POR LA VÍA DE LOS HECHOS CONSUMADOS

 

Editorial de “Libertad Digital” del 20/12/2004

 

Por su interés y relevancia, he seleccionado el editorial que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)

 

Cuando a finales del pasado año, tras respaldar el pacto con los independentistas catalanes y meses después de la decapitación política de Nicolás Redondo Terreros, José Luis Rodríguez Zapatero secundó la amenaza de Pasqual Maragall de saltarse la ley en el caso de que las Cortes Generales no autorizaran la convocatoria en Cataluña de un referéndum en pro de la reforma estatutaria, ya se hizo evidente lo que, por lo visto, algunos han tenido que esperar a descubrir en los últimos meses: A saber, que la falta de principios y la debilidad moral y política disfrazada de "talante" del secretario general del PSOE hacían de José Luis Rodríguez Zapatero un evidente peligro para el mantenimiento del orden constitucional en España, tanto si permanecía al frente de la oposición como si, contra todo pronóstico entonces, alcanzaba la presidencia del Gobierno.

 

Las esperanzas con la que los independentistas vascos y catalanes acogieron y buscaron la victoria electoral de ZP tres días después del 11-M ha ido pareja con la decepción de quienes esperábamos que una derrota del PSOE sirviera para renovar al principal partido de la oposición que ayudara a alumbrar un nuevo liderazgo o, al menos, un cambio de política que no fuera tan previsiblemente condescendiente con los delirios nacionalistas.

 

ZP en el Gobierno no ha hecho más que proseguir en esa senda de cesión ante los que abiertamente quieren acabar con el Estado autonómico consagrado en nuestra Constitución. Si poco antes de las elecciones vetó la condena al Plan Ibarretxe propuesta por la Asociación Nacional de Municipios, una de las primeras medidas legislativas de ZP ha sido la de revocar el endurecimiento penal que castigaba la convocatoria de referendums ilegales y la financiación de organizaciones ilegalizadas como Batasuna.

 

Estos son los antecedentes en los que nos hemos de fijar y no, desgraciadamente, en la coincidencia del voto negativo que este lunes el PP y el PSE han dirigido al Plan Ibarretxe, aprobado, no obstante, en su primer trámite parlamentario gracias a los votos del tripartito y de la abstención de los representantes de ETA. Más aun, después de ver este domingo que esa coincidencia de voto no supone la existencia de un frente común entre PP y PSOE, pues los socialistas vascos han decidido abandonarlo para proclamar una tercera vía llamada únicamente a debilitar las posiciones constitucionalistas y a incitar a los nacionalistas a proseguir por la vía de los hechos consumados.

 

Tampoco nos puede tranquilizar la evidente inconstitucionalidad del proyecto de Ibarretxe, si no hay una clara y disuasoria determinación por parte de los dos principales partidos de la nación, no sólo de cumplir la ley, sino también de hacerla cumplir de manera efectiva. Hace ya mucho tiempo que se proscribió la financiación y la representación política de ETA y, sin embargo, la violación de esa legislación por parte de los nacionalistas ha sido tolerada por la vía de los hechos consumados. La firmeza y el saber decir "no" son tan imprescindibles para parar la deriva secesionista como, ¡ay! incompatibles con el talante de ZP. Y eso lo saben perfectamente los independentistas, tanto los de Ibarretxe como los de quienes se fueron a Perpiñan a planear con ETA...