MEDIR LOS TIEMPOS Y LAS POSIBILIDADES DE LA SUSTITUCION DE ZAPATERO

Artículo de Luis Bouza-Brey (31-5-10, 12:00 hs.)

 

La situación de crisis política y económica del país hace brotar hipótesis distintas sobre cómo se ha de continuar el camino de superación de la crisis, pero en mi opinión no se están planteando con claridad los rasgos de la situación ni los posibles caminos de superación de la misma.

Uno tiende a considerar como mejor salida del laberinto que estos días se haya aprobado el decreto-ley de medidas económicas, a fin de aplicar alguno de los remedios urgentes y vitalmente necesarios para un país agónico, que tiene que frenar su descrédito internacional, político y económico.

Pero eso es sólo un primer paso, y lo que no se puede es incurrir en el error de creer que Zapatero puede continuar liderando la terapia a aplicar a la agónica situación del país, puesto que ha demostrado sobradamente su incapacidad, inconsistencia y falta de orientación ante la situación creada por él mismo.

Por ello, es urgente sustituirlo al frente del Gobierno, y la pregunta a plantearse, entonces, es ¿cómo?

Parece poco probable que Zapatero convoque elecciones, plantee una cuestión de confianza, o dimita: por propia iniciativa no va a poner en riesgo su posición de poder. Por esta razón, conviene buscar la salida que parezca más conveniente, sin contar con él, teniendo en cuenta la necesidad de ajustar la acción al apremio del tiempo y a los recursos disponibles. Analicemos la situación:

Uno cree que el tiempo apremia, y que el calendario diseñado por Duran Lleida es erróneo: no se puede continuar con Zapatero al frente del Gobierno hasta diciembre, para sustituirlo y convocar elecciones en los primeros meses de 2011. Es preciso sustituirlo ya, y constituir un Gobierno fuerte que continúe el ajuste durante un tiempo prudencial, y se comprometa a convocar elecciones después, en breve plazo. PSOE y PP deberían ponerse de acuerdo en ello: en conformar un gobierno de coalición o un acuerdo parlamentario que apruebe y ejecute la continuación de las medidas de urgencia necesarias para detener el derrumbe del país. Y CIU, si tan responsable es, debería subordinar sus intereses políticos a esta necesidad.

¿Quién podría encabezar ese gobierno de coalición o liderar el acuerdo parlamentario entre los dos grandes partidos? Sigo pensando que Almunia es la persona más adecuada, pues conoce bien la situación, cuenta con la confianza de la UE, y podría contar con el visto bueno provisional del PP.

Se puede contraargumentar a esto que no es Diputado, pero en ningún artículo de la Constitución se establece la obligación de que el Presidente del Gobierno sea Diputado: existen Ministros que no lo son, y aunque con ello se rompería una costumbre constitucional, podría hacerse mediante una convención o acuerdo por razones de excepcionalidad. Tampoco Solana es Diputado, y algunos lo proponen como candidato. Pero, a mi juicio, son ellos dos los más adecuados para desempeñar este papel, pues no se debería contar para él con ninguno de los miembros del Gobierno actual, que se han caracterizado en su comportamiento por su apoyo cerril a Zapatero, y son corresponsables del desastre como miembros del Gobierno.

El tiempo, por consiguiente, apremia letalmente, y lo que conviene discernir son las posibilidades de la acción: cabe la posibilidad de obligar a Zapatero a dimitir mediante una moción de censura constructiva apoyada por PSOE y PP con candidato del PSOE; cabe la posibilidad de que el grupo parlamentario socialista se ponga de acuerdo en pedir a Zapatero que dimita para dejar paso a un nuevo candidato a la Presidencia del Gobierno; cabe la posibilidad de forzar la dimisión de Zapatero mediante el rechazo de sus decisiones, obligándolo a plantear una cuestión de confianza; o cabe la posibilidad de que el PP exija desde ahora la convocatoria de elecciones anticipadas, si ve que el PSOE, pero también CIU y demás aliados del Gobierno, no son capaces de moverse para sustituir a Zapatero.

No obstante, cualquiera de estas posibilidades sólo podrá ponerse en práctica si PSOE y PP son conscientes de que el tiempo se agotó y asumen con firmeza la obligación que tienen ante la sociedad española de cerrar el ciclo zapatético de una vez y con urgencia.