28-N: MENSAJE EN UNA BOTELLA
Artículo de Cristina Losada en “Libertad
Digital” del 01 de diciembre de 2010
Por su interés y relevancia he
seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.
En Galicia, antes, en
Cataluña, ahora –y con daños mayores– el experimento acaba por irse a pique. Es
el mensaje que los desolados náufragos deberían enviarle a Zapatero.
Si alguna vez se hubiera ido, se podría anunciar el
regreso del nacionalismo al Gobierno catalán. Como en los pasados siete años no
ha dejado de estar y ha estado incluso en sus más estridentes variantes, habrá
que archivar los resultados del 28-N bajo un título menos incierto. No será
fácil. El electorado catalán, aún medio escondido en el refugio de la
indiferencia, ha propiciado, sobre todo, una debacle. No, desde luego, una
"victoria histórica del catalanismo", como en un instante de euforia
manifestaban desde CiU. ¿Acaso eran los del tripartito expelido menos
catalanistas que los de Mas y Durán? Así, sin moverse
del cosmos nacionalista, único realmente existente, se ha producido un
realineamiento de planetas. Un par de ellos se han llevado la peor parte.
Histórica ha sido la caída del socialismo catalán y,
si no fuera porque el término le viene grande, cabría calificar el retroceso de
Esquerra de esa guisa. Se discute si hay más o menos "soberanistas"
ahora que antes. Yo digo lo del gallego: depende. De qué se aloje en ese
adjetivo indeciso. Pero quienes representaban en el tripartito la opción
secesionista no encubierta se han dado un descomunal batacazo, que ni siquiera
compensa la suma de los nuevos frikis del lugar. Cuando
se cruzan el eje identitario y el factor gestión y
crisis, la recuperación de Convergencia ha de atribuirse más al segundo que al
primero. No hay motivo para castigar a Montilla por "españolista".
Quienes le despreciaban por charnego nunca le votaron. Y en cuanto a
echar leña al fuego identitario, nada se le puede
reprochar. El PSC ha estado a la altura del nacionalismo confeso y aún superó
el listón que dejara el gran Pujol.
El proceso deconstructor
que el PSC y el PSOE abrieron con la infeliz ocurrencia del nuevo Estatuto y el
abrazo con el nacionalismo "de izquierdas" ha tocado a su fin de la
manera humillante que aguarda al temerario y torpe aprendiz de brujo. Achaquen
los socialistas, si quieren, que querrán, este crepúsculo suyo, tan poco grandioso,
a la grave enfermedad de la economía. Pero la única comunidad donde han
mejorado electoralmente, de 2009 acá, es el País Vasco. La única en la que han
mantenido una menor servidumbre hacia el nacionalismo. En Galicia, antes, en
Cataluña, ahora –y con daños mayores– el experimento acaba por irse a pique. Es
el mensaje que los desolados náufragos deberían enviarle a Zapatero.
Cristina Losada es uno de los autores del blog Heterodoxias.net.