LETAL AMBIGÜEDAD

 

Luis Bouza-Brey, Cousas a 6-9-15.

 

Comentario a: DESCONCERTANTE AMBIGÜEDAD, de BIEITO RUBIDO, en 'ABC' del 6-9-15 (más abajo).

 

 

Los editoriales y columnistas de "ABC", Bieito Rubido y sus astrolabios, constituyen algunas de las escasas voces en el país que aportan una visión lúcida sobre el más grave problema político al que se enfrenta España: el de la derrota o victoria del etnicismo excluyente, xenófobo, anacrónico y reaccionario, frente a los principios constitucionales de libertad, igualdad y solidaridad de los españoles.

Hasta aquí hemos llegado, después de una larga transición balbuciente ante el etnicismo: nos aproximamos con amodorramiento y confusión a la secesión sediciosa de Cataluña o a la mutación constitucional confederal que transformará el embrión malogrado de la democracia española en un aborto etnicista. Un engendro esperpéntico que nos conducirá a la desunión, la tiranía, la balcanización, la destrucción de España, y la emergencia de un Estado fallido y fracturado en el sur de Europa. Un escenario ideal para la penetración yihadista y el fundamentalismo islámico en el corazón de la democracia occidental.

 

Los españoles y sus élites deben despertar del letargo impuesto por una transición mal acabada, debida principalmente a la dejación de sus principios patrióticos, respublicanos e igualitarios por parte de un PSOE-PSC balbucientes, oportunistas y traidores.

Felipe González se encuentra ante el momento crucial de su vida: el de la rectificación y superación de su ambigüedad letal para el país, o el de la consumación de la traición propia y de su partido a la Patria en la que han nacido y al pueblo trabajador que los ha apoyado hasta ahora.

 

Comentario a:

 

 

DESCONCERTANTE AMBIGÜEDAD

 

 

de BIEITO RUBIDO, en 'ABC' del 6-9-15.

 

Mal pronóstico tiene la España actual si una de las voces más autorizadas y equilibradas del panorama político, la de Felipe González, se apresta a pedir perdón, apenas siete días después de escribir un catálogo de verdades sobre el problema catalán. Poco le duró el patriotismo. Yo daba por sentado que ese texto era fruto de una profunda reflexión, publicado por González tras sopesarlo mucho. Incluso me lo imaginé dándoselo a leer a su entorno para que lo valorasen. Ahora, sin embargo, proclama que Cataluña debe figurar como nación en la Constitución, lo que crearía una insólita situación conceptual: España, la nación más antigua de Europa, conteniendo otra nación. A lo peor, el expresidente piensa que con ello resolveríamos algo. Se equivoca. Los independentistas no se contentarán con nada de esto. Solo la claridad puede ayudar a un debate honesto, al que desde luego no contribuye González con su desconcertante ambigüedad. Uno de nuestros problemas, mayor casi que el hecho de que existan separatistas, es que el PSOE, el partido que más tiempo nos gobernó, no cree ni siquiera en la continuidad de España como tal.