EL VIRUS DEL CATETO CANTONAL

 

“Las Pesquisas de Marcello”  en “La Estrella Digital” del 14.02.08

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

A los nacionalistas no hay quien los entienda. Sobre todo a los de CiU (los del PNV están en el monte, y los del BNG en el chapapote). Por un lado quieren lograr la independencia y luego se quejan de que se retrasa, por ejemplo, el AVE que une Barcelona con Madrid. Lo lógico sería todo lo contrario: que pidieran el cierre del puente aéreo y le cerraran el paso al tren de alta velocidad. Luego se va Artur Mas a un notario —no sabemos si ya ha retirado la declaración— para certificar que nunca pactarán con el PP, mientras los de ERC y los catalanistas del PSC firman en el Tinell un pacto para aislar a los populares, algo nunca visto desde el inicio de la Transición.

Esto por una parte. Por otra pactan por fin el nuevo Estatuto catalán, tras no pocos disparates y vicisitudes y con una escasa participación de votantes catalanes en el referéndum, y ya están pidiendo otro Estatuto nuevo con un nuevo sistema de financiación, al estilo del cupo vasco, y la cantinela de la balanza fiscal. Mientras, reaparece Jordi Pujol y dice que, después de las elecciones, CiU piensa cobrar “por adelantado” cualquier pacto en Madrid, sin descartar, a priori, a nadie, a pesar de lo del notario de Mas, y cuando Duran Lleida sigue insistiendo desde Unió que ellos deben entrar en el Gobierno de Madrid, lo que no comparte su compañero de Convergència.

Y en estas estábamos cuando se reúnen ufanos los de Galeusca, el club de nacionalistas gallegos, vascos y catalanes (BNG, PNV y CiU), para decir y presumir de que ellos tendrán la llave de la gobernabilidad en España en los próximos cuatro años, gane el PSOE o el PP las elecciones de marzo, y que impondrán su ley, e incluso pondrán un nacionalista al frente del Congreso de los Diputados, para acabar con lo que llaman el “virus centralista” de Madrid.

O sea, quieren la independencia y controlar el Parlamento español, entrar en el Gobierno de España, en los altos tribunales, en la banca, las eléctricas, las telecos y contar un puente aéreo y puente de alta velocidad con Madrid, en vez de mirar hacia Francia, como sería más lógico y natural. El virus del que padecen los nacionalistas no es el centralista sino el pueblerino, cateto y acomplejado, sin entender nada de nada, sufriendo una regresión en toda línea, aislándose de España y de Europa y el mundo global, donde sólo han de tener sitio y protagonismo los Estados fuertes, y no las nacionalidades de vieja usanza. Los nacionalistas son unos catetos y además incapaces de hacer respetar las libertades en Cataluña, País Vasco y Galicia —véase el incidente de María San Gil, la quema de fotos del Rey, o la barbarie de ETA y de la kale borroka—, y la democracia como Dios manda. Ni saben gobernar en sus autonomías, como se ve en el permanente caos catalán y todavía aspiran a gobernar en Madrid.

Los políticos catalanes, gallegos y vascos deberán, para empezar, aprender algo de sus empresarios, banqueros —ayer inauguró La Caixa en Madrid, en presencia de los Reyes, su impresionante Forum cultural (CaixaForum)— e intelectuales sin complejos, antes de decir tonterías como la de pretender la presidencia del Parlamento español cuando todos ellos juntos representan el 10 por ciento de la nación. ¿El virus centralista? Su enfermedad es mucho más sencilla, se llama “virus del cateto cantonal”. Pero ¿no ven lo que está pasando con la economía mundial? ¿Por qué no se ocupan en sus pueblos de los verdaderos problemas de su gente y sus países, que están perdiendo el tren del progreso y de la modernidad? Por no saber, ni siquiera saben lo que es un Estado federal. Además, ¿han descartado la gran coalición PSOE-PP, como la que en Alemania ha dado excelentes resultados y reducido todo el ámbito federal?