DESPUÉS DE TODO LO OCURRIDO, ¿QUÉ NECESITA EL PAÍS?

Artículo de Luis Bouza-Brey del 25-5-11

 

Creo que, desde el punto de vista del interés general, después de las elecciones locales, que han supuesto una derrota del PSOE en todo el territorio y por todo lo alto, existen dos objetivos:


1.- Que Zapatero se vaya del todo, tanto de la Presidencia del Gobierno como de la Secretaría General del PSOE.
Es necesario que deje el Gobierno porque es un lastre que crea desconfianza interna e internacional, y sin confianza el país no se recupera, sino que se hunde. La derrota electoral ha supuesto un referéndum que le ha privado de autoridad para continuar gobernando.

Es necesario que deje la Secretaría General del PSOE porque es una posición de control que impide que quien le sustituya pueda liderar con autonomía y libertad.

2.- El segundo objetivo es no prolongar un año más la agonía del país, y convocar elecciones generales cuanto antes, para que se forme un Gobierno que acabe con esta pesadilla e inicie la recuperación de España frenando su descomposición en todos los ámbitos.

¿Cómo se consigue adelantar la convocatoria de elecciones a este año sin tener que esperar boqueando en estado agónico hasta el verano del año próximo, entre unos y otros trámites?

La disolución del Congreso y la convocatoria correspondiente de elecciones anticipadas necesita un tiempo: el art. 42 de la Ley Orgánica de Régimen Electoral exige un plazo de entre 54 y 60 días entre la convocatoria y la celebración de elecciones. Si fuera posible la disolución ahora, el tiempo mínimo de intervalo nos llevaría al 18 de julio para la celebración de elecciones, pero no parece que julio sea la fecha adecuada para celebrar unas elecciones a Cortes que exigirían un alto nivel de participación para legitimar la nueva mayoría, que tendrá que adoptar medidas excepcionales para recuperar el ritmo del país.

Agosto tampoco parece un mes adecuado para elecciones ni para campaña electoral, por lo que nos vamos a septiembre como mes de campaña y a los primeros días de octubre como fecha para las elecciones.

Si esto es así, y si fijamos el 2 de octubre como fecha ideal de elecciones, y contamos entre cincuenta y cuatro y sesenta días hacia atrás, nos vamos a la semana del dos al nueve de agosto para disolver y convocar elecciones.
Pero, ¿quién ha de disolver y convocar?

Zapatero no parece dispuesto a ello ni a nada que sea percibir correctamente la realidad, por lo que tendrán que destituirlo por uno u otro medio. Ya debería haber dimitido el 23 de mayo pero no lo ha hecho ni hará nada con sentido común.
Por consiguiente, quedan dos meses para que alguien gobierne hasta primeros de agosto y disuelva las Cortes para adelantar las elecciones a octubre.

Vayamos, por tanto, al análisis de cómo se puede conseguir la sustitución de Zapatero en el Gobierno y en la Secretaría General del PSOE:


De acuerdo con el artículo 31 de los Estatutos del PSOE,


“…La Comisión Ejecutiva Federal será elegida por el siguiente sistema:

Elección del Secretario/a General, mediante voto individual, directo y secreto de toda la delegación del Congreso. Previa presentación de las diferentes candidaturas a la Comisión Electoral, con los requisitos que establece el artículo 5.1 de estos Estatutos.”

De acuerdo con el art. 32: “…El Congreso Federal del Partido será convocado por el Comité Federal, quien determinará las fechas y lugar de reunión por lo menos con 60 días de antelación.”

Y de acuerdo con el art. 33: “…Cuando circunstancias especiales aconsejen la convocatoria de un Congreso Federal extraordinario o cuando proceda para tratar sobre algún tema específico, no será preciso atender los plazos establecidos en el artículo anterior.

El Congreso Federal extraordinario podrá ser convocado por el Comité Federal o la Comisión Ejecutiva y preceptivamente cuando lo pidan la mitad más uno de los militantes; el órgano convocante determinará la fecha y lugar de su reunión, así como los puntos del Orden del Día.

El Congreso Federal extraordinario sólo puede adoptar resoluciones sobre las materias previstas en el Orden del Día para el cual fue convocado”.

 

Por tanto, para un Congreso Ordinario no hay tiempo, se iría a agosto, al tener que dejar transcurrir 60 días desde la convocatoria. Pero para un Congreso Extraordinario, sí: Zapatero fue elegido en Julio, en un Congreso Extraordinario después de la dimisión de Almunia.

Por otra parte, el art. 35 de los Estatutos del PSOE establece que: “…Es competencia del Comité Federal:

a) Dentro de las Resoluciones del Congreso Federal, definir la política del Partido entre Congresos.

b) Examinar la gestión de la Comisión Ejecutiva Federal.

b) Exigir, en su caso, la responsabilidad política de la Comisión Ejecutiva Federal mediante la presentación de una moción de censura, apoyada al menos por el 20 por 100 de sus miembros y sancionada para tener efectos por la mayoría absoluta de los y las integrantes del Comité Federal.”

 

Por tanto, si el PSOE quiere salvarse del desastre, el Comité Federal tiene que pedir la dimisión de Zapatero, y si no lo hace, el Grupo Parlamentario Socialista puede retirarle el apoyo y obligarlo a dimitir, rechazando una cuestión de confianza, o apoyando una moción de censura.

Esta es la última oportunidad que le queda al PSOE para demostrar que tiene algún sentido de Estado y acortar la agonía del país. Si no lo hace, la nueva censura de los electores puede consistir en un barrido total cuando se celebren las elecciones generales.

Una solución lógica al bloqueo de la situación sería que el Comité Federal decidiera convocar un Congreso Extraordinario de aquí a Julio, que en ese Congreso Extraordinario se eligiera nuevo Secretario General y candidato a la Presidencia del Gobierno y se reflexionara sobre la crisis del zapaterismo y del PSOE, elaborándose un nuevo programa para salir del caos.

¿Algo de esto se va a hacer o no?

Si de Zapatero depende, no. Pero el PSOE se la juega si no es capaz de acabar con esta pesadilla, exigiendo responsabilidades al creador del caos, nombrando un nuevo Secretario General y desatascando el bloqueo.