!QUIN EMBOLIC!

Artículo de Luis Bouza-Brey,

sobre las elecciones catalanas del 17 de Octubre (25-10-99).

Pues sí, !qué lio! Los resultados de las elecciones manifiestan el principio de un cambio de hegemonía en Cataluña, la duda ante una encrucijada, y la apertura de un período de inestabilidad política difícil de transitar sin un esfuerzo de clarificación y transacción por parte de todos.

Los resultados electorales, reseñados en el gráfico siguiente, permiten a CIU formar gobierno si puede conseguir el apoyo activo del PP o ERC o el pasivo de ambos en una segunda votación.

 

 

 

 

 

Ahora bien, las posibles combinaciones parlamentarias que CIU puedan intentar, han de tener en cuenta diversos factores: el contexto de unas próximas elecciones a Cortes, el problema del estancamiento o desarrollo del Estado Autonómico y la dirección del mismo, el cambio de hegemonía que se está produciendo en Cataluña, la posible recomposición del espacio político del nacionalismo catalán y la reorientación de este último, así como la apertura de la transición desde el hiperliderazgo de Pujol a una nueva situación más plural.

Pero vayamos por partes: ¿cuáles son, en mi opinión, los datos más significativos de las elecciones del 17 de Octubre?

 

LOS RESULTADOS DE LAS ELECCIONES

 

---En primer lugar, la polarización entre Pujol y Maragall por alcanzar el liderazgo político en Cataluña, lo que ha llevado a un efecto de absorción hacia ambos de los electorados del resto de los partidos. Principalmente, en lo que se refiere a un amplio número de votantes de IC, que han desplazado sus apoyos hacia la lista PSC-CPC en la provincia de Barcelona.

 

---En segundo lugar, el gran ascenso de la lista encabezada por Maragall, hasta superar en número de votos a la de CIU, aunque no en número de escaños en el Parlamento.

 

---En tercer lugar, el incremento de la abstención, que ha subido casi cuatro puntos desde las elecciones del 95, situándose en un 40,08%.

Ahora bien, en este tema hay que hilar muy fino, pues algo está cambiando en el país, al aparecer una nueva abstención, a partir de las elecciones municipales del 13J, que se amplía en las del 17O, entre los votantes del centro derecha de CIU y el PP. De manera que a la abstención ya tradicional de un amplio número de votantes del PSOE en las elecciones generales, que se retraen de participar en las autonómicas, hay que sumar ahora este nuevo tipo de abstencionistas del centro-derecha, principalmente de CIU.

La novedad, en estas últimas elecciones, es que la abstención de izquierdas baja algo, aunque no hasta el punto de que la participación alcance el nivel de las generales en los barrios y ciudades abstencionistas. Y, junto a ello, es muy relevante también el hecho de que la abstención en el espacio de CIU experimenta un salto cualitativo importante.

 

---En cuarto lugar, resulta altamente significativo igualmente que haya habido un trasvase de votos desde CIU y PP hacia PSC-CPC.

 

---Por último, resulta significativo y apreciable que las tendencias electorales antes mencionadas se producen principalmente en la provincia de Barcelona, siendo inexistentes o o de menor importancia cuantitativa en el resto de Cataluña.

 

¿Cómo interpretar estos cambios? ¿Cuáles son los factores que los producen? ¿Se derivan únicamente del desgaste natural de Pujol y CIU después de su largo período de veinte años de ejercicio del poder, o hay algo más?

En mi opinión, el factor "desgaste" no explica las nuevas tendencias electorales si no es mínimamente, dado que las encuestas detectan una imagen de buena gestión por parte del gobierno de CIU en la opinión pública . Imagen positiva derivada más de las carencias de la oposición a lo largo de estos últimos años que de una realidad objetiva.

Por el contrario, el factor que parece más significativo para explicar las nuevas tendencias electorales es que se está produciendo un cambio de hegemonía en el país, resultante de sustituir la dialéctica catalanismo-españolismo por la de nacionalismo-federalismo.

 

EL CAMBIO DE HEGEMONIA Y LA NUEVA DIALECTICA

NACIONALISMO-FEDERALISMO

 

En efecto, la evolución política del conjunto de España, así como el acceso de Maragall al liderazgo del PSC y su defensa de una solución federal al desarrollo constitucional español y al problema del status de Cataluña en España, han abierto una nueva dinámica política en el país.

Frente a lo que parece un camino sin salida seguido por los nacionalismos periféricos, con sus pretensiones confederales plasmadas en la Declaración de Barcelona, en lo que implican de rechazo abierto o implícito del modelo constitucional, en sus reivindicaciones de vaciado de las instituciones comunes o de adquisición de un status privilegiado, la solución federal aporta una lógica distinta, más integradora y consensual, más aceptable para la mayoría del pueblo de Cataluña y para el conjunto del pueblo español.

El federalismo, además de desbloquear la situación derivada de la política seguida por el nacionalismo durante los últimos años a nivel de Estado, constituye una visión distinta de la sociedad catalana, que permite evitar una fractura potencial del pueblo catalán y corregir la hostilidad y el rechazo crecientes en el resto de España a las actitudes y soluciones de los nacionalistas. Y todo ello, sin renunciar a la defensa de la diversidad, la identidad y el autogobierno de los pueblos de España, pero integrándolos en comunidades más amplias, como la española o la europea, en la fraternidad humana e histórica entre estos pueblos, en el mestizaje y el multiculturalismo, así como en el mantenimiento de un potente proyecto político compartido entre ellos.

En otros lugares de esta barraca que poseo en Internet he defendido estas ideas. Véanse, por ejemplo, los artículos "!Muy bien por los capitanes!", "El laberinto español y los nacionalismos periféricos", "El desarrollo federal de Europa y España", "El huevo y la cáscara: introducción para un debate con los nacionalismos","Cataluña en la encrucijada

", o "prospectiva del curso 1999-2000".

Pues bien, lo que revelan los resultados electorales, desde mi punto de vista, es la transición desde una dialéctica en cierto modo falsa e inercial de catalanismo frente a españolismo, hegemonizada por los nacionalistas, hacia una nueva dialéctica entre nacionalismo y federalismo, liderada por los socialistas a nivel catalán, español y europeo.

Si este cambio de hegemonía que comienza a arraigar se consolida, el PSC podrá dirigir no sólo la sociedad catalana en su conjunto, sino el espacio político del catalanismo. Habrá que esperar a ver como evolucionan CDC, UDC y ERC, pero yo confio bastante no sólo en la lucidez de los dirigentes catalanistas, sino en la madurez y realismo del pueblo catalán.

Por otra parte, frente a lo que me parece una posición defensiva e inercial del PP, que parece que sólo se mueve en el tacticismo a corto plazo por mantenerse en el poder, sin contar con un proyecto que sustente una política de desarrollo constitucional del Estado de las Autonomías, el PSOE parece disponer ya de una solución federal aceptada para el conjunto del Estado. La influencia del proyecto del socialismo catalán en el PSOE, y la búsqueda de aliados por parte de éste en el conjunto de las nacionalidades y regiones para impulsar este desarrollo, parecen condiciones necesarias y urgentes. Sería suicida no llevar este debate a la opinión pública en la próxima campaña electoral y no poner en marcha el proyecto federal en la próxima legislatura.

Ante este cambio de hegemonía, ¿cuál será la postura a adoptar por los nacionalistas en lo que se refiere a sus objetivos programáticos, discrepancias internas y alianzas parlamentarias en Cataluña y el resto de España?

 

LOS DILEMAS NACIONALISTAS

 

La estrategia seguida hasta ahora por los nacionalistas, de reivindicación del "fet diferencial", el rechazo del "café para todos" y la búsqueda de soluciones únicas para Cataluña en lo que se refiere al incremento de la capacidad de autogobierno y el pacto fiscal, parecería impulsarlos hacia la búsqueda de una coalición con ERC para radicalizar la orientación nacionalista y presionar a un Gobierno central minoritario a fin de realizar dichos objetivos.

Esta sería la postura más aceptable para el sector radical de CDC, cada día más influyente en el partido y dominante entre las juventudes nacionalistas. La formación de un bloque nacionalista con ERC y la tensión rupturista con el ordenamiento constitucional y estatutario que este implica, parece ser la posición apetecida por amplios sectores del nacionalismo catalán en ambos partidos.

Pero este posicionamiento, de radicalización de la orientación nacionalista, choca con el riesgo cierto de incrementar el desapego de amplios sectores de votantes de CIU en las elecciones de primavera, su abstención o reorientación de voto, lo que incrementaría la hegemonía de los socialistas catalanes y reduciría la fuerza de la coalición en las Cortes generales. Debilitando, por consiguiente, su papel de bisagra parlamentaria en la formación de un gobierno en minoría en Madrid y la posibilidad de consecución de sus objetivos programáticos.

Por otra parte, UDC, con 13 escaños en el Parlamento de Cataluña, no parece inclinarse por esta solución, como afirmaba Duran Lleida en la Vanguardia del 24-10-99.

Por ello, esta opción se queda de momento en la recámara, a la espera de lo que resulte de las elecciones a Cortes de primavera.

La segunda opción es una alianza explícita con el PP en el Parlamento de Cataluña, pues igual que ERC, éste, con sus 12 escaños, podría proporcionar una mayoría absoluta en el Parlamento a CIU.

Pero aquí aparece otro tipo de obstáculos externos y aparentes: el desprecio olímpico, sectario y antidemocrático del nacionalismo catalán hacia el PP, al cual se pretende marginar y expulsar de la vida política catalana. Actitud sectaria y antidemocrática en la que muchas veces son acompañados alegremente por los socialistas.

Por ello, Pujol, durante la campaña electoral, prometió que se opondría a incorporar al PP al gobierno de Cataluña, aunque mantendría su posición de apoyo al gobierno de Aznar en Madrid para garantizar la estabilidad. Ahora, después del 17O, CIU se verán obligados a intercambiar apoyos en Madrid por apoyos en Barcelona con el PP, y esperar a ver qué pasa en las elecciones a Cortes. La forma que adoptará este apoyo del PP está aún pendiente de negociación, guarda relación con el rechazo por parte de ERC, y puede variar desde un apoyo activo en la investidura, con pactos parlamentarios para la legislatura, hasta un apoyo pasivo, de no rechazo, hasta las elecciones generales. Después, Dios dirá.

Lo que parece claro es que CIU se mantendrán a la espera de los resultados de primavera para adoptar una posición definitiva y firme.

Pero hay tres factores más, de suma importancia, que van a condicionar la estrategia del nacionalismo: la reestructuración del nacionalismo catalán que se está comenzando a producir, la sucesión de Pujol en el liderazgo del nacionalismo y las estrategias de los socialistas y la izquierda tanto a nivel catalán como español.

Por lo que se refiere a la reestructuración del espacio político del nacionalismo, el cambio de hegemonía que se está produciendo lo va a afectar de raíz, y en esta dinámica van a jugar decisivamente las transformaciones que se produzcan en CDC, UDC, PP y ERC.

El nacionalismo tiene dos opciones, la radicalización o la moderación nacionalista, afectando de manera distinta cada una de ellas a la reconfiguración de las fronteras y alianzas de las fuerzas políticas implicadas.

Si CDC opta por la radicalización se coaligará hacia ERC, fragmentándose UDC, que se aproximará hacia el espacio moderado del electorado, a ocupar junto con el PP. Si CDC opta por la moderación se coaligará hacia el PP, fragmentándose un sector hacia ERC. Por ello, las políticas que vayan a seguir el PP y ERC son de enorme trascendencia.

Pero desearía apuntar algunas hipótesis más:

a) la radicalización de CDC reducirá el espacio electoral del nacionalismo, aunque incremente la fuerza organizativa y la cohesión de sus partidos en el corto plazo.

b) Si el PP quiere tener futuro en Cataluña, su política debería orientarse hacia la ocupación del espacio moderado del nacionalismo y mantenerse en la orientación de centro derecha en la coordenada derecha-izquierda. Es decir, no debe hacer una política antinacionalista en sentido estricto, sino solamente una crítica frontal de los aspectos radicales, insolidarios, desintegradores o excluyentes del nacionalismo.

c) El papel del PSC-CPC es también muy determinante: según como desarrolle su alternativa federal y de centro-izquierda en Cataluña y, junto con el PSOE, en el conjunto de España, podrá consolidar su hegemonía durante unos cuantos años, mientras se culmina el desarrollo del Estado español y de la Unión Europea. Si tiene éxito en esta empresa, absorberá una fracción de ERC y de IC, contribuyendo a configurar un sistema de partidos catalán estable y centrípeto.

En fin, todas estas hipótesis especulativas tienen una lógica de fondo, aunque son bastante arriesgadas. Pero, en el corto plazo, ¿cómo solucionar el lío catalán a partir de la primavera?

 

ES EL MOMENTO DE UN PACTO DE ESTADO

Como vengo sosteniendo hace tiempo, es necesario culminar el desarrollo del Estado Autonómico, a fin de llenar la ausencia de modelo de Estado y las deficiencias del diseño constitucional. Y la solución federal parece ser la única viable: se trataría de configurar un modelo de Estado similar al alemán, con una Administración única muy descentralizada en las Comunidades Autónomas y Municipios, de acuerdo con el principio de subsidiariedad, y un Senado potente que posibilite la participación directa de los Gobiernos autónomos en el poder central. Ello permitiría integrar en un proyecto común y compartido a las nacionalidades y regiones en el diseño de las grandes líneas políticas del conjunto. Esta sería, según mi opinión, la estructura más en sintonía con el desarrollo de la UE.

Y la próxima legislatura es el momento inexcusable para abordar este gran objetivo: dejar correr el tiempo no hace más que deteriorar la integración del país. El PSOE, el PP, el PSC, IC, lo que quede de IU, los regionalistas de las diversas comunidades y los nacionalismos gallego y catalán ---si Pujol es capaz todavía de utilizar su inteligencia e intuición para encauzar la transformación del nacionalismo--- son elementos imprescindibles para llevar adelante este gran objetivo de desarrollo político de España.

Los obstáculos son la inercia y el tacticismo del PP, la deriva hacia las catacumbas del nacionalismo vasco, y la crisis de liderazgo de Pujol. Don Manuel Fraga y el sector más racional del PNV podrían jugar un gran papel positivo para superar estos obstáculos.

Desde esta perspectiva, el lío de la transición en Cataluña adquiere otro sentido, porque significa la culminación de la transición del conjunto del Estado español. Un Pujol recentrado y revigorizado y/o un Maragall que le suceda en el liderazgo de Cataluña, son personalidades clave para impulsar este proceso.

El futuro político del país es enormemente complicado y lleno de incertidumbre, pero esperanzador y apasionante. Que la suerte nos acompañe a todos.