ROSA DÍEZ

 

 Artículo de Santi  Lucas en “El Semanal Digital” del 06.06.06

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

6 de junio de 2006.  Me separa de ella un largo trecho político e ideológico. Rosa Díez es socialista y yo no. Rosa Díez ocupa un escaño de eurodiputada por el partido socialista y yo el único que escaño que tengo es un banco duro con respaldo. Sin embargo, me identifico plenamente con ella cuando habla, demostrando un coraje inexpugnable, del fin del terrorismo y de la falta de respeto que el Gobierno está acreditando en torno al mismo. En ese terreno, me solidarizo sin matices con su mensaje, con la valerosa dignidad de sus expresiones, con su diáfana evaluación de los sentimientos, de los recuerdos y la memoria de las víctimas. En su propio partido la arrinconan como si fuera una incómoda apestada, alguien que dice en voz alta lo que muchos de sus compañeros tapan y evitan decir con igual convicción. Esa circunstancia multiplica el interés de su compromiso genuino y nada acomodaticio.

Yo también soy Rosa Díez cuando de rebelarse contra el chantaje de los violentos se trata, uña y carne cuando desenmascara el engaño de Rodríguez Zapatero, hermano de sangre cuando se niega a admitir la rehabilitación gratuita e insultante de los terroristas. No puedo sentirme más cerca de ella cuando llama a las cosas por el nombre que tenían antes que Zapatero narcotizara el ambiente con su letal desvarío. Asumo el mismo concepto de libertad, de su conquista y ejercicio sin pagar un precio político a ETA. Vibro con su misma emoción cuando se niega a dar un paso atrás.

Estoy muy de acuerdo con Rosa Díez cuando rechaza la paz perversa e inmoral de Azcoitia: homenajes a los asesinos y víctimas refugiadas. Como ella, no participo tampoco del relativismo, la equidistancia, el desdén o la tibieza cuando de paz se trata y de las inadmisibles exigencias para lograrla. Para mí, como para ella, la sonrisa de Batasuna, tras sus comparecencias judiciales, es el sarcasmo más doloroso que podamos sufrir todos los demócratas y la más lacerante ofensa a las víctimas. La tregua del Gobierno, de los jueces, de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad no es el triunfo de la paz, es la claudicación del Estado de Derecho.

Dice Rosa Díez que Zapatero nos toma el pelo y yo también lo creo. Rosa Díez nos ha invitado públicamente a resistir, y yo estoy dispuesto, como muchos otros millones de españoles, a resistir con ella.