertad y la igualdad frente al "progresismo" vacuo, electorero y sin rumbo, que se cree con patente de corso para impulsar cada día  nuevas ocurrencias, que van contra el progreso real y crean constantemente nuevos problemas o agravan los antiguos. Por la Democracia, frente a la degeneración del sistema político que se está produciendo en España con ritmo acelerado desde el año 2004.

 

Frente a la degeneración, la Regeneración democrática: a fin de romper el aislamiento existente entre gobernantes y gobernados y la oligarquización de los partidos; a fin de cambiar la Constitución para recuperar un Estado viable que impulse la libertad y la igualdad, frente al autoritarismo miope y esquizofrénico de los nacionalistas; a fin de cambiar la ley electoral y  la lógica del sometimiento de las mayorías frente al chantaje de las minorías; a fin de construir un espacio  ideológico y estructural centrípeto, que impulse un pacto de Estado que frene el derrumbamiento derivado del impulso inercial de la conjura de los necios.

 

Por eso  UPyD debería ser un partido constitucionalista, que defendiera los principios constitucionales de unidad, pluralismo, libertad, igualdad y cohesión, corrigiendo los errores en la redacción o aplicación de la Constitución.

 

Por eso  UPyD debería ser un partido "respublicano", que fortaleciera la democracia con la participación política amplia del pueblo, frente a las oligarquías partidarias producidas por la degeneración y la selección negativa de la élite política, sin agravar todavía más los problemas con un cambio de la forma de gobierno innecesario e inmaduro.

 

Por eso  UPyD debería ser un partido federal, que apoyara un Estado central fuerte con competencias potentes y un Senado que recondujera la miopía y el particularismo nacionalista, y el caciquismo local, a las normas de la democracia.

 

Por eso  UPyD debería ser un partido progresista, que elaborara una política internacional en defensa de alianzas para desarrollar la libertad y la democracia en el mundo, y no el populismo o el fundamentalismo. Que elaborara una política inmigratoria que integrara con racionalidad y control a aquellos que quieran venir a trabajar a España, sin favorecer la esclavitud encubierta, los negocios mafiosos o el "ghetto" y el desarraigo sin esperanza. Que elaborara una política económica y social equilibrada, a fin de no quedarnos atrás en la carrera de la innovación, la productividad competitiva y la igualación de oportunidades, sin dejar a nadie atrás abandonado a su suerte. Que elaborara una política cultural y educativa que recreara los valores de dignidad, libertad e igualdad, proporcionando a los españoles el conocimiento, la creatividad y la cohesión a través del trabajo, el esfuerzo y el mérito individual. Que alaborara una política antiterrorista que mediante la firmeza democrática venciera de una vez al nazismo vasco, frenando la emergencia del fascismo catalán.

 

En fin, un partido así le hace falta como agua de mayo al país, frente a la conjura de los necios. Los que comprendan esto deben asumir de una vez el compromiso responsable de sacarlo adelante, porque así ayudarán a frenar la descomposición y degradación del país y le dejaran una herencia colectiva digna a sus hijos.

 

La cosa está así: una situación de emergencia y una llamada a la responsabilidad y la dignidad de los españoles. Hagámosla llegar a la opinión pública.