EL GOBIERNO OPTA POR NO HACER NADA

 

Editorial de  “Libertad Digital” del 03/01/2005

 

 

Por su interés y relevancia, he seleccionado el editorial que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)

 

Con un breve comentario al final: ¡HAGAN FRENTE A LA SECESION DE UNA VEZ, JODER! (L. B.-B., 3-1-05, 21:30)

 

La rebelión institucional puesta en marcha en el País Vasco no sólo pone en evidencia la determinación de los nacionalistas por hacer de una vez realidad los principios secesionistas con los que fundaron el PNV y, más tarde, ETA, sino también la pasividad —cuando no condescendencia— del partido que tiene la responsabilidad del Gobierno de la nación.

 

Acogerse al hecho de que el Plan Ibarretxe no prosperará porque el PSOE y el PP lo rechazarán en las Cortes Generales, tal y como acaba de limitarse a hacer el presidente del Gobierno y flamante “Personaje del año” del diario El Mundo, ya son ganas de no querer ver la determinación de los nacionalistas por saltarse la ley y de ignorar su anunciada decisión de hacer caso omiso a lo que se diga fuera del Parlamento vasco. La actitud de Zapatero se asemeja a la del policía aquel que trataba de tranquilizar a una mujer amenazada asegurándole por teléfono que no será víctima de ningún maltrato porque están claramente prohibidos por ley...

 

Lo que está claro es que los nacionalistas pincharon, notaron blando y siguieron profundizando. Ya fue lamentable que en su última reunión del Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo, ni el PSOE ni el PP trataran la rebelión institucional que, sólo horas más tarde, iba a escenificarse en el Parlamento de Vitoria con el apoyo de los diputados de ETA. Sólo un día después de asegurarnos los representantes del partido en el Gobierno y del principal partido de la oposición que se iban a tomar medidas judiciales para reducir la presencia de Batasuna en ámbitos públicos, ahí salía el representante de ETA en el Parlamento de Vitoria ofreciendo su apoyo al resto de los nacionalistas y leyendo un comunicado del jefe de la banda, en lo que constituye un clarísimo —como impune— delito de apología del terrorismo.

 

¿Y qué han hecho ahora tanto el presidente del Gobierno como el líder de la oposición? Rajoy, en lugar de solicitar con carácter de urgencia una reunión del Pacto por las Libertades o exigir una comparecencia inmediata del presidente del Gobierno en el Parlamento para que informe de cuáles son los pasos que tiene previsto dar, no ha sabido escenificar el dramatismo que conlleva esta rebelión anunciada por parte del nacionalismo vasco. Aunque Rajoy, con todo, no le haya quitado hierro en el fondo, sí lo ha hecho en las formas, limitándose a tratarlo en una entrevista dominical. Pero es que Zapatero, que es, por su parte, quien mayor responsabilidad tiene de cara a la necesidad de hacer frente a la rebelión que se ha puesto en marcha, no nos ha dicho cómo piensa sofocarla, transfiriendo así su obligación de cumplir y hacer cumplir la legalidad constitucional vigente a lo que salga de las urnas en las próximas elecciones autonómicas vascas.

 

Es imprescindible que, ante el desafío lanzado contra la democracia en España, todas y cada una de las instituciones vascas donde gobiernen PP y PSOE se desmarquen de la vía ilegal emprendida por los representantes autonómicos vascos, tal y como ha hecho ya, en reunión extraordinaria, la Diputación General de Álava. Así mismo, es imprescindible que ZP diga ya qué piensa hacer si los nacionalistas, tal y como han advertido, no hacen caso al rechazo de las Cortes al plan ilegal de Ibarretxe. Los españoles tenemos derecho a saber ya qué grado de ilegalidad perpetrado por los nacionalistas va a ser el que desencadenaría la aplicación por parte de nuestro Gobierno del artículo 155 de la Constitución, bajo el cual se suspendería la autonomía vasca. También tenemos derecho a saber cómo nuestro Gobierno trataría el anunciado referéndum ilegal por parte de Ibarretxe. Ya sabemos que el jefe del Ejecutivo lo quiere dejar impune, lo que se trata ahora es de saber si estaría dispuesto a desplegar fuerzas policiales para evitarlo o, por el contrario, dejaría que se celebrara sin reconocerle efectos jurídicos o políticos.

 

Ni el PSOE, por mucho que lo lidere Zapatero, puede eludir sus responsabilidades de Gobierno ni, en tal caso, el PP renunciar a sus labores de oposición. En este sentido, también cabe exigir al presidente explicaciones por las declaraciones de su socios independentistas de Gobierno, que aseguran que lo ocurrido en Euskadi es “sólo un entremés” de lo que pasará en Cataluña. Ciertamente, si Zapatero está dispuesto a refrendar cualquier referéndum contra la soberanía nacional y constitucional —tal y como dijo que estaría dispuesto a hacer antes de llegar al Gobierno— “el drama”, como diría Maragall, estará servido.

 

BREVE COMENTARIO: ¡HAGAN FRENTE A LA SECESION DE UNA VEZ, JODER! (L. B.-B., 3-1-05, 21:30)

 

¡Fíjense como tiene que estar uno para ponerse a vociferar por internet! Pero es que esto es indignante. Es indignante tener un Gobierno que es incapaz de cumplir y hacer cumplir la ley; es indignante ver como una minoría de locos vascos y catalanes pretenden imponer su voluntad a cuarenta millones de españoles; es indignante ver al PSOE renunciar a sus principios para no perder el poder; es indignante que malvendan el país un grupo de inútiles encaramados al Gobierno por obra y gracia del terrorismo; es indignante que pretendan demorar la adopción de decisiones que frenen en seco el proceso secesionista, para no crearse problemas con sus aliados independentistas; es indignante la cobardía, la corrupción de una tradición centenaria y la ineptitud de los dirigentes del PSOE y del PSC; es indignante que rechacen la mano tendida del PP para ayudar a resolver la situación.

¿Pero qué se puede hacer?, preguntarán algunos:

 

1.- Reunión del Pacto por las Libertades y declaración solemne de rechazo al Plan Ibarretxe y de resolución firme de adoptar cualquier tipo de medida tendente a bloquearlo, incluidas las más coercitivas. Este sería el primer aviso.

2.- Rechazo a cualquier entrevista con Ibarretxe que pudiera ser entendida como una negociación o aceptación por debilildad ante la propuesta independentista.

3.- Interposición de la impugnación prevista en el art. 161, 2 de la Constitución contra las disposiciones y resoluciones de las CCAA.

4.- Apertura de una vez en el Parlamento y en la opinión pública de un debate sobre los límites al nacionalismo y sobre los Pactos de Estado entre el PSOE y el PP para ponerle coto.

5.- Declaración conjunta del PSOE y el PP en el Parlamento, cuando se deniegue la aceptación del Plan Ibarretxe.

6.- Preparación de un repertorio de medidas a adoptar en caso de que los nacionalistas vascos opten por la vía de la ruptura y el referéndum inconstitucional para desarrollar sus planes. Medidas que deberían incluir la aplicación del artículo 506 del Código Penal por usurpación de atribuciones contra el Lehendakari y su Gobierno y la suspensión de la autonomía vasca de acuerdo con el artículo 155 de la Constitución.

7.- Estas medidas deberían ser hechas públicas  y conocidas por los vascos antes de las próximas elecciones, para que sepan a lo que se arriesgan si apoyan opciones rupturistas.

8.- Formación de un Gobierno de unidad nacional entre el PSOE, el PP y las minorías que quieran sumarse a él para poner en marcha los Pactos de Estado previstos en el apartado 4.

Este Gobierno se disolvería al haber puesto freno a la crisis de orden público provocada en Euskadi, finiquitado las alianzas demenciales del PSC en Cataluña y aprobado las reformas constitucionales y electorales necesarias para cerrar el proceso inacabado de la transición.

 

¿Les parece muy radical todo esto? Constituye una respuesta radical a una amenaza radical contra la democracia española, en una situación de debilidad aparente que puede transformarse en un bloque de firmeza para frenar la crisis. Y el PP debería tender la mano por última vez al Gobierno y al PSOE: si fuera nuevamente rechazado tendría que orientarse a su derribo, pues no se puede continuar con la política del avestruz astuto y miope ante un nacionalismo contrarrevolucionario. O se le hace frente con firmeza o la democracia española se hunde.