ZAPATERO NO TIENE PRISA NI ADVERSARIOS

Artículo de Marcello en “La Estrella Digital” del 16 de noviembre de 2009

Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web

 

España sigue a la cola de la Unión Europea y es de los pocos países que no han logrado escapar de la recesión, pero Zapatero no tiene prisa, le da igual que pasen algunos trimestres porque para él lo importante no es acabar con el desempleo sino mantener la paz social, sin hacer concesiones al capital. Porque el presidente defiende, ante todo, su base electoral y su discurso de la izquierda para evitar el riesgo de una huelga general que podría dañar su aureola progresista. Aunque todo apunta a que está dispuesto a impulsar la reforma del mercado laboral, intentando que sean los sindicatos los que con su impulso abran la puerta de nuevos modelos de contratación, al estilo, por ejemplo, de los contratos a tiempo parcial y subvencionados con los fondos del paro que se utilizan en Alemania.

El presidente cree que todavía tiene mucho tiempo por delante y que, poco a poco, va a recomponer la vajilla nacional que él mismo rompió a lo largo de sus cinco años de mandato. Cree que el Tribunal Constitucional, aunque bramen los nacionalistas y los catalanistas del PSC, le arreglarán el gran lío del Estatuto catalán, y probablemente habrá visto con buenos ojos la última propuesta del entorno de ETA abertzale pidiendo otra negociación, porque cree que ello demuestra la debilidad de la banda y de su entorno político (hundido en la sentencia de Estrasburgo) y que a lo mejor -piensa Zapatero- los etarras deciden hacerle el gran regalo de una propuesta de entrega de las armas, para ofrecerle esa victoria a su gobierno, temerosos de que en el 2012 gobierne el PP.

El presidente es otro apasionado domador de los tiempos -como Rajoy- y así considera que el tiempo lo arreglará todo, la crisis económica, ETA, el Estatuto catalán, incluso la crisis del Alakrana que ha dejado en pañales a su Gobierno. Y mientras tanto va sacando adelante algunas conquistas de su programa electoral como la financiación autonómica, o la ley del aborto, y espera conseguir en los próximos días el inicio de un pacto social entre los sindicatos y los empresarios, para celebrarlo antes de final de año y llegar así a la presidencia de la Unión Europea, la que espera con ilusión para la recuperación de su liderazgo y de las expectativas del PSOE en los sondeos electorales, lo que dejaría en muy mala posición a Rajoy y volvería abrir la crisis del liderazgo en el seno del PP.

Sin embargo, ni lo de ETA va tan rápido, ni lo del Estatuto catalán tiene un buen cariz. Y sobre todo los españoles, las familias y las empresas, que no tienen soluciones a sus problemas de paro y financiación, por causa de esta grave crisis de la economía, no le van a perdonar sus mentiras y sus errores.

Pero Zapatero insiste en que el tiempo lo cura todo y además sigue teniendo a su favor los grandes medios de comunicación, y ésa es una ayuda esencial. Especialmente, cuando en la Moncloa saben que el PP de Rajoy está muy aislado en los medios, incluso entre los propios de la derecha, que buscan un liderazgo más contundente, primero con Aguirre y ahora con Rato, que se ha subido al trampolín imaginario de Caja Madrid, dispuesto a saltar en la piscina de la dirección nacional del PP a la primera oportunidad.

El presidente no tiene prisa porque tiene poca oposición política, mediática y social. Y sobre todo no se mueve un gato en saco del PSOE, donde sólo tiene problemas en el PSC, que podrían ir a más con una sentencia contraria a cuestiones esenciales del Estatuto catalán. Pero los de Montilla tampoco están para muchas alegrías, después de la corrupción de Santa Coloma, y después de su caída en las encuestas, de manera que Zapatero es el dueño y señor del PSOE, del Gobierno de la nación y de la mayoría parlamentaria porque ha encontrado la manera de sortear sus problemas en el Congreso, unas veces con el PNV, otras con los canarios y navarros, otras con ERC, mientras el PP progresa lentamente en las encuestas y no acaba de cerrar su crisis interna, lo que no será posible sin unas decisiones traumáticas sobre Aguirre y sobre Camps.